fbpx
Imagen de Freepik

Por: Violeta Villar Liste

Una entrevista con Israel Ríos Castillo, oficial regional de Nutrición en FAO para América Latina y el Caribe y profesor invitado de la Universidad de Panamá (UP) describe los desafíos y oportunidades para resolver el tema de alimentación

Por exceso y por defecto: el 40% de la población en América Latina y el Caribe enfrenta el desafío de alimentarse cada día, mientras el sobrepeso y la obesidad son también condiciones graves que afectan la salud.

Esto ocurre en el contexto de una región definida como una potencia agroalimentaria.

En gran medida, las altas cifras de hambre y malnutrición son consecuencias directas de la desigualdad y la inequidad de los actuales sistemas alimentarios, observa Israel Ríos Castillo, oficial regional de Nutrición en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe y profesor invitado de la Universidad de Panamá (UP), quien conversa en esta entrevista sobre los desafíos y oportunidades para resolver el tema de alimentación.

«La buena nutrición impacta en el desarrollo de los países. Una buena alimentación y nutrición son importantes para que las y los niños en las escuelas puedan aprender; una buena alimentación y nutrición permitirán el anhelado desarrollo sostenible de nuestras naciones», observa.

El experto ofrece una radiografía de la región, con ejemplo de logros y aciertos, el caso de Panamá y la esperanza de cerrar brechas por una mejor nutrición.

Israel Ríos Castillo
-¿Por qué con tierras y recursos disponibles en América Latina todavía sufrimos hambre?

-El hambre y la malnutrición son fenómenos sociales complejos. América Latina y el Caribe enfrenta serios desafíos para erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria, la malnutrición en todas sus formas. Pese a que la región es una potencia agroalimentaria, los últimos datos del Panorama de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición de las Naciones Unidas 2022 reflejan que el 56,5% de la población se clasifica en subalimentación.

Por otra parte, más del 40% de la población enfrenta desafíos para resolver el tema alimentación diariamente, clasificándose en condiciones de inseguridad alimentaria moderada o grave.

Asimismo, el sobrepeso y la obesidad son condiciones graves de salud que enfrentan millones de personas en la región. Estas últimas, también son parte del rostro del hambre en América Latina y el Caribe, debido a que, por falta de dinero o recursos, las familias optan por dietas más económicas, pero con alta densidad energética y bajo valor nutricional.

En gran medida, las altas cifras de hambre y malnutrición son consecuencias directas de la desigualdad y la inequidad de los actuales sistemas alimentarios, en donde la oferta de alimentos poco saludables tales como las bebidas azucaradas y productos ultra procesados están reemplazando las dietas tradicionales y más saludables.

-¿Qué hemos hecho mal y qué estamos haciendo para resolverlo?

-No prestarle atención al sistema alimentario, a la oferta de alimentos no saludables, así como a la falta de información y educación de los consumidores sobre los alimentos ha sido en parte las causas de la terrible situación de hambre y malnutrición que hoy enfrentamos. En 2021, las Naciones Unidas convocó una discusión global sobre el importantísimo rol que tienen los sistemas alimentarios para alcanzar las metas de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

La movilización global, regional y nacional ha permitido la construcción de hojas de ruta para la transformación de los sistemas alimentarios. En estas hojas de ruta se han priorizado acciones integrales para que el sistema alimentario sea capaz de producir alimentos en cantidad y calidad suficientes que permitan acabar con el hambre al mismo tiempo que combate todas las formas de malnutrición, incluidas el sobrepeso y la obesidad.

Entre las acciones priorizadas por las hojas de ruta están contar con un sistema de etiquetado frontal de advertencia nutricional que facilite la toma de decisiones de los consumidores a la hora de adquirir los alimentos.

Además, establecer sólidos programas sociales tales como el programa de alimentación escolar que brinde alimentos saludables a millones de niños en las escuelas al mismo tiempo que se brinda educación sobre la importancia de la alimentación saludable para la salud y el desarrollo sostenibles de los países.

Otras acciones en el sistema productivo de alimentos incluyen el aumento en la producción de hortalizas, frutas frescas, legumbres, carnes magras, pescado, lácteos, entre otros grupos de alimentos saludables, Así como la comercialización de estos alimentos saludables a través de circuitos cortos y de programas de compras públicas de la agricultura familiar.

-¿Cómo lograr sensibilizar a las familias, escuelas y gobiernos sobre el poder de los huertos domésticos para atender esta realidad de hambre persistente?

