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Latina es un homenaje a las mujeres que marcaron la historia de la música y el espectáculo, muchas de ellas injustamente olvidadas”. Palabras de Alejandra Fierro Eleta

Por: Violeta Villar Liste Fotos: Casa de América

La exposición «Latina Mujer, Música y Glamour en Gladys Palmera» se presenta en Casa de América, Madrid, desde el reciente 3 de abril al 5 de julio. Se trata de la mayor muestra de la colección de la Fundación Gladys Palmera

Cuando Alejandra Fierro Eleta (Gladys Palmera), hija de un empresario español y de panameña, visitó Panamá, en viaje procedente de España, la vida le cambió para siempre. Tenía 18 años.

La musicalidad de un territorio que vive en ella la estremeció: se llenó de ritmos y de colores. Volvió a España, pero de otro modo: volvió con Panamá en el corazón y con una pasión encendida hacia la música latinoamericana.

Esta parte de su vida está contada en una entrevista extensa y profunda, autoría de Arturo Lezcano en  Jot Down Magazine (https://www.jotdown.es/2019/03/gladys-palmera-historia-de-una-mecenas-inesperada/) Dejamos un párrafo, el enlace y seguimos contado:

“Su madre, panameña de ascendencia española, era hermana de Carlos Eleta, eminencia del bolero y compositor del archiconocido «Historia de un amor» («como no hay otro igual, que me hizo comprender todo el bien, todo el mal»). A Alejandra —aún no era Gladys— le cambió la vida el año que pasó en Panamá cuando cumplió los dieciocho. «Ahí conecté con la salsa de los setenta y, antes que nada, con Rubén Blades». Su álbum Metiendo mano, con Willie Colón, fue su primera adquisición y ya no paró, sobre todo cuando supo que toda la discoteca de una célebre radio panameña había desaparecido tras una inundación. «Me quedé tan impactada que dije: voy a hacer una colección el día de mañana», cuenta hoy tras unas gafas de sol pentagonales”.

Alejandra Fierro Eleta (Gladys Palmera)

Esta colección que haría “el día de mañana”” y anunció en ese viaje de sus 18 años a Panamá, la custodia la Fundación Gladys Palmera, su heterónimo, seudónimo o identidad universal que nombra a Alejandra Fierro Eleta, quien funda con voz propia esta memoria.

La Colección Gladys Palmera, es “el mayor archivo discográfico y documental especializado en música afro-latinoamericana y del Caribe, en el que están representados, a través de casi 50.000 discos de vinilo y pizarra de 45, 33 y 78 rpm, y 30.000 CDs, sus géneros e intérpretes, países, épocas, sellos, marcas y procesos creativos. Además, atesora fondos valiosos con fotografías, partituras, pósters y anuncios, programas, entrevistas, libros, revistas, cancioneros, cintas, vídeos, impresos, objetos personales y memorabilia que ponen en contexto la música que miles de artistas grabaron en Latinoamérica desde mediados del siglo XX”, describe la Fundación Gladys Palmera.

La música de más de 40 países de Latinoamérica tienen voz en este archivo, “situado desde el año 2006 en San Lorenzo de El Escorial, en la sierra de Madrid”.

Al amparo de este estremecimiento sonoro que significó conocer Panamá, crea también con sus décadas hacia atrás, Radio Gladys Palmera, “la primera emisora de radio en España especializada en música latina y del Caribe”.

En el año 2009, funda la Escuela del Ritmo en colaboración con la Fundación Bahía de Portobelo “como una herramienta de transformación social a través de la música para los jóvenes de la comunidad de Portobelo”, en la provincia de Colón de Panamá.

La Escuela del Ritmo apoya, de manera libre y gratuita, la formación musical en distintos instrumentos (guitarra, flauta, piano, trompeta, saxofón…), además de ofrecer espacios para la enseñanza de música, danza y un estudio de grabación.

Contada esta historia, pasamos al presente inmediato y es la inauguración de la exposición «Latina Mujer, Música y Glamour en Gladys Palmera» que se presenta en Casa de América, Madrid, desde el reciente 3 de abril al 5 de julio.

Es la mayor exposición de la colección de la Fundación Gladys Palmera desde su fundación.

Más de 500 piezas recorren la figura de la mujer latina en la industria del espectáculo desde su “exhibición” hasta su reivindicación y voz propia. Tan propia que el itinerario de Latina la cierra la exhibición de un corto audiovisual, inspirado en el célebre poema de Victoria Santa Cruz (Lima, 27 de octubre de 1922 – 30 de agosto de 2014), Me gritaron negra.

León de la Torre, director de Casa de América

Está comisariada por Andrea Pacheco González y Tommy Meini, quien es también responsable de la Colección Gladys Palmera. Ambos explicaron los detalles de esta muestra en un encuentro con los medios de comunicación en Casa de América, en la antesala de la apertura al público de sus salas que reúnen imágenes, portadas de discos, carteles, vestidos de época, textos y reflexiones.

