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El último caso de polio en Panamá se registró en 1972. De esa fecha a la actualidad, solo se conoce en los libros de Medicina.

Los pediatras jóvenes en Panamá nunca han visto morir a los niños a causa del sarampión. Tampoco secuelas debido al neumococo o la rubéola, de manera fundamental porque son enfermedades erradicadas en el país.

Esta descripción del Dr. Alberto Bissot, presidente de la Asociación Panameña de Pediatría, pediatra y neonatólogo, así como jefe del Departamento de Neonatología del Hospital del Niño, demuestra una fortaleza reconocida por las organizaciones globales de Salud: la existencia en Panamá de un programa robusto de vacunación, llamado a no bajar las cifras de inmunización a pesar de la circunstancia de la pandemia.

El Dr. Bissot, durante el encuentro La importancia de la vacunación pediátrica en tiempos de covid-19, organizado por Pfizer Centroamérica y el Caribe para periodistas de la región, destacó que el país cuenta con un programa de inmunización, amplio y excelente, desde hace muchos años.

La Ley 48 de 5 de diciembre de 2007, que regula el proceso de vacunación en la República de Panamá, establece que la vacunación contra enfermedades inmunoprevenibles “será de obligatorio cumplimiento en todo el territorio nacional”, además de garantizar su gratuidad.

Cabe señalar que la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en su informe de la situación de Panamá número 35, de fecha 11 de octubre de 2020, recordó que ante la pandemia de covid-10 “en muchos países la atención primaria ha estado sometida a circunstancias extraordinarias que han interferido en el acceso a la vacunación”.

Según datos de la sección de registros y estadística de salud del Programa Ampliado de Inmunización del Ministerio de Salud de Panamá (Minsa), citado por la OPS, “al comparar las coberturas de vacunación en los niños menores de un año y de un año para el primer semestre del año 2019 y 2020, se observa una disminución entre 30% y 50% en el acceso y la cobertura de vacunas” contra el tétanos, difteria y tosferina (Tdap) y la triple viral (sarampión, rubéola, parotiditis).

Esta circunstancia ha impulsado al Ministerio de Salud (Minsa) de Panamá a generar estrategias para que los buenos números alcanzados en materia de vacunación por el país no decaigan a causa del covid-19.

El Dr. Bissot, al respecto, citó la iniciativa del Minsa de habilitar puestos de vacunación en los centros comerciales para favorecer la atención de las personas y así evitar enfermedades “que producen muerte e incapacidad y son prevenibles por vacunas”.

Recordó que las creencias erróneas son un obstáculo contra la vacunación. Por ejemplo, cuando una persona aconseja a otra no vacunarse porque le dará fiebre “o le va a doler”.

“Es mejor tener una fiebre pequeña por 24 horas y no sufrir las consecuencias de la enfermedad, lesiones permanentes o incluso la muerte”, advirtió.

El Dr. Bissot pidió confiar en las vacunas porque son el resultado de estudios documentados y serios.

Por otra parte, exhortó a confiar en los sistemas de salud y no tener temor de ir a vacunarse.

Invertir en vacunas; ganar en vidas

El Dr. Carlos Espinal, director del Consorcio Global de Salud y presidente interino del Departamento de Política y Gestión Sanitaria de la Facultad de Salud Pública y Trabajo Social Robert Stempel de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, quien además fue asesor del equipo de Malaria de la OPS, señaló que es necesario recobrar el valor de la vacunación.

El Dr. Espinal, quien también participó en La importancia de la vacunación pediátrica en tiempos de covid-19, advirtió que las personas tienen desconfianza de recibir las vacunas, incluida la futura contra covid-19, a pesar del riesgo de la pandemia, “y esto ha amenazado la cobertura de vacunación”.

Señaló, en otra perspectiva, que la inmunización ofrece un retorno por cada dólar invertido de $16 (ahorros en atención en salud, pérdidas laborales y productividad debido a las enfermedades), superando, por ejemplo, al retorno en inversión pública que es solo de $3.

Otro enfoque de interés, es la importancia de las vacunas para reducir las muertes por resistencia microbiana: Se podrían salvar cerca de 10 millones de personas.

Por otra parte, hasta en 47% se lograría reducir el uso de antibióticos gracias a una vacunación temprana que evite la enfermedad y, por tanto, el tratamiento.

El especialista, entre otras conclusiones, señala que las vacunas deben considerarse un bien público.

De igual modo, los gobiernos, ante la transición demográfica que aumenta la población adulto-mayor, requieren ajustar los programas de inversión para la vacunación de estos grupos.

En el caso del adulto mayor, “es una prioridad en salud pública con el fin de reducir la carga de enfermedades como la influenza y el neumococo que aportan anualmente una elevada mortalidad, hospitalizaciones y muertes”.

Todos se deben vacunar

El Dr. Gustavo Lazo, especialista en Pediatría e Inmunología Clínica, así como profesor del Sistema de Estudios de Posgrado de la Universidad de Costa Rica, recordó en el conversatorio que los logros de la vacunación son evidentes.

Solo en el caso de la viruela, cuya erradicación se logró en 1980, esta enfermedad amenazaba al 60% de la población mundial “y producía la muerte de una de cada cuatro personas”.

Observa que cuando la enfermedad se controla, la gente cree que ya no es una amenaza, por tanto, deja de vacunarse.

En este punto las coberturas descienden y aparecen los brotes.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el neumococo (una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo), “causó cerca de 8.9 millones de casos de neumonía, en el año 2015” en el mundo. De estos casos, 3.5 millones fueron graves o muy graves.

Con respecto al sarampión, aun cuando existe “una vacuna segura y económica”, murieron 110,000 menores de cinco años en el 2017.

En 2019, sostuvo el Dr. Lazo, solo en África hubo 900% de incremento de casos.

De acuerdo con los datos compartidos por el Dr. Lazo, la vacunación permite evitar de 2 a 3 millones de muertes cada año y si bien en el último decenio “han sido vacunados más de 1,000 millones de niños”, cerca de 19.7 millones lactantes, menores de un año, no han recibido vacunas básicas.

Destaca que la vacunación ofrece un beneficio personal, pero es necesaria una estrategia colectiva, de grupo. Se llama inmunidad de rebaño “y solo se logrará con políticas nacionales de inmunización y altas coberturas”.

Esto alcanza no solo a los niños. También se deben proteger a los adolescentes, a las embarazadas, adultos y adultos mayores, porque además de prevenir los riesgos asociados con enfermedades prevenibles con inmunización, se evita el contagio de los más pequeños.

Reiteró que los países se deben adaptar y no descuidar la vacunación tradicional por atender el covid-19.

De hecho, de acuerdo con la OPS, “un análisis de la epidemia de ébola de 2014-2015, sugiere que el aumento del número de muertes causadas por sarampión, malaria, VIH/Sida y la tuberculosis, atribuible a fallas del sistema de salud, superó las muertes por ébola”.

La OPS estima que de manera global existe una reducción de hasta 25% en las coberturas y los recursos se están destinando a la pandemia.

Por otra parte, señala el Dr. Lazo, hay dos mensajes que entran en contradicción: Vacúnate y quédate en tu casa.  

En su perspectiva, el mensaje apropiado, además de respaldar y mantener los programas de inmunización, es un alerta a la conciencia cívica: “Vacúnese, el covid-19 no es la única amenaza”.

Violeta Villar Liste
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Mitos y verdades

  • Mito:

Las vacunas no son seguras: falso.   

Autoridades internacionales como la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) supervisan las rigurosas pruebas en laboratorios y hacen una evaluación exhaustiva para garantizar que las vacunas sean seguras y eficaces, y así poder otorgar la licencia de uso.

  • Mito:

Darle a un niño más de una vacuna a la vez podría aumentar el riesgo de efectos secundarios y sobrecargar su sistema inmunológico: falso.

Los niños deben recibir sus vacunas, lo más rápido posible, para protegerlos durante los primeros meses vulnerables de sus vidas.

Retrasar la vacunación de un niño puede aumentar su riesgo de contraer una enfermedad y exponer a otros a padecerla.

  • Mito:

Si mantenemos la higiene y el saneamiento adecuado, las enfermedades no se propagarán: falso.

Muchas infecciones pueden propagarse independientemente de nuestra higiene. Si las personas no están vacunadas, las enfermedades ahora poco comunes (como la poliomielitis y el sarampión) se desarrollarán y reaparecerán rápidamente.

Las vacunas tienen el potencial para brindar una protección duradera contra infecciones que pueden ser mortales, como la neumonía y meningitis.

  • Mito:

Los niños vacunados experimentan más alergia, autoinmunidad y enfermedades respiratorias en comparación con los no vacunados: falso.

No existe evidencia que compruebe un vínculo entre la vacunación y el desarrollo de enfermedades alérgicas, autoinmunes ni respiratorias.

  • Mito:

Es mejor contraer la enfermedad que vacunarse: falso.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), siempre es mejor prevenir una enfermedad que tratarla. Cuando un niño se vacuna, puede desarrollar inmunidad a una enfermedad sin tener que padecerla.

  • Mito:

Las vacunas causan autismo: falso.

Desde hace más de 15 años, se sabe que no existe relación entre recibir vacunas y desarrollar autismo.

  • Mito:

Al vacunarse, mi hijo puede contraer la enfermedad contra la cual es vacunado: falso.

Las vacunas hacen que el sistema inmunitario del cuerpo responda de manera similar a lo que sucede cuando una persona tiene una infección natural, pero sin causar la enfermedad o sus complicaciones. La mayoría de las vacunas contienen virus inactivados (muertos), por lo que no es posible contraer la enfermedad a través de estas.

  • Mito:

Si una enfermedad ya no existe en mi país o el riesgo de infectarme es bajo, no es necesario vacunarme: falso.

Las enfermedades mortales que parecen haberse erradicado pueden regresar cuando las tasas de inmunización bajan; es decir, se deja de vacunar o se vacuna muy poco.  

  • Mito:

Las vacunas son solo para los niños: falso.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inmunización ayuda a evitar cerca de dos a tres millones de muertes que son prevenibles por medio de vacunación, cada año, en personas de todas las edades.

Fuentes:

Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, OPS; OMS, Anales de Pediatría, World Health Organization (WHO), Unicef.