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La Dra.  Isis Nezer de Landaeta ofrece una cálida semblanza del Dr. Augusto León, durante reciente homenaje  de la Academia Nacional de Medicina, a quien fue pionero de la bioética en Venezuela

        Dra.  Isis Nezer de Landaeta           

El pasado 24 de septiembre se cumplieron 28 años de la primera Conferencia Luis Razetti, propuesta por la Junta Directiva de la Academia Nacional de Medicina 1992-1994, como un homenaje anual  a la memoria de su fundador.

No es de extrañar que esa primera conferencia se le haya adjudicado al Dr. Augusto León Cechini y que su título fuera “Razetti y la ética en medicina”. El presidente  de nuestra Corporación para la época, el Dr. Enrique Pimentel, presentó al Dr. León, escogido por la Academia como conferencista, en virtud de sus “grandes esfuerzos para que se reconozcan y practiquen las normas fundamentales de la ética en el ejercicio de la profesión médica”(1).

Hoy la Academia le rinde el homenaje verdadero, el del recuerdo, con el motivo de su fecha natal. Muchos lo recordamos por su legado inolvidable.

El Dr. Augusto León C. nació en Aroa el 1º de septiembre de 1919; se graduó en la Universidad Central de Venezuela en el año 1944, obteniendo el título de Doctor en Ciencias Médicas con la mención “Summa cum Laude”.

Durante tres años realizó un Curso de Postgrado en Medicina Interna en la Universidad de Cornell, en Nueva York, y regresó a Venezuela a trabajar como docente en la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia.

Pocos años después ingresa como docente a la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela en la cual se desempeña como Jefe de Servicio, de la Cátedra de Medicina III y del Departamento de Medicina, alcanzando el escalafón de Profesor Titular.

Fue fundador y director del primer Curso de Postgrado de Medicina Interna de la Facultad de Medicina y desempeñó el cargo durante 20 años, hasta 1979.

Fue miembro del Comité de Expertos de la OPS y de la OMS en la enseñanza de la Medicina Interna. En su ejercicio profesional fue director del Departamento Médico de la Creole Petroleum Corporation, luego de Lagoven y de Petróleos de Venezuela. En esta actividad permaneció hasta 1984.

Publicó más de 150 artículos científicos y escribió 7 libros, entre ellos “Ética en Medicina” (1973) el cual mereció del Dr. Rafael Rísquez Iribarren el siguiente comentario:

“Con la acuciosidad del clínico, la profundidad de quien medita, la responsabilidad de quien enseña, el pragmatismo del administrador y la emoción del hombre que vive intensamente, ha logrado Augusto León un libro de carácter polémico, ya que no podría ser otro el resultado de sus características personales, pero un libro que será con el tiempo el tratado orientador para la vida del médico venezolano” (2),  el cual ha sido utilizado como libro de texto para la enseñanza de la ética en muchas universidades latinoamericanas.  

Publicó “La muerte y el morir” y “El enfermo y sus derechos” (1980);  “Códigos de Ética en Medicina”, “Eutanasia” (1981) “Ensayos sobre ética y Profesión Médica” (1985). Contribuyó con el Capítulo correspondiente a la Bioética en Latinoamérica,  a la ”Enciclopedia de Bioética”  editada por Warren Reich de la Universidad de Georgetown en 1978.

El Dr. León, fue Individuo de Número de la Academia a la que ingresó  en 1981 con un trabajo sobre eutanasia, ocupó el sillón IX desde entonces hasta su fallecimiento ocurrido el 20 de julio de 2010 y del cual acaba de cumplirse el 10º aniversario.

Fue electo para ocupar la presidencia de la Corporación y en ella se desempeñó con gran acierto durante el período 1988-1990. El sillón IX lo ocupa actualmente el académico Otto Rodríguez Armas.

Fue un docente excepcional y digo excepcional porque es este el calificativo que le corresponde a aquel profesor que ejerciendo la jefatura de la cátedra, se dedicaba con extraordinaria paciencia a enseñar a los alumnos de semiología que se estrenaban en el hospital, a utilizar el vocabulario adecuado para un  interrogatorio fructífero de cada paciente, desde la identificación del personal hasta su presunción diagnóstica, enfatizando como características de ese contacto con el enfermo, la empatía y la compasión.

Ante todo lo anterior, no es de extrañar entonces que el Dr. León asumiera la lucha por la reivindicación de la ética  iniciada por Razetti y, más tarde,  de la bioética en el país, insistiendo en su inclusión como eje curricular en los planes de estudio de las escuelas de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, propósito que hasta el presente no se ha logrado conseguir.

A pesar de las dificultades, nunca cejó el Dr. León en su empeño y esto se reflejó en su actuación gremial, actuó como coordinador de las diferentes Comisiones para la redacción del Código de Deontología Médica y luego para sus modificaciones. A su trabajo y a su interés se debe la existencia del Código de Ética que rige el  ejercicio de la profesión.

Adicionalmente logró la inclusión en las ponencias de la Federación Médica  Venezolana, incluso ya desde el año 1967, de la recomendación de la Comisión de Educación Médica de la FMV, de “tramitar  ante las Facultades de Medicina la organización de un grupo de trabajo sobre la enseñanza de la Deontología Médica, incluyendo información suficiente sobre la práctica médica privada, en sus relaciones con las disposiciones legales y con las del Código de Deontología Médica” (3).

En su intervención en el seno de la Academia Nacional de Medicina, durante el XII Congreso Venezolano de Ciencias Médicas, el Dr. León calificó de infructuosos sus propios esfuerzos destinados a incluir en el Plan de Estudios de la Facultad de Medicina, la enseñanza de la Ética. 

Logró, sí, la inclusión en el artículo 71 de la Ley de Ejercicio de la Medicina (1982), de lo siguiente: “La Academia Nacional de Medicina y la Federación Médica Venezolana recomendarán a las Escuelas de Medicina de las Universidades Nacionales que cumplan programas de investigación y aprendizaje de la deontología médica durante la totalidad de ciclo de pregrado. Recomendarán además la inclusión obligatoria de la deontología médica en los cursos de postgrado de medicina” (4).

Este artículo de la Ley justifica una proposición del Dr. León, quien en su intervención en las V Jornadas de Medicina Interna en 1976, denominada “Proposición y justificaciones para un programa de investigación y aprendizaje de la Ética en Medicina”(5), solicita extender el programa de enseñanza, en este caso de la Bioética, no sólo a los cursantes de los postgrados formales de la Facultad de Medicina, sino de todos los hospitales aun cuando no estén vinculados a la docencia, utilizando la modalidad de foros como estrategia de elección.

En ese empeño no logrado, ha transcurrido el tiempo y en esa década de los años setenta se acelera el avasallante progreso científico del que somos testigos, sobre todo el referido al campo biomédico; se han sobrepasado las posibilidades de la ética tradicional para dar respuesta a las necesidades generadas por el conocimiento.

Ante la preponderancia del positivismo en el horizonte científico, la ética había quedado relegada al campo filosófico, pero para las décadas finales del siglo XX, comienza a surgir entre los científicos una seria preocupación por los problemas que pudiera generar la aplicación indiscriminada de las nuevas tecnologías.

Con una orientación hacia el servicio a la humanidad, a finales del año 1970, rescata Van Raensselaer Potter el término “bioética”, el cual había sido utilizado por primera vez por Fritz Jahr para titular un trabajo de su autoría, publicado en la revista alemana Kosmos en 1927.

El Dr. León está atento, y en una conferencia sobre Bioética, dictada con motivo de las Primeras Jornadas Médico Científicas de la Sociedad Médica de la Policlínica “Santiago de León” en 1978 (6), expresa “el tremendo desarrollo alcanzado por las ciencias naturales nos colocan ante uno de los momentos más críticos de nuestra historia. No se incurre en exageraciones al afirmar que nuestra supervivencia se halla comprometida si no encontramos la manera de conciliar el progreso científico con los valores humanos” y continúa:

 “a la bioética concierne el significado de la vida humana ante el progreso tecnológico. La medicina moderna mientras más depende de la avanzada tecnología científica, más se aleja del arte humano de su práctica…desgraciadamente, nuestro profundo poder tecnológico excede nuestra incipiente capacidad para elaborar normas éticas de protección adecuada”.

En el año 1998 y para celebrar el quincuagésimo aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, con asistencia de 83 países, la UNESCO propició en París la redacción de la Declaración del Genoma Humano y de los Derechos Humanos. En la comisión redactora del documento participaron 14 países, entre ellos Venezuela, representada por el Dr. Augusto León.

En 1994, la Coordinación de Postgrado de la Facultad de Medicina designa una Subcomisión de Ética con el objetivo principal de revisar desde este punto de vista, los trabajos de investigación realizados por los cursantes de los diferentes postgrados de la Facultad.

Esta subcomisión, integrada por los doctores Augusto León, Alfredo Castillo, José Puchi, Isis Nezer de Landaeta y el bioanalista y abogado Oscar Iván Silva, va a transformarse dos años más tarde, en el Centro Nacional de Bioética (CENABI), en calidad de Asociación Civil sin fines de lucro y cuyos principales objetivos los constituyen la docencia, la divulgación y la formación en Bioética a todos los niveles. 

Atendiendo entonces a uno de sus objetivos más importantes, el CENABI inició al fin, la tan esperada docencia en Bioética en la Universidad Central a través de los Cursos de Ampliación y de la Maestría en Bioética, administrados académicamente por la Facultad de Medicina y con participación de otras facultades de la Universidad y del Programa de Cooperación Interfacultades. El Dr. León se convirtió en su presidente honorario hasta su fallecimiento en julio de 2010.

El bien ganado prestigio del Dr. Augusto León,  contribuyó a que se llevara a la práctica una iniciativa de la Dra. Gladys Rodríguez de Bello, docente del Instituto de Ciencias Penales de la Facultad de Derecho de la Universidad Central y también de los cursos de ampliación y de maestría del CENABI y en el mes de abril  de 2008,  se realizó el Acto Solemne de Inauguración en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela,  de la Cátedra Libre “Derecho y Ética” que lleva el nombre de Augusto León, reconociendo así, no sólo su excelencia como el docente  que siempre fue, sino también su empeño por promover y divulgar la ética y la bioética, que trascendió los límites de su propia Facultad. 

Quebrantos de salud impidieron al Dr. León asistir al acto por lo que me solicitó que agradeciera en su nombre “el mayor reconocimiento, el mejor y más grande honor que la Institución pudo haberle otorgado” y por supuesto, la nobleza de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas al honrar los méritos de tan apreciado docente de nuestra Facultad de Medicina.

Espero que en esta síntesis, haya sido capaz de presentar, aun cuando muy apretadamente, algunos aspectos de la extraordinaria actuación de Dr. Augusto León, no sólo como el excelente docente y profesional de la medicina que siempre fue, sino como el médico de profundas convicciones éticas que orientaron su accionar en la medicina durante toda su práctica profesional.

Referencias

  1.  Pimentel E. Primera Conferencia “Luis Razetti”. Presentación del Dr. Augusto León para la Primera Conferencia Anual “Luis Razetti”. Gaceta Médica de Caracas. Vol. 101, Nº2, 167, abril-junio 1993.
  2. Rísquez I R. En Ética en Medicina. En A manera de Prólogo, XXIV. Ed. Científico-Médica. Barcelona, España, 1973.
  3. León- Cechini A. En” La Federación Médica Venezolana- Cuarenta años de vida y acción. 1945-1985”. La Federación médica Venezolana y la enseñanza de la Deontología Médica. 286, Caracas, 1985.
  4. Ley de Ejercicio de la Medicina. 1982.
  5. León-Cechini A. Proposición y justificaciones para un Programa de investigación y aprendizaje de la Ética en Medicina.  V Jornadas de Medicina Interna. Puerto La Cruz. 1976.

 Dra.  Isis Nezer de Landaeta

La  Dra.  Isis Nezer de Landaeta es médico- cirujano egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Maestría en Bioquímica por la University College London, Inglaterra. Doctorado en Ciencias Médicas, Universidad del Zulia. Profesora Titular (J) de la UCV. Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina, Sillón XVII. Vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina: 2020-2022. Directora de la Escuela de Medicina “Luis Razetti”. UCV, 1978-1982. Presidenta Honoraria del Centro Nacional de Bioética. Presidenta de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina 2001-2003. Individuo de Número de la Sociedad de Historia de la Medicina. Sillón XXXIV. Directora de la Maestría en Bioética de la Facultad de Medicina de la UCV hasta el presente.