Andrea Pacheco González y Tommy Meini

En palabras de Alejandra Fierro Eleta, Latina es un homenaje a las mujeres que marcaron la historia de la música y el espectáculo, muchas de ellas injustamente olvidadas. Es un espacio donde los carteles no solo decoran, cuentan historias; donde los vinilos no son objetos, son viajes en el tiempo; y donde cada disco lleva consigo una vida, una emoción, un momento eterno”.

La muestra es un viaje por cinco capítulos que cuentan esta historia y se complementa con un programa de actividades, entre visitas guiadas, actividades y talleres, tanto en Casa de América como en espacios alternativos de Madrid.

Marta Canorea, directora de la Fundación Gladys Palmera, dijo a La Web de la Salud que la muestra podría viajar a Panamá y a otros países de América Latina, así como lo hará por distintas ciudades de España y Europa.

Marta Canorea, directora de la Fundación Gladys Palmera

“Siempre buscamos generar puentes y lazos con otras instituciones, comunidades,  colectivos y espacios independientes para seguir promoviendo la música y la cultura afroantillana y del Caribe”.

Destacó el trabajo que se impulsa desde la Escuela del Ritmo en Portobelo, “un proyecto que no solo busca transformar socialmente a la comunidad a través de la enseñanza artística sino preservar la cultura afrodescendiente en Panamá”.

Mujeres con nombre propio

El recorrido por la exposición Latina se estructura en cinco capítulos que resumen los curadores:

“La muestra abarca casi todo el siglo XX. Desde los años 20 y 30, cuando la naciente industria del entretenimiento posicionó a las rumberas y divas latinas en el cine y la música, pasando por los 40 y 50, con el auge del mambo y del chachachá, y los 60, cuando proliferan estereotipos vinculados a las fantasías masculinas, hasta los 70 y 80, cuando las artistas empiezan a controlar sus carreras en un contexto de creciente activismo por la emancipación femenina. Figuras como Rita Montaner, Dolores del Río, María Félix, Ninón Sevilla, Yma Súmac, La Lupe, Celia Cruz, Mercedes Sosa, Chavela Vargas y Chabuca Granda están presentes en esta exposición” que  “rinde homenaje a estas mujeres que contribuyeron a la formación de una identidad cultural cuya influencia perdura hasta hoy”.

Andrea Pacheco González, curadora e investigadora chilena residente en Madrid, “con una destacada trayectoria en la investigación decolonial y la práctica curatorial contemporánea”, así como docente en la Universidad Nebrija de Madrid, explica que la muestra tiene una representación amplia de todos los países que conforman el continente:

“Cada región posee su propia latinidad y, en ese sentido, la exposición es muy coral. Hemos querido hacer una representación lo más amplia posible de este espectro”.

Reflexiona que esta muestra también plantea muchas preguntas sobre “qué es lo latino,  lo caribeño, la influencia de lo afro, la importancia de Estados Unidos y su industria musical en este proceso, los barrios migrantes y diaspóricos de Estados Unidos con las comunidades latinas y qué relación tiene con la españolidad o con la idea de una identidad iberoamericana… todas estas preguntas se plantean en esta exposición”.

En Latina hay una exploración fundamental de la ruptura de la mujer con el molde de la sumisa, la dependiente o la devoradora.

La curadora ve en María Félix un antecedente de este quiebre con una tradición y en La Lupe el inicio con la ruptura de este estereotipo “machista o reduccionista de lo que debía ser una mujer”

La Lupe, artísticamente es muy libre. En sus actuaciones se quitaba la ropa, los zapatos… los lanzaba. Era una libertad creativa y avasallante”.

Observa, sin embargo, que no se trata de una evolución lineal. Las historias se superponen y así vemos una Violeta Parra o Mercedes Sosa, en distintos tiempos, con una voz que reivindica a la mujer.

“Hay un momento, entre los 60 y los 80, de una fuerte reivindicación de las raíces folclóricas de los distintos países que conforman el continente americano y el Caribe. Victoria Santa Cruz, una gran investigadora del folclore afro peruano, entiende que existe una comunidad afro con su propia identidad cultural y lo que ella reivindica”.

Es justo esta voz de Santa Cruz la que se expresa en el video en proyección en el capítulo que cierra el viaje de Latina en Casa de América. Un llamado a la memoria, al nosotros:

Tenía siete años apenas,
apenas siete años,
¡Qué siete años!
¡No llegaba a cinco siquiera!
De pronto unas voces en la calle
me gritaron ¡Negra!

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!

¿Soy acaso negra?, me dije
¡SI!

¿Qué cosa es ser negra?
¡Negra!

Y yo no sabía la triste verdad que aquello escondía.
¡Negra!

Y me sentí negra,
¡Negra!

Como ellos decían
¡Negra!

Fragmento del poema, Me gritaron negra de Victoria Santa Cruz

Como comisaria e investigadora latinoamericana en el contexto español, Andrea Pacheco González destaca que Latina es un viaje fascinante para comprender la cultura contemporánea.

“Esta es una exposición con muchas capas; con muchas puertas y puedes entrar a ella por diferentes puertas. Está dirigida a un público muy diverso:  puedes entrar a Latina desde muchos lugares”.

Por: Violeta Villar Liste | [email protected]