Editados por Malva Flores, Milenka Flores y David Medina Portillo, en marzo fueron puestos en circulación los volúmenes 1, 2 y 3 del Diario (Editorial Ariel, Grupo Planeta, México, 2024), de Alejandro Rossi (1932-2009), notable escritor y filósofo mexicano. Rossi, hijo de madre venezolana, vivió en Venezuela entre 1942 y 1952. En 2005 la UCV le concedió el doctorado honoris causa
Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional
Amigos lectores:
I.
El Papel Literario de este histórico 28 de julio -un 28 de julio que tantas veces pareció improbable o imposible- está dedicado a tres maestros de la literatura en lengua española: Alejandro Rossi (1932-2009), Octavio Paz (1914-1998) y Jorge Luis Borges (1899-1986). Heme aquí como un tendero pregonando sus especies: creo que esta entrega merece la lectura atenta de cabo a rabo, tengamos o no amistad previa con estos autores.
II.
La primera buena noticia viene de México: editados por Malva Flores, Milenka Flores y David Medina Portllo, la editorial Ariel ha puesto en circulación el Diario de Alejandro Rossi, ochocientas y tantas páginas distribuidas en tres volúmenes. Las entradas van de 1973 a 1989. Del tomo 1 -el que he leído hasta ahora- puedo decir: ahí está la inteligencia sutil, el hombre que se cuestionaba a sí mismo, el observador que tendía lazos reveladores entre las cosas. El diario de un escritor y pensador. La edición trae un magnífico prólogo de Malva Flores, que nos introduce en las múltiples vetas del Diario.
III.
Así, en las páginas 1 y 2 viene Los péndulos del albedrío, de Adolfo Castañón, escritor y amigo de Rossi, sobre el Diario. Escribe Castañón: “De ahí que el Diario deba ser visto como un laboratorio donde se exponen los procedimientos de la operación literaria, y como una mesa de operaciones, casi un quirófano donde se tocan las experiencias de la enfermedad y de la muerte, propia y ajena, por ejemplo, las de la madre o el padre del autor, para no hablar de la conciencia aguda del ser que se sabe condenado a morir. De ahí que no solo deba ser leído en términos literarios. Tiene el Diario una carga ética que hace de cada letra y de cada entrada de su calendario vivido una lección. Ha de ser leído como un testamento”.
IV.
En 2008, cuando Manual del distraído, obra axial de Rossi, cumplió 30 años, Gustavo Guerrero publicó un ensayo en la sección Relecturas, de la revista Letras Libres, que arranca así: “Es curioso que un libro publicado en 1978 parezca en tantos aspectos un libro contemporáneo. No exagero: basta recorrer las páginas del Manual del distraído para ir descubriendo, aquí y allá, un conjunto de rasgos, usos y actitudes que nos resultan bastante familiares. Mencionemos, por ejemplo, la plasticidad de una escritura que se mueve libremente entre el relato y el ensayo, y cuya naturaleza híbrida no puede menos que hacernos pensar en la de un buen número de novelas y crónicas actuales”. Además del texto de Guerrero, reproducimos un breve fragmento de Jorge Moreno Villarreal dedicado al mismo libro, que apareció en la misma entrega de Letras Libres. Página 3.
V.
La segunda buena noticia de esta edición se ha originado en España: la Real Academia de España -RAE- y la Asociación de Academias de la Lengua Española -ASALE- han publicado una notable edición dedicada a Octavio Paz. Se llama Corrientes alternas. Antología de verso y prosa, banquete para los lectores de Paz, pero también para aquellos que lo tienen como una próxima asignación. El volumen es varias veces virtuoso: por el criterio de los textos seleccionados; por lo pródigo de los textos que fueron incluidos; por el tapiz que el conjunto construye del escritor. El volumen ofrece un extenso recorrido -estudio de casi 130 páginas-, de Adolfo Castañón, Mano abierta (el mismo Castañón que escribe sobre Rossi en las dos primeras páginas de esta edición); incluye ensayos -guías para adentrarse en Paz- de Rodrigo Martínez Baracs (Octavio Paz y José Luis Martínez: Los inicios de una amistad), Luce López-Baralt (La escondida senda: Octavio Paz en diálogo con San Juan de la Cruz), Roger Bartra (El tercer México de Octavio Paz), Malva Flores (Paz editor: una militancia poética y crítica), y Fabianne Bradu (Traducción se dice transmutación en todas las lenguas). Huelga anotarlo: la edición trae cronología, bibliografía, glosario e índice onomástico.
VI.
En las páginas 4, 5, 6 y parte de la 7, reproducimos el detallado recorrido escrito por Malva Flores sobre el Paz creador y fabricante de revistas. Editar fue pasión de vida de la que no se separó nunca. En la historia que narra Flores, se constata que Plural y Vuelta fueron dos resonantes hitos, pero no los únicos.
VII.
En la parte superior de la página 7 vienen dos poemas de Paz, también copiados de la edición de Corrientes alternas: Cuarteto, dedicado a Alejandro y Olbeth Rossi, y Entre ir y quedarse, precioso poema que es canto y oración, que copio aquí: “Entre irse y quedarse duda el día, /enamorado de su transparencia. //La tarde circular es ya bahía: /en su quieto vaivén se mece el mundo. //Todo es visible y todo es elusivo, /todo está cerca y todo es intocable. //Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz /reposan a la sombra de sus nombres. //Latir del tiempo que en mi sien repite /la misma terca sílaba de sangre. //La luz hace del muro indiferente /un espectral teatro de reflejos. //En el centro de un ojo me descubro; /no me mira, me miro en su mirada. //Se disipa el instante. Sin moverme, /yo me quedo y me voy: soy una pausa”.
VIII.
Pero este mini banquete de Paz, guarda todavía otro plato exquisito: copié uno de los muchos momentos excepcionales de El arco y la lira, probablemente su ensayo más resonante, conmovedor por sus ambiciones, inolvidable por el regocijo y tañido de su prosa. En las páginas 8 y 9 viene el fragmento que Paz dedica a la lengua, la poesía y la literatura en español. Son páginas memorables, donde hay raptos como este, como cuando escribe sobre Leopoldo Lugones: “El verdadero maestro, sin embargo, es Leopoldo Lugones, uno de los más grandes poetas de nuestra lengua (o quizá habría que decir: uno de nuestros más grandes escritores). En 1909 publica Lunario sentimental. Es Laforgue pero un Laforgue desmesurado, con menos corazón y más ojos y en el que la ironía ha crecido hasta volverse visión descomunal y grotesca. El mundo visto por un telescopio desde una ventanuca de Buenos Aires. El lote baldío es una cuenca lunar. La inmensa llanura sudamericana entra por la azotea y se tiende en la mesa del poeta como un mantel arrugado”.
IX.
Llegamos así a Jorge Luis Borges, de la mano de Aníbal Romero. Su ensayo se titula Borges: laberintos de la política. Publicamos hoy la primera de dos partes (la segunda circulará el próximo fin de semana). Romero indaga en la cuestión de su conservadurismo, y lo contrasta con sus posiciones ante específicas realidades como el peronismo o sus diferencias con Ernesto Sábato. “En lo que toca a Borges y la política, conviene apuntar de entrada lo siguiente: primero, el desinterés que Borges afirmaba albergar con respecto a la política era variable y a veces más fingido que real. No obstante, la literatura fue sin duda su interés primordial, y los asuntos políticos en general le ocupaban de modo relativamente tangencial. En segundo lugar, sería errado aspirar a que de la obra literaria de Borges surja un pensamiento político claramente desarrollado, con la cohesión y detalle que usualmente requerimos de filósofos políticos, pero no así, como es natural, de destacados escritores consagrados esencialmente a la literatura”.
X.
Previsible, me despido con este breve poema de Paz, de nombre Hermandad:
Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.
XI.
Hasta la próxima semana. El próximo país.
Nelson Rivera, director del Papel Literario
Lea la edición completa que circuló el fin de semana del domingo 28 de julio