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Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e HipertensiónMiembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

Se acercan las celebraciones de fin de año y en nuestra dieta aumenta la cantidad de carnes que vamos a ingerir. Existe una recomendación de consumo diario para las calorías, grasas y proteínas, y estas últimas provienen en su mayoría de los productos cárnicos.

El requerimiento proteico varía dependiendo de la edad, el peso, embarazo y lactancia, nivel de actividad física y presencia de algunas enfermedades. 

Según las recomendaciones de las normas de nutrición internacional, para los adultos mayores de 18 años de edad, si la actividad física diaria es mínima, el consumo debe ser entre 0.8 a 1 g/kg/día; actividad moderada, el requerimiento es 1.2 – 1.3 g/kg/día; actividad intensa, el requerimiento sería hasta 1.6g/kg/día.

Para las mujeres embarazadas o en lactancia, el consumo puede considerarse como el de una persona con actividad moderada, y para los adultos mayores sin enfermedad renal, su ingesta debe ir aumentando entre 1.2 a 1.6 g/kg/día luego de los 50 años, para evitar la pérdida de masa muscular o sarcopenia. Para los enfermos renales existen otras consideraciones, si el paciente tiene enfermedad renal avanzada pero no está en diálisis el consumo debe disminuir entre 0.6 a 0.8 g/kg/día y luego del inicio de la diálisis debe aumentar a más de 1.2 g/kg/día dependiendo de la tolerancia y la recomendación nutricional individualizada.

¿Dónde se consiguen las proteínas?

Si bien es cierto que existen productos y suplementos con alto contenido de proteína, que están indicados cuando los pacientes tienen alguna condición en la que requieren ingerir aumentar su ingesta diaria, como los pacientes con heridas, ya sea úlceras diabéticas o quemaduras, por mencionar algunas, para poder ayudar al sistema a cicatrizar, es importante primero tratar de satisfacer las necesidades diarias con la comida.

La fuente principal de proteína se encuentra en las carnes rojas y las carnes magras, que incluyen pollo sin piel y pescado.

Sin embargo, estas no son las únicas fuentes, ya que las proteínas se encuentran en los derivados de las carnes, como los huevos, la leche y otros derivados lácteos. Además, algunos vegetales son fuentes de proteína de alto valor biológico, como la soya, las nueces, semillas (girasol, calabaza, chía, sésamo, hinojo, lino y amapola), los frijoles, lentejas y demás menestras.

El cuerpo solo puede digerir entre 30 a 40 g de proteína por ingesta, por lo que, si una persona pesa 70kg y su recomendación es una ingesta de 1 g/kg/día, su ingesta debería ser 70 g de proteína diaria.

Para dividirlo en sus comidas, en el desayuno podría comer 1 o 2 huevos, con una porción de yogurt y fruta para lograr entre 15 a 20 g de proteína en el desayuno; almorzar una porción de 3 onzas de pollo, con arroz y vegetales, para lograr alrededor de 20 a 25g de proteína; y cenar frijoles, una porción de pavo y un vaso de leche antes de dormir, para lograr otros 25 g de proteína. 

De esta manera estaría comiendo en sus comidas fuertes alrededor de los 70 g de proteína necesarios.

De no alcanzar lo necesario para el requerimiento diario, o de tener un requerimiento aumentado, se podrá requerir a la suplementación extra, ya sea en forma de polvo, líquido o barra energética.

Es importante recordar que muchos de estos productos también tienen carbohidratos, lo que aumentaría la ingesta de calorías, que, aunque se suplemente para hacer músculos, si no se hace ejercicio, el exceso de proteína se almacenaría en forma de grasa; y que un exceso de proteínas aumenta los lípidos, al igual que muchos suplementos que son altos en grasas saturadas.

¿Qué efectos secundarios produce una ingesta aumentada de proteínas?

Los atletas de alto rendimiento que realizan su actividad diaria de manera intensa, tienen una ingesta aumentada y ese consumo generalmente no reporta efectos secundarios debido a que su actividad logra consumir lo ingerido.

Las proteínas deberán ser digeridas por las bacterias que descomponen los alimentos en el intestino, pero cuando la cantidad es más de lo que utilizamos, se puede generar mucho “gas” en el intestino, produciendo distensión abdominal, meteorismo, constipación o diarrea.

Cuando se ingieren más proteínas que carbohidratos, se pierde el equilibrio y el cuerpo entra en metabolismo “keto”, por lo que el cuerpo iniciará a quemar grasas para obtener energía, produciendo halitosis o mal aliento.

Además, para las personas que se sobre suplementan, el exceso de proteínas debe filtrarse por el riñón, nuestro órgano encargado de la limpieza.  En los riñones se produce una reabsorción del 99% de las proteínas en forma de aminoácidos, para realizar un reciclaje y utilizarlo para las funciones importantes, pero una vez se satura la capacidad de absorción en este órgano, las proteínas deberán ser eliminadas en la orina y el estrés que genera en las células, produce deshidratación, muerte celular y cicatrices que se ven a nivel histológico en una biopsia renal, y que, si se mantiene de forma prolongada, producen enfermedad renal, con la consiguiente presencia de “orina espumosa”.

El exceso de consumo de proteínas de manera crónica está asociada a enfermedad cardiovascular, desórdenes en los vasos sanguíneos, daño hepático y renal, convulsiones, osteoporosis y cáncer.

¿Cómo  mantener una dieta balanceada?

Entre el 10 al 35% de las calorías de su dieta deben provenir de proteínas, pero si excedemos la cantidad de ingesta diaria de proteínas y no son utilizadas, el cuerpo las almacenará en forma de grasas, por lo que es importante entender cuál es la necesidad y requerimiento individual.

Debido a las regulaciones existentes, todos los productos de venta en supermercados tienen etiquetas de la cantidad de nutrientes (incluyendo proteínas) que tiene el alimento a consumir.

Es importante recordar que las mejores dietas son las que incluyen una variedad de todos los alimentos, en las proporciones adecuadas.

Conocer su peso servirá para calcular la cantidad requerida por cada organismo por día, y si hay obesidad, se deberá ajustar para no aumentar la cantidad de proteínas requeridas. Debido a que hay fuentes proteicas vegetales, es buena idea incluirlas en las dietas, dividir las porciones en el total de las comidas para que el cuerpo las pueda metabolizar, hidratarse bien y si es difícil llegar a los requerimientos diarios, utilizar un suplemento con una recomendación acorde a su edad, peso y comorbilidades para ayudar a nuestro organismo a mantener su balance diario.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI