Por: Dr. Claudio Felipe Aoún S.
Al cumplirse el centenario del nacimiento del académico José Bernardo Guerra Mas, el Dr. Claudio Felipe Aoún fue designado por la Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela para tributarle justo homenaje en sesión especial. A continuación se reproducen sus palabras, en acto virtual presidido por el Dr. Enrique López Loyo, presidente de la ANM y miembros de la Junta Directiva.
RESUMEN
El Dr. José Bernardo Guerra Mas culminó sus estudios médicos en la Universidad Central de Venezuela (UCV) con el título de médico cirujano en 1947. Obtuvo el doctorado en Ciencias Médicas, en 1976, en la Universidad de Carabobo. Nació en Nirgua, el 23 de marzo de 1921, y falleció en Caracas el 8 de mayo de 1983.
Fue electo para ocupar el puesto 33 de Miembro Correspondiente Nacional el 7 de diciembre de 1978; el 23 de abril de 1981 fue elegido para ocupar el sillón XXVI con su trabajo, Introducción al Estudio de la Luxación Congénita de la Cadera en Venezuela. El juicio crítico lo realizó el académico Pablo Izaguirre y la bienvenida el académico Augusto León.
Desde 1947 inició sus actividades hospitalarias en la Clínica Guadalupe que se transformó en 1970 en el Hospital San Juan de Dios, uno de los 400 hospitales que tiene esa orden en 55 países.
En ese hospital recorrió todo el escalafón médico desde residente hasta director del hospital.
Asistió a diversos cursos en Argentina en 1961-1966-1968; en Brasil en 1973 y en IESA realizó un curso sobre evaluación de la calidad de la asistencia hospitalaria en 1974. Asistió a más de 45 congresos de la especialidad, en muchos en calidad de invitado.
Fue interno del Servicio de Traumatología en el Hospital Vargas de Caracas, desde 1945-1947, donde estuvo bajo la tutela del maestro Herman De Las Casas.
Fue miembro de la Sociedad Latinoamericana de Traumatología y Ortopedia, titular de la Academia Americana de Ortopedia, fundador de la Sociedad Venezolana de Traumatología y Ortopedia.
Durante 36 años demostró una lealtad a toda prueba al Hospital San Juan de Dios. Se realza su coraje ante las vicisitudes que enfrentó. Recibió numerosos reconocimientos y condecoraciones.
SUMMARY OF DOCTOR JOSE BERNARDO GUERRA MAS
Doctor Jose Bernardo Guerra Mas completed his medical studies at U.C.V (Central University of Venezuela) with the title of surgeon in 1947. He also obtained a doctorate in medical sciences in 1976 at The University of Carabobo. He was born in Nirgua on March 23rd of 1921 and passed away in Caracas on May 8th of 1983.
He was elected as a Correspondent member of The National Academy of Medicine to occupy the with the spot number 23 on December 7th of 1978. In addition, on April 23rd of 1981 Dr. Guerra Mas was honored and elected to occupy the chair number XXVI of The National Academy of medicine, based on his research named “Introduction to the study of Congenital hip dislocation in Venezuela”. The critical judgement was performed by Academic Pablo Izaguirre, and the welcome to the organization was done by Academic Augusto Leon.
Since 1947 Dr. Guerra Mas began his Hospital activities at The Guadalupe Clinic, which became Saint Jhon of God Hospital in 1970. This Hospital is among the 400 that the Saint Jhon order has worldwide. At This Hospital Dr. Guerra Mas went throughout the entire medical scale from Resident all the way up to Medical director of the Hospital.
He attended several courses in Angertina on 1961-1966-1968, in Brasil on 1973, at The IESA he completed on 1974 a course of evaluation of the Hospital assistant quality. He also attended more tan 45 congresses of the specialty, in many of those as a quality guest.
He was an intern of the Orthopedics service at The Vargas Hospital in Caracas from 1945 until 1947, where he was under the guardianship of Master Doctor Hernan de Las Casas. In addition, he was a member of the Latin American Society of Orthopedics, he was also a member of The American Academy of Orthopedics and founder of the Venezuelan Society of Orthopedics.
During 36 years he proved his loyalty to The Saint Jhon of God Hospital , Highlighting his courage before the vicissitudes that he faced, he also received many recognitions and awards.
Homenaje en la distinguida fecha del centenario del Dr. Guerra Mas
Agradezco la designación de orador de orden al cumplirse el centenario del nacimiento del académico José Bernardo Guerra Mas, por ocupar el sillón XXVI, adjudicado a él y luego a mi persona, así como la sólida unión que compartimos.
Precisamente, esa interrelación es la que trae a mi espíritu íntimas emociones y los más caros sentimientos al cumplirse el centenario de su nacimiento, el cual con justicia recuerda la A.N.M. con sus miembros fallecidos.
Lo conocí cuando ingresé como interno al Hospital J.M. Vargas en la Guaira, siendo él, jefe del Servicio de Traumatología.
Entre sus compañeros se encontraban, entre otros: José Rafael Sánchez Pacheco, Ismael Cárdenas, José Antonio Villegas, Elías Solórzano, Ramón Lange, todos insignes especialistas, jefes de Servicios de diversos Hospitales del área metropolitana.
Hago hincapié en que su inclinación por la especialidad proviene de su relación con el maestro Hermán De Las Casas, fundador de la Traumatología y Ortopedia en Venezuela, y cuyo busto se encuentra en el Colegio Internacional de Cirujanos en la ciudad de Chicago, del cual fue regente y vicepresidente durante 9 años. El Doctor De Las Casas fue uno de los fundadores y el primer director de la Clínica de Guadalupe.
Casi toda la actividad profesional del Dr. José Bernardo Guerra Mas estuvo ligada a la Clínica Guadalupe, que en 1970 se transformó en el Hospital San Juan de Dios, el cual es uno de los 400 hospitales de la Orden, distribuidos en todo el mundo.
Del contacto semanal médico en la Guaira pasamos al trato diario en la Clínica Guadalupe, donde, para el momento de mi ingreso, trabajaban los académicos: Pedro B. Castro, quien alcanzó la presidencia de la ANM., los académicos Otto Hernández Pieretti, Milena Sardi De Selle, Luis Ceballos García y, entre otros, los distinguidos galenos, el maestro Jorge Figarella Tovar, Rómulo Valero (padre), Rafael Galarraga, Carlos Alarcón, Eladio Díaz Camero, Elías Salazar y Juan Delgado Blanco.
Su nacimiento y vida familiar
El Dr. Guerra Mas nació en Nirgüa, estado Yaracuy, el 23 de marzo de 1921, hijo de Don José Guerra Maduro y Doña Carmen Mas.
Cursó sus estudios en el Colegio La Salle de Valencia, estado Carabobo. Culmina los estudios médicos en la Universidad Central de Venezuela, con el título de Médico Cirujano en 1947. Obtiene el Doctorado en Ciencias Médicas en el año 1978 con la tesis Luxación Congénita de la Cadera. Fallece en Caracas el 8 de mayo del año 1983.
Fue su esposa Doña Lila Rodríguez, digna compañera, su soporte inexpugnable en todas las circunstancias. Sus hijos, tesoro del cual siempre se enorgullecía, cada uno de ellos en las diversas áreas en que actuaron, y actúan, en el claro sendero que él les trazó como guía.
Su norma de hombre bueno, les indicó de manera diáfana el rumbo que los compromete a seguir el ejemplo de su hidalguía.
Una amistad fraterna
Ambos trabajamos en el Servicio de Traumatología del Hospital Vargas de la Guaira, igualmente pasamos el mismo período en el Hospital San Juan de Dios de Caracas: 36 años.
Asistimos juntos a Congresos Internacionales en Madrid, Río de Janeiro, Buenos Aires, Roma y Lima… fuimos designados para ocupar el sillón número XXVI, por orden cronológico primero él, quizás también en algunas travesuras rocambolescas, habiendo él tenido la generosidad de permitirme trabajar en su consultorio privado, durante dos años, mientras yo gestionaba uno, que resultó ser el del doctor para la época, hoy el ex presidente de la ANM Alfredo Díaz Bruzual.
Como figura pionera y relevante de la Ortopedia en Venezuela, perteneció a diversas Sociedades Científicas Nacionales y Extranjeras. Recibió numerosos reconocimientos y condecoraciones. Era ponente e invitado especial a los congresos de la especialidad.
En este homenaje centenario, el cual para mí es muy singular, voy a recalcar su línea de conducta. Dedicó 36 años de su vida al Hospital San Juan de Dios.
Si de alguien se puede afirmar que quiso entrañablemente con hechos demostrados a esa institución, fue él, a través de una labor continua y fecunda, la cual nunca tuvo pausas en su servicio.
Jamás tuvo mezquindades, por el contrario, siempre transitó y enseñó el camino del estímulo para todos los que estuvimos cerca de él, con los cuales fue leal en todas las circunstancias no rehusando tender la mano grata de su amistad.
Su acendrada formación cristiana trilló en serena armonía su entrega para todos los que venían como enfermos, a los que dio dedicación, tiempo y bienestar, en la consulta, las salas de hospitalización y en el quirófano.
Si alguna circunstancia era necesaria para demostrar su sabiduría y fortaleza que poseía, basta con recordar la serenidad y convicción con la que encaró sus momentos más difíciles cuando, luchando contra la enfermedad, mantuvo una constante actitud positiva de fructífera labor.
Se permitía aconsejar y tranquilizar a quienes tenían menos presencia de ánimo por situaciones que ni medianamente eran las de él.
De él se puede escribir por su personalidad recia que no se dejaba vencer por nada extraño a su espíritu; pensaba en medio de los accidentes de la vida que tenía dentro de sí una fuerza madre, algo fuerte e indestructible, como un eje diamantino alrededor del cual giran los hechos, que forman la trama del verdadero vivir: Sean cuales fueran los sucesos que sobre ti caigan, los favorables o los llamados adversos, mantente de tal forma firme y erguido que se pueda decir siempre que eres un hombre vertical.
Entonces fue inquebrantable en su afán de estudio, en perfeccionar su deseo de avanzar en la ANM, con el objetivo de ascender a individuo de número, mientras realizaba a medular de su cometido, consultaba cifras estadísticas con su dilecto amigo el académico Rafael Rísquez Iribarren, meta que logró con su excelente trabajo Introducción de la Luxación Congénita de la Cadera en Venezuela, cuyo juicio crítico lo realizó el académico Pablo Izaguirre y la bienvenida el académico Augusto León.
Fue un cirujano polifacético y hábil, incursionó en todo el sistema músculo-esquelético, intervenía hombro, codo, mano, cadera, rodilla y pie, y lo hacía bien. Con el tiempo se hizo evidente su preferencia por la cadera.
Abierto a las novedades en favor de los pacientes
Fue una persona abierta a las novedades lógicas que trajeran beneficios a los niños que acudían como pacientes al hospital.
En 1974 la Dra. Doreen Araque Bustillos, que regresaba de Argentina y Brasil en un viaje de perfeccionamiento, le propone al Dr. Guerra Mas, a través del jefe del servicio de cirugía plástica Dr. Manlio Hernández, la formación de un grupo que atendiera a los pacientes que presentaban hendidura palatina con técnica de ortopedia funcional de los maxilares.
De esta manera se integraba al odontólogo en la atención de niños que presentaban malformaciones congénitas máxilo-faciales.
El Dr. Guerra Mas dio la autorización respectiva, convirtiéndose esa unidad en un centro de referencia nacional e internacional. El Hospital San Juan de Dios se colocó entre las cinco instituciones con mayor número de pacientes con paladar hendido tratados en el mundo; luego surgió la Operación Sonrisa.
Al término de una conferencia magistral en el congreso más importante de la especialidad, la Sociedad Internacional de Cirugía Ortopédica y Traumatología (S.I.C.O.T), efectuado en Río de Janeiro, el Dr. Somerville, catedrático de Oxford, quien había estado en Caracas invitado en el Hospital San Juan de Dios, del cual se expresó muy bien con el expositor y creador de una técnica en la cadera, para cubrir la cabeza femoral, profesor Karl Chiari de Viena, me invitó a visitar su clínica. El Dr. Guerra Mas me dijo: «Acepta la invitación, la orden hospitalaria te cubrirá los gastos. Si no, los costeo yo». Así era su manera de ser.
De su vasto anecdotario, recuerdo a un amigo común, periodista reconocido, a quien le dio un consejo de oro: Cuando sientas que la fuerza te falta, que la realidad que te rodea te crea dudas y tu fe se tambalea, busca a un niño enfermo, mira de cerca el mal que quiere curar su esperanza. Puedes estar seguro que Dios te volverá sereno y sabrás superar la zozobras que presentas. No te quejes, recuerda que en los pisos de arriba del Hospital hay quienes sufren con mayor fuerza, porque padecen más que nosotros.
Como interno en el Hospital Vargas de la Guaira, un fin de semana, mi compañero no pudo asistir.
La guardia estuvo complicada en atenciones diversas: quirófano, emergencias tras emergencias, cero descanso, las noches del sábado y domingo…
El lunes el Dr. Guerra Mas me vio de mal humor y me dijo: «Al hospital vienes a trabajar; ¡haz tu trabajo y sobre todo hazlo bien!» Fue una sentencia profunda para mí que me ha guiado toda la vida.
Hay un pensamiento razettiano que tiene cabida en este homenaje:
“Consagró su vida al trabajo, cultivó su espíritu y el culto del hogar, respetó la ciencia, practicó la fraternidad con buena fe, jamás un compañero sufrió por su causa, procuró hacer todo el bien posible, eso es lo que ha sido y lo que ha hecho”.
Para concluir, digo yo a mi maestro estas palabras: Con la misma lealtad con la que te estimé en la vida, seguiré respetando tu memoria.
Dr. Claudio Felipe Aoún S.
El Dr. Claudio Felipe Aoún, autor de este texto, ejerció la dirección del Hospital San Juan de Dios. Expresidente de la Sociedad Venezolana de Traumatología y Ortopedia; expresidente de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela (ANM) e Individuo de Número de la ANM