La enfermedad renal crónica (ERC) en mujeres presenta consideraciones únicas, en particular en el contexto de la salud reproductiva y el embarazo
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid. Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia. Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)
La enfermedad renal crónica (ERC) afecta aproximadamente al 10-16% de la población adulta mundial. Se estima que alrededor de 195 millones de mujeres en todo el mundo padecen ERC. La enfermedad renal es una de las enfermedades crónicas no transmisibles.
Con gran preocupación las organizaciones de salud internacional evalúan las proyecciones sobre mortalidad internacional al 2040, en donde se estima disminuirán por causas de enfermedades pulmonares, cerebrovasculares y cardíacas, y aumentarán por cáncer, diabetes y enfermedad renal crónica.
Las causas más importantes a nivel mundial de enfermedad renal crónica son hipertensión y diabetes. Las mujeres pueden tener causas diferentes asociadas a su biología femenina. Durante el embarazo puede empeorar una enfermedad renal preexistente; las infecciones del tracto urinario son más comunes en mujeres; son más propensas a ciertas enfermedades autoinmunes, como el lupus.
Las mujeres a menudo tienen roles de cuidadoras, lo que puede hacer que prioricen la salud de los demás sobre la suya propia. Es crucial que las mujeres estén informadas sobre los factores de riesgo y los síntomas de la enfermedad renal, para que puedan buscar atención médica temprana si experimentan síntomas o tienen factores de riesgo.
Determinantes biológicos, sociales y físicos

La enfermedad renal crónica (ERC) en mujeres presenta consideraciones únicas, en particular en el contexto de la salud reproductiva y el embarazo.
Las mujeres con ERC enfrentan un mayor riesgo de resultados adversos en el embarazo, como preeclampsia, parto prematuro y restricción del crecimiento fetal, que empeoran con la gravedad de la ERC y la proteinuria o pérdidas de proteínas en orina.
La asesoría pregestacional es crucial para facilitar la toma de decisiones informada y optimizar el control de la enfermedad, incluyendo la sustitución de medicamentos teratogénicos por alternativas más seguras disponibles, control de otros factores de riesgo y la evaluación de enfermedades hereditarias.
En las mujeres con ERC a menudo experimentan una reducción de la fertilidad debido a alteraciones en el eje hipotálamo-hipofisario-gonadal, lo que puede provocar irregularidades menstruales y problemas de salud sexual.
A pesar de estos desafíos, muchas mujeres con ERC pueden quedar embarazadas, aunque esto conlleva un mayor riesgo de resultados adversos.
La anticoncepción segura y eficaz es esencial para quienes desean retrasar o evitar el embarazo, y las opciones anticonceptivas pueden verse limitadas por los efectos secundarios relacionados con la ERC.
Las diferencias de sexo y género también influyen en el manejo y los resultados de la ERC. Las mujeres tienen mayor probabilidad de presentar ERC en estadios 3 a 5, mientras que los hombres progresan más rápidamente a insuficiencia renal y presentan tasas de mortalidad más altas.
Las mujeres generalmente presentan una mayor prevalencia de ERC que los hombres, pero estos últimos son más propensos a progresar a enfermedad renal terminal (ERT). Esta disparidad puede estar influenciada por factores biológicos como las diferencias hormonales, así como por problemas socioeconómicos, de acceso a la atención médica, y clínicos, ya que las mujeres con ERC suelen presentar diferentes comorbilidades, como osteoporosis y anemia, que pueden influir en su salud general y en sus estrategias de tratamiento.
El estrógeno en las mujeres puede tener un efecto protector sobre la función renal, lo que podría ralentizar la progresión de la enfermedad. Sin embargo, los hombres suelen experimentar una progresión más rápida de la ERC, posiblemente debido a niveles más altos de testosterona y otros factores de riesgo.
Desafíos para las mujeres

Las mujeres tienen menos probabilidades de conocer su estado de ERC, de recibir pruebas de detección adecuadas o de ser derivadas a nefrología, lo que subraya la necesidad de una mayor concienciación y un manejo proactivo.
Las mujeres con ERC generalmente tienen mejores tasas de supervivencia que los hombres, aunque pueden experimentar una mayor carga sintomática. La calidad de vida de las mujeres con ERC puede verse afectada por factores psicosociales, que pueden ser diferentes a los de los hombres.
La ERC puede tener una prevalencia diferente en mujeres que en hombres, a menudo influenciada por factores como la edad, las comorbilidades y el nivel socioeconómico. Suelen presentar una progresión más lenta de la ERC en comparación con los hombres, posiblemente debido a factores protectores como el estrógeno.
Las mujeres pueden presentar ERC en estadios diferentes a los hombres, y a menudo se diagnostican en etapas más tempranas. Existen tratamiento variados para enfermedades distintas. Las mujeres pueden responder de manera diferente a ciertos tratamientos, incluyendo medicamentos antihipertensivos y terapias de reemplazo renal.
Puede haber disparidades en el acceso a la atención y las opciones de tratamiento para las mujeres, influenciadas por factores sociales y culturales. Las mujeres pueden enfrentar barreras para acceder a la atención renal, incluido el trasplante. Estudios han demostrado que las mujeres tienen menos probabilidades de recibir trasplantes renales preventivos que los hombres.
Históricamente, las mujeres han estado subrepresentadas en la investigación y los ensayos clínicos en nefrología. Organizaciones como Women in Nephrology (WIN) están trabajando para abordar estas brechas promoviendo la tutoría, la educación y la investigación centradas en la salud de la mujer en nefrología.
En resumen, el manejo de la ERC en mujeres requiere una cuidadosa consideración de la salud reproductiva, la planificación del embarazo y las diferencias específicas de cada sexo en la progresión de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.
Un enfoque multidisciplinario es esencial para optimizar los resultados en mujeres con ERC. La fertilidad puede reducirse en mujeres con ERC, y el embarazo puede exacerbar comorbilidades como anemia, deficiencia de vitamina D e hipertensión.
El tratamiento de la ERC en mujeres en edad reproductiva debe incluir una derivación temprana a nefrología y un enfoque multidisciplinario para abordar estos problemas complejos.
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI