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En las Américas, unos 5,4 millones de personas viven con hepatitis B y 23.000 mueren cada año, mientras que 4,8 millones están infectados con hepatitis C y 84.000 mueren al año. La agencia de la ONU para la salud en el continente recuerda que es un enfermedad grave, pero tiene tratamiento. 

La interrupción de servicios de salud durante la pandemia por COVID-19 amenaza la erradicación de la hepatitis en América Latina y el Caribe.

«La eliminación de las infecciones por hepatitis virales B y C para 2030 es un objetivo alcanzable para mejorar la salud y el bienestar en toda América», afirmó la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Sin embargo, la pandemia ha frenado los avances que se habían alcanzado, por lo que Carissa F. Etienne indicó que se deben “redoblar los esfuerzos para mantener el paso en la eliminación de la hepatitis. Las personas que viven con hepatitis virales no pueden esperar».

Una encuesta recientemente realizada por la agencia de la ONU entre todos los países de la región indica que la pandemia de COVID-19 ha afectado el diagnóstico y tratamiento de las infecciones virales por hepatitis B y C a lo largo del continente.

Esta encuesta se llevó a cabo en vísperas de la celebración del Día Mundial de contra la Hepatitis, este 28 de julio, el cual se reconoce anualmente para aumentar la conciencia sobre las hepatitis virales, un grupo de enfermedades infecciosas que provocan la inflamación del hígado, y pueden provocar cirrosis y cáncer hepático.

Los antivirales pueden curar a más del 95% de las hepatitis C, pero sólo el 22% de los infectados están diagnosticados.

En las Américas, unos 5,4 millones de personas viven con hepatitis B, mientras que 4,8 millones están infectados con hepatitis C. Este año, la campaña de concienciación del Día Mundial se centra en el objetivo de eliminar las hepatitis B y C para 2030, con el lema «la hepatitis no puede esperar«.

La investigación, conocida como la Encuesta nacional de pulso sobre la continuidad de los servicios sanitarios esenciales durante la pandemia de COVID-19, indica que más de la mitad de los 18 países de América Latina y el Caribe tienen algún nivel de interrupción en el diagnóstico y el tratamiento de las hepatitis B y C.

De esos, el 17% de los países encuestados informaron de interrupciones graves que afectaron principalmente los nuevos diagnósticos y tratamientos.

Integrar los servicios en la atención primaria

Ante estas interrupciones, la OPS ha renovado su exhorto a los países para que mantengan los servicios de testeo, prevención, vacunación y tratamiento de hepatitis y los integren en la atención primaria de salud.

La OPS también recomienda que todos los recién nacidos sean vacunados contra la hepatitis B y que reciban al menos dos dosis adicionales de la vacuna en el plazo de un año después del nacimiento para estar protegidos de por vida.

Por su parte, las estimaciones sobre la hepatitis viral C indican que cada año se producen 67.000 nuevas infecciones y 84.000 muertes en las Américas.

Los antivirales pueden curar a más del 95% de los infectados por hepatitis C, pero sólo el 22% de los infectados crónicos están diagnosticados y sólo el 18% de ellos han recibido tratamiento.

Los datos también muestran que se producen alrededor de 10.000 nuevas infecciones de hepatitis B y 23.000 muertes anualmente en las Américas. Sólo un 18% de las personas que viven con hepatitis B han sido diagnosticadas y sólo un 3% de ellas reciben tratamiento.

Grave, pero tratable

«La hepatitis es una enfermedad grave pero muy tratable», matizó la doctora Etienne. «Sin embargo, estamos muy lejos de garantizar que todas las personas con hepatitis estén recibiendo los servicios que podrían representar su recuperación. No podemos permitirnos descuidar la hepatitis».

«La vacunación ha permitido eliminar la transmisión de la hepatitis B en la primera infancia en las Américas, pero las tasas de vacunación infantil también han disminuido, lo que pone en peligro ese logro», continuó. «No podemos permitir que nuestros avances se erosionen».

El Fondo Estratégico de la agencia de la ONU ha ayudado a algunos países a acceder a los antivirales de acción directa capaces de curar la hepatitis C en tres meses. Sin embargo, varios países no están ampliando el tratamiento porque los precios siguen siendo una barrera para muchas personas.

En 2019, la Organización Panamericana de la Salud lanzó su Iniciativa para acabar con más de 30 enfermedades infecciosas en la región para 2030, entre ellas las hepatitis virales.

Para lograrlo, los sistemas de salud deben garantizar el acceso a las pruebas y al tratamiento para todas las personas con hepatitis virales, así como a medidas preventivas como la vacunación.