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Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión
Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

Los trastornos en la calidad del sueño afectan a un gran porcentaje de la población de pacientes con enfermedades crónicas y a su vez algunas condiciones como el dolor crónico, el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardíacas, el asma, la enfermedad por reflujo gastroesofágico, el hipertiroidismo, la enfermedad de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer pueden predisponer a sufrir de alteraciones del sueño.

Los pacientes con Enfermedad Renal Crónica Avanzada presentan una alta prevalencia de alteraciones del sueño, principalmente los pacientes en hemodiálisis, seguido de los pacientes en pre diálisis, diálisis peritoneal, y en menor grado los pacientes trasplantados.

Entre los factores de riesgo más importantes para presentar insomnio en esta población están los trastornos de ansiedad y depresión, la diabetes mellitus, hipertensión arterial, problemas respiratorios y duración de su tratamiento en diálisis.

Pueden existir alteraciones del sueño en algún momento en la vida, con una duración de unos días o algunas semanas (corto plazo o agudo), que puede estar relacionado a estrés o a un acontecimiento traumático. Pero algunas personas pueden presentar esta alteración por un período más prolongado (largo plazo o crónico), en donde el padecimiento puede durar un mes o más, y entonces se conoce como insomnio.

El insomnio es un trastorno del sueño que produce dificultad para conciliar el sueño (quedarse dormido), mantener el sueño durante toda la noche, o seguir durmiendo si se ha despertado durante la noche. Al no dormir de manera adecuada, o que el sueño tenga una corta duración, es posible que exista cansancio al día siguiente y haya una afectación en el desempeño laboral y la calidad de vida. Lo recomendado es que la mayoría de los adultos necesitan dormir entre 7 y 8 horas por noche.

¿Por qué se producen alteraciones en el sueño?

El insomnio se vuelve más frecuente a medida que avanza la edad, sobre todo en mayores de 60 años, debido a que puede haber cambios en los patrones de sueño. El sueño suele volverse más ligero, cambia el reloj interno y esto produce que el paciente se canse más temprano por la noche, pero que se despierte más temprano en la mañana.

La falta de actividad física puede interferir en el buen sueño nocturno; tomar una siesta durante el día puede hacer que no se tenga sueño durante la noche, o si el paciente hace turnos por el trabajo o viaja mucho y está despierto de noche, podrá tener alteraciones en el ciclo de sueño.

Si el paciente tiene alguna condición que le produzca dolor, como la artritis o lumbalgia, o problemas que aumentan la necesidad de orinar durante la noche, como los padecimientos de próstata o vejiga, estos también pueden alterar el sueño.

En las mujeres, los cambios hormonales durante el ciclo menstrual y en la menopausia pueden causar alteraciones nocturnas, debido a que algunos síntomas como, los sudores nocturnos y los sofocos o “bochornos”, interrumpen el sueño. El insomnio también es común con el embarazo, debido a las dificultades para encontrar una postura cómoda a medida que aumentan las semanas de gravidez.

En los niños y los adolescentes se pueden presentar problemas para conciliar el sueño por varias razones: sus relojes internos están más retrasados, por lo que les parece normal acostarse más tarde y dormir hasta más tarde por la mañana. Sin embargo, el uso de la tecnología (celulares, pantallas, computadoras) cada vez es causante de más trastornos del sueño, debido a que cuando se revisa el celular de noche, la luz de las pantallas emite una radiación conocida como luz azul, que inhibe la liberación de melatonina en el organismo, hormona encargada de vigilar el ciclo de sueño, por lo que se disminuirá su secreción.

En los pacientes con enfermedad renal crónica avanzada pero que aún no requieren diálisis, y que se encuentran en un estadío pre diálisis, pueden presentar alteración del sueño, asociada a la disminución de la función renal y a los síntomas que esto puede producir, como la anemia, el edema, la dificultad respiratoria, náuseas, intolerancia a los alimentos y la acidez en la sangre.

En los pacientes en hemodiálisis con diabetes mellitus se observa que son significativamente más propensos a tener una mala calidad del sueño y los que sufren del síndrome de piernas inquietas. El sueño de estos pacientes es corto, fragmentado y con un tiempo total de sueño y eficiencia disminuida, en comparación a pacientes que no realizan terapias de reemplazo renal.

Complicaciones

El sueño es tan importante para la salud como una dieta balanceada. Las personas que padecen insomnio en comparación con las personas con un sueño regular, presentan peor desempeño en el trabajo o en la escuela; disminución del tiempo de reacción al conducir y un mayor riesgo de accidentes; trastornos de salud mental, como depresión, un trastorno de ansiedad o abuso de sustancias; aumento del riesgo y la gravedad de enfermedades o afecciones a largo plazo, como presión arterial alta y enfermedades cardíacas.

La falta de sueño puede producir trastornos de hipersomnia, como la narcolepsia, trastornos relacionados con la respiración, como el síndrome de apneas obstructivas del sueño (SAHS), trastornos del ritmo cardíaco de sueño o vigilia-sueño o parasomnias, como las pesadillas. Estas alteraciones pueden afectar su vida diaria. Puede que se sienta cansado, irritable o con falta de concentración.

Prevención de alteraciones del sueño

Los buenos hábitos de sueño pueden ayudar a prevenir el insomnio y promover un sueño profundo. Hacemos recomendaciones de cambios de estilo de vida.

· Adopta una rutina: acuéstate y despiértate a la misma hora todos los días, incluyendo los fines de semana.

· Crea un ritual que te relaje antes de dormir, como un baño tibio, leer o escuchar música suave.

· Haz actividad física durante el día: la actividad regular promueve dormir mejor.

· Revisa tus medicamentos para ver si pueden producir insomnio y cambia la hora de la ingesta.

· Evita o limita las siestas diurnas

· Evita o limita la cafeína y el alcohol, y no consumas nicotina, sobre todo después del mediodía.

· Evita las comidas y bebidas abundantes antes de acostarte.

· No uses pantallas (celulares, tabletas, computadoras) por lo menos 30 minutos antes de dormir

· Los pacientes con enfermedades crónicas deben informarse sobre las condiciones de sus tratamientos. Esto disminuye el estrés que genera el desconocimiento.

· En caso de que el insomnio sea crónico y las medidas de higiene no funcionan, deberá consultarse a un especialista en sueño, como el psiquiatra o el neurólogo.

Dormir no es una pérdida de tiempo. Es una etapa o periodo del día en el que se reponen neurotransmisores, receptores, ordenamos la memoria, restauramos la función cardiovascular. Dormir bien aumenta la calidad de vida, por lo que es importante una buena higiene del sueño para vivir mejor.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI