Roberto Gómez Bolaños y Roberto Bolaño son dos de los genios de nuestra literatura hispanoamericana.
Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña | Viernes Cultural [email protected]

Bolaños y Bolaño: Los Robertos
Reseña por: Pedro Crenes Castro
Nadie pone en duda el hecho de que uno de los personajes más vinculantes de nuestro continente es el Chapulín Colorado o el Chavo del 8. Roberto Gómez Bolaños
«La cantinela, entonada por latinoamericanos y también por escritores de otras zonas depauperadas o traumatizada, insiste en la nostalgia, en el regreso al país natal, y a mí eso siempre me ha sonado a mentira. Para el escritor de verdad su única patria es su biblioteca, una biblioteca que puede estar en estanterías o dentro de su memoria. El político puede y debe sentir nostalgia, es difícil para un político medrar en el extranjero. El trabajador no puede ni debe sentir nostalgia: sus manos son su patria».
Roberto Bolaño.
Coincidieron en el espacio y en el tiempo (en México, principios de los años setenta), pero ignoro si los Robertos se conocieron, ni qué impresión tuvieron, muchos años después, el uno del otro. Roberto Gómez Bolaños y Roberto Bolaño son dos de los genios de nuestra literatura hispanoamericana. Y digo «genios» y digo «literarios» porque ambos han dado a sus lectores y espectadores motivos para la memoria en forma de historias. Fallecidos ambos, gozan del cariño y el desdén de los lectores y críticos a partes iguales, síntoma de que algo han tocado del imaginario colectivo de América.
Nadie pone en duda el hecho de que uno de los personajes más vinculantes de nuestro continente es el Chapulín Colorado o el Chavo del 8. Roberto Gómez Bolaños, su genio, dejó todo un universo de personajes y de gags que, por reiterados, no pierden su vigencia cómica hasta hoy. Todos pertenecen al mundo de la ex letra CH, rebajado a simple dígrafo por la Academia de la Lengua. Chespirito (Roberto Gómez Bolaños) limpió, fijó y dio esplendor a la vieja Ch, que el Chapulín llevaba con orgullo sobre su escudo: un corazón: Chavo, Chómpiras, Chaparrón Bonaparte, la chicharra paralizadora, el chipote chillón, la chiripiolca, ¡chanfle!, quién no lo dice, y un montón de palabras y personajes más, bien valen una nominación a la categoría «universo», o para una petición para que la Ch vuelva al privilegio de «letra».
Roberto Bolaño, chileno, vivió en México sus años de formación, de 1968, con quince años, y hasta a 1973, cuando vuelve a su Chile natal. Fue de los fundadores del movimiento literario de los infrarrealistas, de los cuales su novela, Los detectives salvajes (1998) hace un inventario entre ficción y biografía sentimental y estética de unos personajes y de unos creadores que miran el mundo desde una forma singular de abordar la lectura.
Bolaño se fue de México, en 1973, en septiembre, días antes del golpe contra Allende, y el Chapulín se estrenó en 1970, en noviembre. En su libro de ensayos y artículos, Entre paréntesis (que celebra veinte años de haberse publicado) no hay ninguna entrada bajo «Chespirito», bajo la Ch, que todavía era letra entonces.
En una cosa coinciden los Robertos: en su idea de patria. Basta leer la frase de Bolaño, rotunda, directa a la mandíbula de los nostálgicos de todo pelaje y con exposición directa de los políticos, siempre patriotas para su beneficio. Bolaños, en una inteligentísima entrevista en la televisión argentina, en el programa La noticia rebelde (1987) dijo «yo adoro a mi país pero, no soy nacionalista». Esa actitud, como se nota en lo que ambos afirman, nos lleva por derroteros que no convienen. La nostalgia, esa trampa del alma, si no se maneja bien, termina arrastrándonos a la tristeza creativa y eso nunca funciona.
Si buscan a uno y a otro para vincularlos, se confunden, y nunca se cruzan: parece que las búsquedas de Google los han condenado a no parase uno frente a otro en alguna noticia (quizás mi impericia para estas búsquedas sea en verdadero origen de que no se encuentren, por lo menos en mi terreno digital), más allá del asunto de los parecidos razonables de sus nombres. «Se aprovechan de mi nobleza», diré en mi defensa, pero no dejen de buscarlos, a los Robertos, para disfrutar de dos miradas geniales sobre nuestra América.
Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña | Viernes Cultural | [email protected]

Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.