-Las estrategias de educación alimentaria y nutricional, tanto a nivel del plan de estudio del Ministerio de Educación, en las escuelas, como en los entornos alimentarios (comunidades urbanas y rurales) son de importancia para enseñar a la población que la alimentación saludable tiene beneficios a la salud y al desarrollo en el corto mediano y largo plazo. Pero para ello, la educación debe ser fácil de comprender.

En las escuelas, por ejemplo, se pueden incluir actividades lúdicas que permitan a los niños comprender mejor los contenidos de alimentación saludables. Ejemplo de lo anterior, es a través del uso de los huertos escolares pedagógicos como herramienta de aprendizaje.

Los huertos escolares pueden ser utilizados por los maestros para enseñar contenido en matemáticas, ciencias, español, inglés, entre otras asignaturas.

El huerto comunitario pudiera servir además de escuela de aprendizaje para las familias, no solo de la importancia de la alimentación saludable, sino también para incrementar la producción de alimentos en los traspatios de las casas e incluso para fomentar la producción de alimentos y su comercialización a nivel comunitario.

De igual modo, ¿cómo lograr trasladar el conocimiento básico de semillas y condiciones básicas de cultivos (hasta en un balcón es posible sembrar) para mejorar la economía doméstica y el acceso a algunos alimentos de calidad?

-Los huertos familiares, ya sea de traspatios o huertos verticales en balcones, pudieran servir para aumentar la producción de pequeñas hortalizas e ingredientes como el cilantro, el ají o los tomates y que estos puedan ser empleados en la preparación de alimentos del hogar.

Un problema que enfrenta la región es el alto costo de las dietas saludables.

El último informe de las Naciones Unidas revela que el costo de una dieta saludable es de casi $4.48 (en Panamá)  por día por persona.

Por lo tanto, es importante que las políticas y programas sociales integren la alimentación saludable como parte de sus intervenciones, es decir, que los programas de alimentación escolar o programas de entregas de alimentos en las comunidades prioricen la adquisición de alimentos saludables de la agricultura local. Al mismo tiempo, se debe fomentar la producción en los huertos comunitarios y los huertos en el hogar para intentar disminuir los altos costos de la alimentación.

-También debemos reflexionar sobre la importancia de producir nuestros propios alimentos (seguridad alimentaria) y conocer cuáles alimentos consumir para una apropiada nutrición…

-La definición de la seguridad alimentaria y nutricional indica que toda persona en todo momento debe tener acceso a suficientes alimentos tanto en calidad como en cantidad y, además, estos alimentos deben ser pertinentes a la cultura.

Por su parte la soberanía alimentaria es esa posibilidad de no depender de agentes externos para alcanzar la seguridad alimentaria, esto implica que debemos ser autosuficientes en la producción alimentaria y debemos disminuir la dependencia a la importación de alimentos. Lo anterior será posible en la medida que se fortalezcan las políticas públicas en el sector agropecuario y  se transformen los sistemas alimentarios hacia modelos más eficientes, saludables, sensibles con la nutrición, más sostenibles, más equitativos, más inclusivos y resilientes.

-¿Nos podría referir algunas experiencias exitosas en América Latina y el Caribe que sean modelos en materia de políticas de seguridad alimentaria y nutricional?

-Desde la FAO se han apoyado varios esfuerzos en diferentes países para facilitar el acceso a las dietas saludables. Un ejemplo de lo anterior está en los programas de alimentación escolar en América Latina y el Caribe a través de la cooperación técnica internacional con el Gobierno de Brasil.

La FAO ha venido apoyando a más de 20 países de la región en fortalecer sus políticas de alimentación escolar.

Los programas de alimentación escolar apoyados desde la cooperación Brasil y FAO incluyen 6 componentes.

El primero tiene que ver con la creación de una plataforma multisectorial de alimentación escolar; el segundo con la participación de la comunidad educativa; el tercero con la definición de menús saludables acordes a las guías alimentarias de cada país; el cuarto con la implementación de estrategias de educación alimentaria y nutricional que integren el huerto escolar con enfoque pedagógico, así como de herramientas didácticas de aprendizaje y guías docentes para los maestros; el quinto con la reforma de la infraestructura para la alimentación escolar, tales como cocina, área de preparación, área de almacenamiento y área de distribución de los alimentos; el sexto y último componente se vincula con la adquisición de los alimentos de la agricultura familiar local, la cual permite adquirir alimentos más saludables, frescos y nutritivos de la producción local al mismo tiempo que se dinamizan las economías en los territorios.

Varios países de la región están fortaleciendo sus programas de alimentación escolar inspirado en la experiencia brasileña en donde la alimentación escolar es un pilar fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de sus poblaciones.

La experiencia de Panamá

-Acceso a alimentos nutritivos es también una manera de atender desde el enfoque de salud primaria a las poblaciones y así lograr controlar enfermedades como diabetes, hipertensión y obesidad, las otras pandemias.

-La alimentación saludable es un derecho fundamental incluido en la Constitución de la República de Panamá en su artículo 56. Por otro lado, en el artículo 110 se destaca la política alimentaria nacional bajo la responsabilidad del Ministerio de Salud y el Ministerio de Agricultura; todo ello es clave para prevenir todas las formas de malnutrición incluyendo el sobrepeso, la obesidad, las enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, la hipertensión arterial, los problemas cardiovasculares e incluso el cáncer. Estas enfermedades se ubican como las principales causas de muertes en Panamá y ocasionen enormes pérdidas, tanto económicas como de vidas en edades productivas debido a la alta tasa morbilidad y mortalidad que conllevan.

Desde la experiencia de Merca Panamá y Meduca. ¿Cómo esta articulación de esfuerzos con FAO se devolverán en una política que fortalezca la seguridad alimentaria y nutricional?

-Mirar el sistema productivo y su contribución a la salud de la población es clave para combatir todas las formas de malnutrición. El país debe enfocar sus esfuerzos en políticas alimentarias integrales que no solo miren al sobrepeso y la obesidad como problemas, sino que busque en el sistema agrícola y en la comercialización de los rubros agropecuarios una potencial solución a estos problemas.

La relación de la FAO con el Merca Panamá es fundamental para, por una parte, reconocer el aporte que el mayor mercado de alimentos de Panamá tiene en facilitar el acceso a las dietas saludables; así como también, para conectar con los consumidores sobre la importancia que tiene la adquisición de los alimentos en espacios como Merca Panamá en donde los alimentos se comercializan a bajo costo.

Por otro lado, se resalta la importancia de consumir alimentos de la producción local, de la producción campesina, de manos de mujeres y hombres agricultores que día a día con su esfuerzo labran la tierra para que en las mesas de las y los panameños existan alimentos saludables.

Asimismo, el Ministerio de Educación está implementando la política de Estudiar sin Hambre cuyo principal objetivo es brindar alimentos saludables a los estudiantes en las escuelas y adquirir estos alimentos de la producción local, de la agricultura familiar. Es decir, una doble ganancia en facilitar el acceso a las dietas saludables y promover el desarrollo económico de las y los productores nacionales.

Guías alimentarias: Con relación a cuáles alimentos son los más saludables es importante destacar las guías alimentarias basadas en alimentos de Panamá, un instrumento elaborado por el Ministerio de Salud junto con otras instituciones vinculadas con la alimentación y la nutrición y que informa sobre los grupos de alimentos más saludables. Junto con las guías alimentarias, los esquemas de educación alimentaria y nutricional y el sistema de etiquetado frontal de advertencia nutricional facilitarán la adopción de mejores prácticas alimentarias a la población.

¿Podremos pensar en un mundo donde el acceso al alimento no sea utopía?

-La alimentación es un derecho fundamental junto con la salud y la educación. Todas y todas, en todo momento, debemos tener acceso a suficientes alimentos saludables. La universalización de este derecho es clave para lograr que cada niña y niño en sus hogares, comunidades o en las escuelas reciban alimentos saludables.

La buena nutrición impacta en el desarrollo de los países. Una buena alimentación y nutrición son importantes para que las y los niños en las escuelas puedan aprender; una buena alimentación y nutrición permitirán el anhelado desarrollo sostenible de nuestras naciones.

Por lo tanto, los países deben priorizar la mejor nutrición en sus poblaciones para alcanzar las metas propuestas en la Agenda 2030, conectar el sistema productivo a través de una mejor producción, así como pensar sobre la importancia de los recursos naturales y la sostenibilidad son necesarios para alcanzar una mejor calidad de vida. Desde la FAO apoyamos estos esfuerzos en favor de la mejor producción, mejor nutrición, mejor ambiente y mejor calidad de vida de las poblaciones en la región.

Por: Violeta Villar Liste [email protected]