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Este artículo resume la conferencia dictada por el Dr. Gustavo J. Villasmil durante la sesión ordinaria, del 20 de febrero de 2025, de la Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela, dirigida por el Dr. Huníades Urbina-Medina. El autor es también miembro de la Sociedad Venezolana de Salud Pública (SVSP), presidida por el Dr. Saúl Peña

Por: Dr. Gustavo J. Villasmil Prieto

El autor es Médico cirujano y especialista en Medicina Interna (UCV). Diplomado universitario en Medicina de Urgencias (Universidad de Tel Aviv, Israel). Master en Gerencia de Servicios Asistenciales de Salud, cum laude (UCAB). Master en Gerencia Pública(IESA). Doctor en Ciencias Políticas (UCV). Postdoctorado en Organizaciones Hospitalarias (UCV).. Actualmente profesor ordinario de la Facultad de Odontología, profesor invitado de la Facultad de Medicina y docente libre de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas (UCV). Miembro titular de la SVMI y Fellow del American College of Physicians

La frecuente observación de niveles de presión arterial más altos en personas de origen africano en comparación con las de origen caucásico se remonta a la primera mitad del siglo pasado.

Los grandes estudios realizados en Venezuela en lo concerniente a la hipertensión no incorporan la etnicidad en sus diseños al diluirse dicha variable en grandes muestreos estratificados por estado o región.

Por otra parte, los escasos estudios conocidos al respecto enfocados en estas poblaciones se han realizado a partir de muestras de carácter intencional y no probabilístico, lo que no permite establecer inferencias sólidas en términos poblacionales.

Es conocida la predisposición genética a retener sodio y agua que condiciona el característico incremento del volumen plasmático y el decremento de la actividad plasmática de renina en estas poblaciones, rasgos estos que determinan su notable sensibilidad a la terapéutica con diuréticos y calcioantagonistas.

Pero a ello hemos de añadir la histórica exposición de estas a un permanente estrés psicógeno y a precarias condiciones de vida conducentes a su discriminación en cuanto al acceso a bienes de consumo, a servicios y a empleos bien remunerados.

El reconocimiento de la importancia de tales factores plantea la necesidad de imponer un límite razonable al paradigma biológico de la enfermedad y su marcado carácter determinista reconociendo la complejidad del fenómeno de la hipertensión en poblaciones históricamente expuestas a condiciones de vida adversas indisolublemente asociadas a un pasado esclavista cuyos alcances se perpetúan no solo en unos determinantes sociales de la hipertensión como enfermedad, sino incluso en un lenguaje médico de sesgo racista.

Es en tal sentido proponemos abandonar la apelación a categorías identitarias de amplio uso en la literatura médica que se refieren al hombre negro como “afrodescendiente” postulando alternativamente la de “negritud”, en tanto que categoría no impuesta por el mundo eurocéntrico y surgida de la reflexión de la intelectualidad africana en atención a sus propias singularidades socioantropológicas, culturales e históricas.

Referencia: Villasmil G. Hipertensión arterial y negritud. Algunas consideraciones historiográficas, epidemiológicas, genéticas, fisiopatológicas y socio antropológicas. Rev Fac Med. 2024;47(2):3