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Ing. Héctor M. Montemayor Á., durante su discurso el 1 de noviembre en el Campus Dr. Víctor Levi Sasso Foto | Cortesía UTP

El Ing. Hector M. Montemayor Á., rector de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), abrió los actos por el Mes de la Patria en la sede de la institución con discurso que exaltó hitos que marcaron la historia y soberanía del país e invitó a celebrar estas fiestas sin olvidar los compromisos inherentes al nacimiento de la Nación.

El acto protocolar inició con la izada de la Bandera Nacional, a cargo del estudiante del capítulo de honor, Raúl Ramírez, perteneciente a la Facultad de Ingeniería de Sistemas Computacionales, escoltado por cadetes de la Universidad Marítima de Panamá y asistido por miembros del Servicio Nacional de Frontera.

Como parte de la ceremonia se realizó el juramento a la bandera, pronunciado por el profesor Ricardo Reyes, secretario general de la UTP y la estudiante Estefany Castillo, de la Facultad de Ingeniería Civil y también miembro del capítulo de honor, le correspondió dar las palabras en nombre de los estudiantes de esta institución.

Estudiante Estefany Castillo Foto | Cortesía UTP

En su discurso Castillo expresó que saludar a la bandera es muestra de amor y valor que promueve un sentimiento de orgullo y pertenencia, pues es el emblema de un país soberano que lleva consigo los sueños de más de cuatro millones de personas y que representa el honor de los que lucharon para que hoy día se disfrute de un Panamá libre.

Por una nación libre y soberana

El Ing. Hector M. Montemayor Á., rector de la UTP, destacó en su discurso que «a lo largo de la historia los panameños no han cesado de luchar para conformar una nación libre y soberana.

Ciertamente, a pesar de los peligros y dificultades que algunas veces han postergado y otras han incrementado el deseo de llevarla a estadios de satisfacción, sucesivas generaciones de ciudadanos han contribuido a construir esta nación.

De las crónicas de la llegada europea al Nuevo Mundo, y, específicamente a suelo istmeño, se revela la dualidad de efectos que tuvo el encuentro entre habitantes de estas tierras y los del Viejo Mundo. 

Por una parte, hubo importantes casos de avenencia y acuerdos de convivencia; pero, también, fue notorio el grado de choque y rechazo con que reaccionaron algunas etnias de lugares como el Darién, donde se había establecido la población de Santa María La Antigua, como epicentro de la conquista en Tierra Firme.

Hay otros hechos de relevancia que se daban simultáneamente. En la primera década del siglo XVI, habían llegado al Istmo de Panamá esclavos negros traídos al iniciarse la conquista española.

Y antes de que concluyera la mitad de ese siglo, surgió en suelo istmeño un movimiento de rebeldía concitado por lideres como Bayano y Felipillo.

Ante el maltrato, explotación y el abuso de la opresión esclavista, surgió el cimarronaje, en áreas montañosas aledañas al Camino de Cruces y el Golfo de San Miguel; movimiento que dio batalla al orden establecido por la colonización española en estas tierras.

Durante tres siglos, este movimiento formaría parte de la fuerza rebelde que estuvo latente, como sustrato motivador de la independencia que Panamá proclamaría de la Corona Española, bajo el pensamiento inspirador y la espada de Simón Bolívar.

Oscar Vargas Velarde pone en manifiesto cómo el Libertador ya había fijado la caracterización de un Estado libre e independiente en el Congreso de Angostura de 1819, cuando «declaró que las bases de la república (la Gran Colombia) estaría constituidas por la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la abolición de la monarquía, la supresión de los privilegios y la abolición del a esclavitud».

Con este referente histórico, queda clara la vocación de libertad e independencia de quienes habitaban el istmo de Panamá. Hoy toda una “genética” sociocultural que así lo define.

Pero, después de décadas de la independencia de 1821, la distancia entre el ideal bolivariano y la realidad que experimentaba la población del Departamento de Panamá se agrandaba considerablemente.

Aunque algunos historiadores hablan de 17 intentos de secesión istmeña de la Gran Colombia, Nueva Granada o Colombia; al menos se identifican -sin discusión- seis intentos por llegar a ser una nación libre y soberana.

Lo cierto es que antecedentes inmediatos de la separación de Panamá de Colombia radican en algunos hechos muy precisos de profundas consecuencias.  El primero de ellos fue la devastadora Guerra de los Mil Días, la peor desgracia vivida en Panamá, al menos, en los últimos tres siglos.

Muerte, destrucción, pobreza, hambre y enfermedades fueron el resultado de aquella guerra intestina, que tuvo escenarios tanto en el Panamá provinciano como en el citadino. 

Los pobladores del Istmo tuvieron que llegar a un acuerdo entre liberales y conservadores, para detener aquella situación que, de continuar, llevaría a la nación a sucumbir.

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Aquel estado de abandono en el que el Istmo de Panamá se encontró sumido, tras la guerra civil, fue un definitorio caldo de cultivo de las ideas y acciones separatistas. 

A partir de la Guerra de los Mil Días, a Panamá no le quedaba otra salida hacia la sobrevivencia, que no fuera la aprobación y puesta en ejecución del Tratado Herran-Hay, que posibilitaba la construcción del Canal, con el concurso del interés y los recursos de los Estados Unidos de América.

Pero el rechazo del tratado Herran-Hay (que había sido firmado el 22 de enero de 1903) por parte del Senado Colombiano dio al traste con los sueños y esperanzas de los panameños; que, si necesitaban alguna señal indiscutible para separarse de Colombia, ahí la historia se la estaba entregando.

La separación de Colombia, en términos históricos, sociológicos y económicos, no estaba, pues, en discusión o duda.  A partir de ese rechazo, no se trataba entonces de un qué, sino de un cuándo. Y los hechos se precipitaron aquel 3 de noviembre de 1903.

La necesidad de tomar decisiones oportunamente la demostraron los próceres, hombres y mujeres, sometidos a la presión del momento, pero comprometidos con su sentimiento patriótico.

Crear una nación, es mirar al futuro. La autonomía, la independencia, la soberanía, si algo tienen como denominador común es que son condiciones sociopolíticas que dependen de la capacidad de toma de decisiones de los ciudadanos.

Creer en nosotros mismos, en lo que somos capaces de hacer, en lo que podemos lograr. Creer en nuestros sueños, en nuestras esperanzas es, de por sí, una actitud motivadora y causal de progreso.

Es el prerrequisito indiscutible del avance y del logro anhelado.

La Universidad Tecnológica de Panamá, en términos del prestigio ganado, funciona bajo la convicción de que nuestra autonomía ha sido, es y estará basada en la fuerza del trabajo, la productividad y la disposición de hacer las cosas, aun cuando abunden las adversidades.

Como en aquel 3 de noviembre de 1903, nuestra universidad no se sustrae de ese compromiso de formar profesionales y ciudadanos con las competencias para tomar decisiones adecuadas ante las expectativas planteadas.

Celebremos estas fiestas patrias, sin olvidar esos compromisos inherentes al nacimiento de nuestra nación. Que nuestro comportamiento personal e institucional sea un reflejo de aquellos personajes de la historia que nos legaron esta hermosa nación.

Hoy, más que nunca, en un mundo saturado de influencias externas a las naciones, tenemos del deber de defender nuestra soberanía e independencia.

Así de fructífero deber ser el conocimiento que aquí producimos».

Desfile para honrar a la Patria

La ceremonia por el inicio del Mes de la Patria en la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) también contempló un desfile cívico y patriótico, el cual contó con la participación de bandas musicales de cinco colegios secundarios del país, carros alegóricos y delegaciones representativas de esta Universidad.

En el desfile, desarrollado en el Campus Dr. Víctor Levi Sasso, participaron la banda del Colegio Nuestra Señora de Lourdes, Instituto Técnico Don Bosco, Colegio Las Esclavas, Colegio Claret y el Instituto Panamericano; además de las delegaciones de las facultades vicerrectorías, direcciones y departamento de la UTP.

Los estudiantes del Capítulo de Honor de la UTP, en compañía con los cadetes de la Universidad Marítima de Panamá, abrieron el desfile conmemorativo a los 119 años de Vida Republicana, seguidamente, las distintas bandas invitadas fueron desfilando con sus distintas tonadas a lo largo de la ruta del desfile.

Cada una de las delegaciones que intervinieron en esta actividad cívica, realizaron el saludo protocolar a las autoridades universitarias, apostadas en el palco de honor, ubicado frente al Edificio No.3, en donde la Mgtr. Alma Urriola de Muñoz, vicerrectora académica, entregó los certificados de participación a cada uno de los representantes de estas delegaciones.

Una gran cantidad trabajadores, familiares y amigos estuvieron presentes en el acto del 1° de noviembre en el Campus de la UTP, para participar de esta tradicional celebración, que organiza cada año la institución.

Prensa UTP
Fotos | Cortesía UTP