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Es crucial reconocer que el cambio climático no es un problema lejano; sus consecuencias ya están aquí y afectan la vida diaria de las personas

Por: Dr. Paulino Betancourt

El autor es profesor titular e investigador en la Universidad Central de Venezuela (UCV) con experiencia en tecnología química, catalizadores, publicaciones científicas y reconocimientos nacionales e internacionales

El cambio climático es una realidad global que afecta a todos, independientemente de su ubicación geográfica o estatus socioeconómico.

Los efectos del cambio climático en la salud humana son profundos y multifacéticos, incluyendo el aumento de enfermedades respiratorias debido a la mala calidad del aire, problemas cardiovasculares asociados con la contaminación, y un incremento en la incidencia de enfermedades transmitidas por alimentos y agua.

Además, fenómenos extremos como olas de calor y tormentas intensifican enfermedades transmitidas por vectores como la malaria y el zika.

La Organización Mundial de la Salud ha catalogado al cambio climático como una de las mayores amenazas para la salud humana en la actualidad, con estimaciones de aproximadamente 250.000 muertes adicionales por año entre 2030 y 2050 como resultado directo de este fenómeno.

Estos impactos no solo afectan la salud física, sino también la salud mental, exacerbando el estrés y la ansiedad, especialmente después de desastres naturales severos.

Es crucial reconocer que el cambio climático no es un problema lejano; sus consecuencias ya están aquí y afectan la vida diaria de las personas, así como el bienestar de las futuras generaciones. Por lo tanto, es esencial que todos consideren tomar medidas para mitigar sus efectos y adaptarse a los cambios inevitables, protegiendo así nuestra salud y la del planeta.

Un artículo en The New York Times ha esclarecido la relación entre el cambio climático y la salud pública. El artículo detalla los daños pulmonares y las amenazas a largo plazo para la salud de los jóvenes afectados por el humo de incendios que han contaminado el aire.

Además, resalta que no solo los niños están en riesgo; las personas con asma pueden experimentar ataques graves, y se incrementan los riesgos de enfermedades cardíacas y cerebrovasculares. Un estudio reciente publicado en JAMA Neurology vincula altos niveles de contaminación del aire con un aumento en el riesgo de demencia, basado en datos de más de 18.000 personas con deterioro cognitivo.

El cambio climático representa una amenaza significativa para la salud, afectando desproporcionadamente a los más vulnerables, como niños, mujeres embarazadas, ancianos, personas con enfermedades crónicas y discapacidades, trabajadores al aire libre y aquellos con recursos limitados, según artículos publicados en Current Environmental Health Reports.

Los autores señalan que la percepción humana del riesgo a menudo se limita a amenazas inmediatas, aunque los recientes incendios forestales han aumentado la conciencia sobre los efectos del cambio climático.

Estos incendios, que ahora comienzan antes y terminan más tarde en el año, fueron destacados por investigadores internacionales en The New England Journal of Medicine.

Además, los científicos enfatizan que el cambio climático se convierte en una preocupación personal cuando se lo asocia con problemas de salud, como olas de calor que no solo son mortales, sino que también reducen la productividad laboral, la calidad del sueño y el rendimiento académico de los niños.

Advierten que el cambio climático exacerbará las condiciones de salud como las alergias respiratorias, que afectarán a personas de todas las edades y empeorarán para aquellos que ya sufren de ellas, debido a que la vegetación responde al aumento de temperaturas liberando alérgenos por períodos más extensos y en más lugares.

El calentamiento global incrementa la incidencia de enfermedades infecciosas transmitidas por vectores como garrapatas y mosquitos.

Pequeñas elevaciones en la temperatura pueden intensificar la propagación de afecciones como la enfermedad de Lyme, diversas encefalitis y otras infecciones acarreadas por garrapatas, así como patologías transmitidas por mosquitos, incluyendo el virus del Nilo occidental, el dengue y la malaria.

Además, el cambio climático amenaza la seguridad alimentaria y la calidad del agua, promoviendo la proliferación de agentes patógenos responsables de intoxicaciones alimentarias y contaminación del agua.

Fenómenos extremos como inundaciones y huracanes pueden desencadenar brotes de leptospirosis, aumentando significativamente el riesgo de contraer esta peligrosa infección bacteriana.

Estos son solo algunos ejemplos de los múltiples riesgos para la salud asociados al cambio climático, los cuales demandan una acción conjunta y decidida tanto a nivel social como individual para mitigar su impacto. Afortunadamente, se observan cambios positivos: varios gobiernos han retomado su compromiso con el Acuerdo de París y grandes fabricantes de automóviles.

Es probable que hayan reemplazado los bombillos incandescentes por opciones LED más eficientes. En cuanto a los electrodomésticos, optar por modelos de bajo consumo no solo reduce el gasto energético sino también el impacto ambiental. En lo que respecta al transporte, minimizar el uso del automóvil y favorecer la movilidad activa, como andar en bicicleta, caminar o usar un scooter, no solo beneficia al planeta, sino que también promueve un estilo de vida saludable. El transporte público es otra alternativa ecológica.

En relación con la dieta, adoptar un enfoque más vegetal y reducir el consumo de carne roja puede disminuir significativamente su huella de carbono y, al mismo tiempo, beneficiar la salud.

Además, es crucial ser consciente del desperdicio de alimentos; cuando se estima que el 30% de los alimentos se desecha. Comprar con responsabilidad y apoyar a organizaciones que redistribuyen alimentos no vendidos o no consumidos puede marcar una diferencia sustancial.

Finalmente, la reutilización y el reciclaje de materiales son prácticas esenciales para reducir la cantidad de desechos generados. Cada acción cuenta en el esfuerzo por preservar nuestro planeta y mejorar nuestra calidad de vida.

Por: Dr. Paulino Betancourt