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Violeta Villar Liste

La muerte trágica de Fernando Xavier De Casta, el niño protagonista de la película Plaza Catedral, dio un giro al mensaje que esta producción deja en nuestras vidas y en la sociedad que ahora mirará con otros ojos

A partir de hoy, y hasta el 15 de diciembre, la película Plaza Catedral del director panameño Abner Benaim permanecerá en la cartelera comercial de los cines de Panamá.

Hizo historia al convertirse en la primera película panameña en ser proyectada en la gala de apertura del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF), que celebró de manera reciente su décima edición, además de ganar el premio a la Mejor película del IFF, por votación del público.

Representará a Panamá durante la competencia por el Oscar 2022 a Mejor Película Extranjera.

Esta película es un relato existencialista que se sostiene en dos miradas: La de Alicia ( Ilse Salas), actriz mexicana, quien encarna a una madre divorciada, atravesada por la muerte trágica de su hijo, y la de Chief (Fernando Xavier De Casta), elegido entre más de 250 jóvenes que participaron en un casting abierto, para asumir el papel de un niño que cuida carros en la histórica Plaza Catedral del Casco Antiguo de ciudad de Panamá.

Con el telón de fondo de las desigualdades sociales, es un relato ficcional que nos pone a dialogar con la materia prima de los sentimientos: la pérdida, la soledad, la frustración, el miedo o el desamor que hacen su equilibrio en el encuentro, la compañía, la libertad, la esperanza o el amor, en el discurso de estas dos miradas.

“El hecho de que sean tan similares, estas dos personas que se necesitan pero no pueden verlo, es lo que quería retratar”, dijo en su momento el director Benaim, al comentar el sentido de una película que hermana y encuentra en aquello que nos hace infinitamente humanos: la capacidad de conmovernos.

La película no se había estrenado a causa de la pandemia.

De esta forma, cuando a los titulares de Panamá llegó la trágica noticia de la muerte de Fernando Xavier De Casta, de apenas 16 años, asesinado en Torrijos Carter, distrito de San Miguelito, en junio de 2021, los ciudadanos solo pudieron entender que otro joven perdía la vida a causa de la inútil violencia, pero no asociaron al joven Fernando con el talentoso actor que ahora verán en pantalla. 

Fernando Xavier De Casta en el papel de Chief

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Con la lamentable muerte de Fernando la ficción se ha salido de las manos y, aunque suene contradictorio, hay que subrayarlo en alta voz: Para bien.

Plaza Catedral no es solo la mirada sostenida de Alicia y Chief o el encuentro de sus similitudes en las diferencias. 

Ahora, luego de su estreno en el IFF Panamá, y con su proyección que seguro tendrá convocatoria abrumadora en las salas panameñas,  es el eco poderosísimo de una sociedad que se ha conmovido hasta las lágrimas y comienza a mirar a los lados para ver en cada niño de la calle a un Chief a quien podemos salvar.

“Sí hay niños que pueden salir adelante y él podía salir adelante. No soy quién para decir que mi nieto era el mejor, pero yo hice lo mejor de Fernando a pesar de ser ama de casa”, dijo la abuela de Fernando, Cira de La Rosa, en el preámbulo de un conversatorio sobre la niñez panameña, convocado en el Ateneo de Ciudad del Saber, a días previos de la llegada de Plaza Catedral a la cartelera comercial.

Cira de La Rosa, la abuela de Fernando

Este diálogo parte de la urgencia de analizar ese otro mensaje que el asesinato de Fernando deja en la sociedad panameña y ante el cual la Fundación Ciudad del Saber (FCDS) no podía ser indiferente, expresó Irene Perurena, su vicepresidenta ejecutiva.

De esta forma, dio apertura al acto y encuentro moderado por Mariana Núñez, vicepresidenta de la FCDS y con la participación del director de Plaza Catedral, Abner Benaim; de Gina de la Guardia, gerente de programas de la Unicef; Aleida Duartes, directora ejecutiva de la Fundación Danilo Pérez y de Carlos Smith, psicólogo y director del programa Enlaces que atiende a niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad y fue un maestro para Fernando.

