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Cortesía BAP

Violeta Villar Liste

Cuando este año el Comité Noruego del Premio Nobel decidió otorgar el Premio de la Paz 2020 al Programa Mundial de Alimentos (PMA), la humanidad cayó en cuenta de una realidad no superada: la del hambre.

De hecho, el Programa Mundial de Alimentos es la organización humanitaria más grande del mundo que se encarga de atender el hambre y promover la seguridad alimentaria.

Solo en 2019, prestó asistencia en 88 países y atendió a 100 millones de personas en riesgo de hambruna.

Esta preocupación por aliviar el hambre, tiene en el caso de Panamá la labor emblemática y altruista del Banco de Alimentos Panamá (BAP), organización no gubernamental sin fines de lucro, que inició funciones el 15 de octubre de 2014, “con el objetivo de rescatar los alimentos que ya no son comercializables, pero sí aptos para el consumo humano, disminuyendo así el hambre y la desnutrición en nuestro país”, explica Ana Isabel Méndez, gerente del BAP.

Una cifra fue el detonante para hacer posible el BAP:Según estadísticas de la Organización de las Naciones de la Alimentación y la Agricultura (FAO), ya en esa fecha existían más de 400,000 personas que vivían en inseguridad alimentaria.

Ahora, con la situación de la pandemia, desde el BAP estiman que más de un millón de panameños se encuentran en situaciones de vulnerabilidad por esta causa.

De hecho, el reciente Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe, publicación conjunta de la FAO; del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA); de la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS); del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP),  prevé que la pobreza extrema aumentará entre 2 y 3,9 puntos en Bolivia, Chile, Guatemala, Honduras, Panamá y Perú.

Panamá, junto con Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Perú y Trinidad y Tobago, superan, según el informe, el promedio regional en retraso de crecimiento como en sobrepeso.

Aportar a la solución

La preocupación ante las cifras de panameños en riesgo, llevó a la acción solidaria.

“La idea de crear una organización que permitiera ayudar de manera sostenida a quienes vivían en inseguridad alimentaria surgió en la parroquia San Lucas de Costa del Este, de la mano de un grupo de empresarios que buscaban alguna forma de aportar en la lucha contra el hambre”, recuerda la gerente del BAP.

“Al investigar las diferentes iniciativas e ideas de poder apoyar, a través de la Red Mundial de Bancos de Alimentos (The Global FoodBanking Network), con sede en Chicago, Estados Unidos, se conoció que ya existían bancos de alimentos en varios países alrededor del mundo”.

De hecho, destaca, Panamá fue uno de los últimos en adoptar este modelo en Latinoamérica. Al ser un modelo que ya operaba con éxito en otros países, se decide adoptar el mismo y crear el primer Banco de Alimentos Panamá.

-¿Quiénes hacen posible que la ONG pueda estar en marcha?

-El BAP inició con el apoyo y capital semilla de 15 socios fundadores, quienes fueron el motor de impulso de la organización y a los que se sumaron empresas aliadas donando alimentos y servicios, así como voluntarios, quienes son los encargados de clasificar, empacar los alimentos que después son distribuidos entre las organizaciones beneficiarias (comedores, albergues, hogares, escuelas, fundaciones, iglesias…) que se convierten en el vehículo para llegar a los más vulnerables.

Y por supuesto, todas aquellas personas, empresas, instituciones educativas y organizaciones que se comprometen con la causa y hacen sus donaciones a favor del Banco de Alimentos Panamá.

La gerente del BAP reflexiona que un tema sensible, capaz de movilizar estas voluntades,es imaginar el hambre. Y tomar conciencia que existe el hambre, pero también la posibilidad de aliviarlo y hasta de eliminarlo, es un verdadero motor para llevar adelante esta tarea de alimentar a más panameños cada día”.

El contraste de un país con importantes recursos naturales y comerciales, junto a grandes zonas de pobreza profunda, nos obliga a un compromiso permanente para que cada vez más personas puedan acceder a una alimentación sana y nutritiva.

La experiencia del Banco de Alimentos en Panamá, indica su gerente,ha dado muchos frutos, no sólo como un vehículo para recuperar aquellos alimentos que se desaprovechan cuando pueden ser perfectamente consumibles, sino como un ejemplo de transparencia y eficiencia en la lucha contra el hambre.

Una ruta de servicio

La gerente del BAP describe la ruta que hace posible llevar los alimentos a quienes menos tienen.

El primer peldaño de la escalera solidaria, o parada de esta ruta fraterna, es el donante.

“El Banco de Alimentos Panamá cuenta actualmente con más de 100 donantes de alimentos fijos, es decir empresas que periódicamente hacen sus aportes de alimentos al BAP, además de 94 donantes de fruver (frutas y vegetales que rescatamos desde 2019 en Merca Panamá, luego de un acuerdo firmado con Cadena de Frío Panamá)”, detalla Ana Isabel Méndez.

Los camiones de la organización se ocupan de recoger estos alimentos y los llevan a las bodegas del Banco de Alimentos Panamá.

En la sede del BAP, los voluntarios se encargan de la importante labor de  selección, clasificación y empaque de los productos.

Lista esta parte logística, el producto se traslada a las organizaciones beneficiarias: “Alrededor de 380 en estos momentos, que a su vez entregan los alimentos a quienes sufren de inseguridad alimentaria”, detalla la gerente del BAP.

Cabe señalar que por normas internas de los bancos de alimentos, y bajo la regulación del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), solo pueden laborar de manera articulada con las organizaciones beneficiarias, es decir, comedores, albergues, asilos, hogares, iglesias, fundaciones… organizaciones que están legalmente constituidas, tienen programas alimentarios y, precisa Méndez, ayudan a quienes viven en vulnerabilidad.

La pandemia agrava la situación

-¿La pandemia ha agudizado la situación del hambre en Panamá?

Lamentablemente, sí. Las cifras prepandemia, según estadísticas de la FAO y el censo de 2010, señalaban que 400 mil panameños comían una sola vez al día; esta realidad en pandemia se cree puede haber triplicado, con lo cual se podría decir que, actualmente, más de un millón de panameños están sufriendo de inseguridad alimentaria.

A esta realidad agrega que “un cuerpo mal alimentado puede ser víctima de cualquier enfermedad”.

En cuanto a cifras de desperdicio, indicó que no cuentan con estadísticas oficiales a nivel nacional.

“No obstante, datos recientes de la FAO señalan que en América Latina y el Caribe se pierde el 20% de los alimentos producidos para consumo humano, lo que se traduce en aproximadamente 220 millones de toneladas de alimentos desperdiciadas al año, en las diferentes etapas, ya sea en el proceso de producción, en el procesamiento, en el almacenamiento o en la distribución.

Actualmente, son muchos los países que están llevando al ámbito legislativo, iniciativas para enfrentar este problema, algo que debemos lograr también en nuestro país”, subrayó la gerente del BAP.

El Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe, destaca como respuesta gubernamental de Panamá a la pandemia, la creación del programa Panamá Solidario (PPS), “que distribuye vales digitales, bonos y bolsas de alimentos a familias vulnerables que carecen de ingresos durante la cuarentena”.

Cifras del PPS indican que hasta el 16 de diciembre de 2020, se han entregado  4,561,101 bolsas de alimentos que se expresan en una inversión de  $112.3 millones.

Extender la ruta, si es necesario

La acción del Banco de Alimentos de Panamá extiende su ruta cuando es necesario.

Un ejemplo reciente ocurrió a propósito de los damnificados que dejaron los huracanes Eta e Iota en territorio panameño.

Ante la necesidad, “Banco de Alimentos Panamá, con la ayuda de personas y empresas aliadas como Dicarina y Tigo Panamá, logró entregar aproximadamente 10 mil kilos de alimentos a más de 8 mil personas afectadas por el fenómeno natural, algunas de las cuales lo perdieron todo”, subraya la gerente del BAP.

Destacó que “las organizaciones beneficiarias que forman parte del BAP” y están ubicadas en las regiones afectadas, fueron fundamentales en la logística de entrega de los alimentos.

Alimenta una vida

-¿Cuáles iniciativas están vigentes para poder conseguir fondos?

-Tenemos varias iniciativas que realizamos para conseguir fondos, entre ellas, la más significativa este año es la campaña Alimenta una vida. 

Cuando inició la pandemia se decide implementar esta campaña de la mano de la Cámara Panameña de Desarrollo Social (Capadeso) para proveer alimentos a 30 mil personas a nivel nacional.

Esta iniciativa era por tres meses. No obstante, como sabemos, esta pandemia se ha prolongado y ya hemos logrado entregar alimentos durante ocho meses a más de 30 mil personas en todo el país, desde Darién hasta Chiriquí y las comarcas, logrando repartir 12.5 millones de platos de alimentos.

Ana Isabel Méndez reconoce que estas cifras han sido posibles por los aportes que reciben de donantes particulares, empresas aliadas, voluntarios “y todos aquellos, que sin importar el monto, se han sumado a ayudar a los más vulnerables”.

Durante el mes de diciembre decidieron reforzar esta campaña: se lanzó la iniciativa Quitémosle el hambre a diciembre, en conjunto con el Banco General, que invita a realizar aportes con la aplicación yappy a @bancodealimentospanama.

Este esfuerzo inmenso por llevar bienestar a través de los alimentos no detiene el trabajo habitual con las organizaciones beneficiarias, atendiendo a una población aproximada de 70 mil personas por mes.

“Contamos con el Programa Desayunos Felices del BAP que, como su nombre lo indica,  provee desayuno diario a más de 3,000 niños en diferentes puntos del país, entre ellos Panamá Este y Oeste, Darién y Bocas del Toro”.

Importantísimo: el BAP sigue gestionando este programa a pesar de la pandemia.

Cuenta en esta tarea con el apoyo de donantes e instituciones educativas que se identifican con esta noble causa.

-¿Qué hacer si las personas quieren ayudar, sea aportando alimentos o sumando voluntades?

Toda la ayuda es bienvenida. Si eres una persona natural, puedes hacerlo con tus aportes que pueden ser desde $1 en adelante, a través de tarjeta de crédito en nuestra página web www.banalimentospty.com, por ACH  y por yappy.

Si tienes una empresa o servicio  y dispones de productos alimenticios que quieras donar, puedes llamar al 292-0162  o escribir al correo [email protected]

Y también lo puedes hacer como voluntario. Siempre necesitamos manos solidarias que nos apoyen, entrando a www.banalimentospty.com a la pestaña de voluntariado y puede anotarse en el calendario que hay para tal fin.

Cuando analiza qué ha significado esta experiencia de ayudar a alimentar a otros, la gerente del BAP reflexiona que “poder ver cómo una mejor alimentación impacta en la vida de las personas, especialmente en los más pequeños, es algo indescriptible.

Una nutrición adecuada es el disparador para que se desarrollen otros aspectos importantes de la persona, de ahí la necesidad de trabajar para garantizar la seguridad alimentaria en las poblaciones más vulnerables”.

Por otra parte, destaca que “el trabajo y compromiso del nivel gerencial y directivo del BAP, de sus colaboradores y de sus voluntarios”, que en esencia expresan la fuerza de la sociedad civil comprometida, “hacen posible imaginar un Panamá mejor para todos”.

Violeta Villar Liste
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