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Por: Gema Romero – Izaskun Alonso | Sociedad Española de Cardiología – Fundación Española del Corazón

La prestigiosa especialista en salud cardiovascular en la mujer, durante la conferencia inaugural del Congreso de la Salud Cardiovascular (SEC) de la Sociedad Española de Cardiología, advirtió que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo percibidas, por la sociedad y la medicina, como enfermedades de hombres

Existen prejuicios en la atención a las mujeres y, con frecuencia, no se considera que también ellas corren el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. En consecuencia, a menudo se descartan sus síntomas o no se consideran posibles cardiopatías, confundiéndose en muchas casos con otras condiciones como la ansiedad, ha dicho Martha Gulati, prestigiosa cardióloga del Cedars-Sinai Heart Institute y especialista en salud cardiovascular en la mujer, durante la conferencia inaugural del Congreso de la Salud Cardiovascular de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

La conferencia inaugural del Congreso SEC23 de la Salud Cardiovascular ha recordado que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte entre las mujeres en todo el mundo y ha remarcado que, aunque España tiene una de las tasas de mortalidad por cardiopatía de las más bajas de Europa, también las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte entre las mujeres.

“Cuando las españolas sufren un infarto agudo de miocardio, tienen muchas más probabilidades de morir por esta causa que los hombres”, ha indicado la especialista en cardiología.

Gulati ha insistido en las diferencias significativas existentes en la forma de tratar a la mujeres con enfermedad cardiovascular: “Hay retrasos en el diagnóstico del infarto de miocardio en las mujeres en comparación con los hombres. Además, el tratamiento en ellas es menos agresivo utilizándose con menos frecuencia las terapias médicas pautadas, se realizan menos intervenciones para abrir las arterias coronarias y las tasas de derivación a rehabilitación cardiaca son más bajas en las mujeres que en los hombres”.

Como resultado, la especialista explica que las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de reingresar y de morir tras un infarto de miocardio. Sin embargo, ha remarcado, no se trata de un problema exclusivo de un país, sino mundial. “Hay prejuicios en la atención a las mujeres y, con frecuencia, no se considera que las mujeres también corren el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca. En consecuencia, a menudo se descartan sus síntomas o, al menos, no se consideran posibles cardiopatías. Se trata de un prejuicio de género”, ha valorado.

En este sentido, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) recuerda que aun cuando el infarto de miocardio en la mujer se presenta generalmente a edades más avanzadas que en el hombre, no se deben subestimar sus síntomas.

El 80% de las mujeres con infarto de miocardio presentan dolor o presión en el pecho como síntoma principal, igual que ellos, como se indica en las guías europeas de síndrome coronario agudo. Por eso, la SEC insiste en que un dolor en el pecho de más de 15 minutos de duración y/o que reaparece dentro de una hora debe alertarnos de pedir ayuda médica inmediata, tanto en hombres como en mujeres. También hay algunos síntomas que pueden ser más comunes en las mujeres con infarto de miocardio: mareos, náuseas, dolor de mandíbula o cuello, dificultad para respirar, palpitaciones o fatiga.

Factores de riesgo cardiovascular e investigación

Martha Gulati también ha subrayado que incluso los factores de riesgo cardiovascular clásicos (hipertensión, colesterol, tabaquismo, diabetes, etc.) pueden tener un efecto diferente en las mujeres que en los hombres.

“Las mujeres diabéticas tienen un riesgo mucho mayor de padecer cardiopatías que los varones. Del mismo modo, las mujeres que fuman tienen mayor riesgo que ellos de sufrir daño vascular. Incluso la tensión arterial puede ser diferente en ellas. Por tanto, es importante reconocer que el sexo importa y que no todo es igual entre hombres y mujeres”, ha indicado Gulati.

No hay que olvidar tampoco que existen factores de riesgo específicos del sexo que pueden afectar únicamente al corazón de la mujer. Así, en relación con el embarazo destacan la preeclampsia, la hipertensión o la diabetes gestacional y el parto prematuro. Más allá de la etapa gestacional, también se asocia con más riesgo cardiovascular la menarquia precoz, el uso de anticonceptivos hormonales y los abortos espontáneos de repetición.

Con relación a la investigación, Gulati también ha remarcado que durante mucho tiempo no se incluía a las mujeres en los ensayos clínicos: “Esto no ha hecho más que agravar el tratamiento subóptimo en ellas porque nos hemos retrasado en entender cómo les afectan los medicamentos y terapias al dejarlas fuera de la investigación. Y dejar fuera a las mujeres es dejar fuera al 52% de la población mundial”.

La especialista en cardiología ha explicado que “cada célula de nuestro cuerpo está influenciada por nuestro sexo biológico y, como tal, cada molécula está influenciada por nuestro sexo. Así, nuestra respuesta a todo puede diferir según el sexo”.

Gulati ha concluido con un mensaje claro: queda mucho por hacer para ofrecer una atención cardiovascular equitativa a las mujeres, porque las enfermedades cardiovasculares siguen siendo percibidas, tanto por la sociedad como por la medicina, como enfermedades de hombres.

La SEC lleva años trabajando incansablemente y continúa sumando esfuerzos en la mejora de la atención cardiovascular destinada a las mujeres. Como indica la Dra. Carolina Ortiz Cortés, vicesecretaria de la SEC: “Es imperativo educar no solo a la sociedad en general, sino también a la comunidad médica en particular, ya que existen prejuicios significativos entre los profesionales de la salud que contribuyen a una atención subóptima en el caso de las mujeres”.

Para abordar este desafío, la Dra. Ortiz Cortés considera “crucial” colaborar estrechamente con expertos de diversas especialidades que intervienen en la salud cardiovascular de las mujeres, tales como ginecología y obstetricia, endocrinología, oncología, psicología y atención primaria, entre otros. Solo de esta manera, asegura, “podemos ofrecer una atención integral y completa”.

“En resumen, más allá del diagnóstico y tratamiento, la concienciación, educación y prevención desempeñan un papel primordial en la lucha contra las enfermedades cardiacas en las mujeres. La igualdad de género en la atención médica y la promoción de un enfoque integral son aspectos fundamentales que deben ser considerados tanto en la reflexión como en la acción, con el fin de reducir la prevalencia y el impacto de las enfermedades cardiovasculares en la población femenina«.

Por: Gema Romero – Izaskun Alonso | Sociedad Española de Cardiología – Fundación Española del Corazón