El símbolo del triunfo que arrebata la violencia

De manera previa al conversatorio en el Ateneo Ciudad del Saber, la abuela Cira recibió la estatuilla que Fernando ganó de manera póstuma como Mejor Actor del Festival Internacional de Cine de Guadalajara

Fue entregada por su director Abner Benaim, quien resaltó que el galardón “es un símbolo de felicidad, de victoria, de triunfo… y aquí se convierte en un símbolo de lo que no pudo recoger Fernando de su trabajo, de su talento y de lo que queda en potencia de un niño cuando es asesinado a esa edad, hecho que pasa de manera recurrente en Latinoamérica”.

“Tenía mucho talento, pero no puedo ir en contra de la voluntad del Señor”, dijo la abuela Cira, quien expresó su orgullo hacia su nieto, especial agradecimiento a Carlos Smith y un mensaje: “Cuando vean la película se van a impresionar”.

Un video en homenaje a la memoria de Fernando, destacó el carisma y la alegría del joven panameño, “mi Marlon Brandon”, en palabras conmovidas de la actriz Ilse Salas, quien ya había manifestado su profundo dolor y consternación cuando supo la noticia de su muerte.

Una respuesta social

Mariana Núñez explicó que para Ciudad del Saber resultaba especial cerrar el año con un evento que resume el anhelo de una institución de un mejor país y luchar por atender y superar situaciones que evidencian la realidad contrapuesta con la ficción de esta película. 

“Quería hacer hacer una película. No imaginé que íbamos a estar en esta posición”, reflexionó el director  Benaim, quien se veía en otro escenario: Presentando la película con Fernando, aun cuando la película aborda aspectos sociales y de drama.

Abner Benaim

“La realidad superó de manera absoluta a la ficción; más allá de lo que podía imaginar”, subrayó Benaim y resaltó la importancia del cine, en esta coyuntura, de mostrar lo que está pasando en la sociedad, a la espera de respuestas.

Carlos Smith comentó que en el barrio está el talento y la resiliencia “y los niños son nuestros maestros, nos enseñan el poder de la sonrisa que emerge a pesar del contexto desafiante. Lo que hacemos,  y es nuestro trabajo, es generar oportunidades a través de la educación, la danza y la cultura”.

“Creemos en el poder de la cultura y también sabemos que en sí mismo no será suficiente. Somos críticos y autocríticos en nuestra intervención y lo importante que es conjugar con el apoyo de las familias, pero no hay trabajo que podamos hacer si el Estado no se involucra”.

Esta acción del Estado, razonó, debe venir de la mano de presupuestos, políticas y programas.

Aleida Duartes, por su parte, documentó cómo la Fundación Danilo Pérez usa la música como herramienta de cambio social y desarrollo humano, con el antecedente de 1960 cuando el maestro Danilo Pérez, padre, trabajaba en áreas de difícil acceso y comprendió que a los niños se les hacía más fácil aprender con música.

En 2005 se crea la Fundación como una vía para ofrecer oportunidades y actuar en beneficio de estudiantes del interior y de jóvenes de barrios de menores recursos, con una inversión que supera los $4.5 millones en una educación que transforma vidas.

Gina de la Guardia señaló la necesidad de lograr leyes que protejan  a la niñez y a la adolescencia, con un enfoque de derechos, con un marco normativo y de políticas públicas, con programas e intervenciones de enfoque intersectorial e interinstitucional, soportado en un sistema de protección integral.

“Necesitamos un presupuesto sensible a la niñez y a las necesidades de las familias, así como tomar decisiones de Estado basadas en evidencia y estadísticas”.

La experta propuso un sistema de monitoreo y evaluación para medir progresos y resultados, validarlo en el tiempo, darle sostenibilidad y arraigo más allá de los cinco años del periodo de gobierno.

Además de estas acciones estratégicas, se pronunció por un cambio en la sociedad y la ciudadanía, en tanto el Estado “nos involucra a todos”.

“Entender que la violencia no está afuera ni es algo de otros países o de los vecinos: es de nosotros mismos, debemos cambiar; no podemos seguir tolerando la violencia”.

Se pronuncia por un “¡Basta a la violencia!” que signifique denunciarla, combatirla y reconocer nuestras propias conductas y prácticas, por nuestros niños y jóvenes, como la “mejor manera de construir Patria”.

De esta forma, Plaza Catedral, es hoy una voz a la conciencia, y la muerte de Fernando, una siembra poderosa para revertir la indiferencia. Ya no seremos los mismos ni debemos ser los mismos porque cada Chief con una oportunidad de vida será la esperanza de un país mejor.