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La falta de reciprocidad en el amor romántico choca con la fantasía del amor compartido y paritario de la libertad y el amor verdadero y resulta todo lo contrario

Por: Hisvet Fernández

Hisvet Fernández es psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 
@psicosexualhisvetf  [email protected] @psicohisvetfernandez

Comienzo este escrito con unas notas de Marcela Lagarde sobre el amor, palabras que son dignas de nuestra mas profunda reflexión. Nos dice:

  • “El sujeto simbólico del amor en diversas culturas y épocas ha sido el hombre y los amantes han sido los hombres. La mujer, cautiva del amor, ha simbolizado a las mujeres cautivas y cautivadas por el amor. Se trata del amor patriarcal y de los amores patriarcales”. Marcela Lagarde (ML)
  • “Sexo, sexualidad y amor son una tríada natural asignada a las mujeres. Son la esencia del mito sobre la naturaleza femenina” ML
  •  “Mujeres y hombres aman, y lo hacen de maneras diferentes, con la creencia en la universalidad del amor y en que el amor es para unas y otros la vía privilegiada a la felicidad. Sin embargo, el amor encierra recovecos de dominio que generan desigualdad, lazos de dependencia y propiedad, así como privilegios e inequidad que generan frustración, sufrimiento e incluso daño. La falta de reciprocidad choca con la fantasía del amor compartido y paritario de la libertad y el amor, diferentes por género, lo son también por el sentido de la vida y la posición en el mundo de cada cual.” ML

Se trata de pensar el amor romántico, cuya esencia está en el sacrificio, el sufrimiento por el otro y la entrega incondicional y eterna. Nos entrenan en el amor romántico desde la familia, todas las instituciones y los medios de comunicación e incluso desde las leyes se ha establecido esta forma de amor como la aceptada e ideal.

Pero el amor romántico e incondicional es un amor en el que se sufre para amar y nada que nos haga sufrir puede ser recomendado porque no es sano para nadie y menos para nosotras las mujeres, que lo debemos sufrir en particular.

La falta de reciprocidad en el amor romántico choca con la fantasía del amor compartido y paritario de la libertad y el amor verdadero y resulta todo lo contrario.

Un amor en igualdad necesita tener pilares que le sostengan o deja de ser amor para convertirse en tragedia.

Cuando hablamos de esos pilares nos estamos refiriendo a:

  1. La Identidad de cada quien: Es indispensable tener conciencia de que la relación amorosa influye en el desarrollo individual de cada quien. Cada persona de la pareja incide directamente en la autoestima de la otra, en sus propias y personales valoraciones de sí misma/o. Una persona no debe ser subsumida en la pareja, no debe ser desdibujada y debe conservar su identidad. Esta es la base de la autoestima tan necesaria para la salud mental e integral.
  2. El vínculo entre las personas:  Se trata de la aparición de la unión afectiva, que se muestra de múltiples modos. Este vínculo de la pareja debe ser transaccional y en equilibrio, es decir se hace según un intercambio: te doy para recibir lo mismo. Cada quien en la pareja satisface afectivamente las necesidades de la otra persona y viceversa. Una vinculación emocional sana, va a detectar y resentir de las desigualdades en este terreno. Y aunque los acuerdos parecen sobreentendidos es  recomendable hacer acuerdos explícitos, conversados, consensuados, incluso escritos y revisarlos cada tiempo, para renovarlos. Cuidando la satisfacción plena de ambas partes.
  3. El deseo sexual mutuo: Se trata de una dimensión de la relación amorosa, que es lo que en específico la distingue como relación erótico-afectiva, respecto a cualquier otra relación. Es sano cuando quienes integran la pareja sienten un profundo deseo sexual por la otra persona y sienten satisfecho ese deseo. Sin sacrificio de ninguna de las partes. Y sin que la actividad sexual compartida sea un sacrificio de alguna de las partes, nunca una obligación.

Una relación de amor en igualdad se establece especialmente en la vinculación y se consolida cuando existe apoyo en la identidad y el deseo interviene haciendo poderosos y sólidos los vínculos, pero nunca una dimensión sustituye las otras dos dimensiones. Las tres dimensiones se articulan en una relación dialéctica que busca equilibrio y es dinámica.

Una relación basada en el amor romántico se edifica sobre la desigualdad y una de las partes acaba siempre renunciando a algo, personal, familiar, profesional o emocional.

Así, se puede vivir “bien” durante un tiempo, pero siempre llegará un instante en que acabe apareciendo la sombra de la frustración y la insatisfacción. Por lo general quienes más se sacrifican son las mujeres. Los hombres son amados y las mujeres son quienes lo aman en toda relación basada en el  amor romántico:¿En cuál relación prefieres vivir?

Por: Hisvet Fernández