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Por: Dra. Karen Courville, FACP

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión

La insulina es una hormona producida por el páncreas, un órgano que se encuentra en el abdomen. Esta hormona  ayuda a que la glucosa que proviene de los alimentos que se consumen, al pasar a la sangre luego de la digestión, entre a las células de los músculos, depósitos de grasa y al  hígado, donde se usa para obtener energía.

La glucosa es la principal fuente de energía del cuerpo y se obtiene en su mayoría de la ingesta de carbohidratos. La insulina tiene un papel muy importante en el mantenimiento de niveles adecuados de glucosa en la sangre.


¿Por qué se acaba la insulina?

Existe una enfermedad llamada diabetes en la cual hay un trastorno en la producción de insulina en el cuerpo. Existen dos tipos: la diabetes tipo 1, es una forma de enfermedad autoinmune, en la que el cuerpo se ataca a sí mismo y destruye las células del páncreas que se encargan de producir insulina. Ocurre en personas jóvenes, aunque puede desarrollarse en la edad adulta.

En la diabetes tipo 2, el cuerpo tiene una resistencia a los efectos de la insulina, lo que significa que necesita más insulina para realizar las mismas tareas. Debido a que el cuerpo se mantiene produciendo insulina en exceso, luego de algunos años, las células productoras de insulina en el páncreas se agotan. La diabetes tipo 2 afecta a personas de cualquier edad, pero suele desarrollarse en la edad adulta.

La insulina como tratamiento para la diabetes

Hace más de 100 años y luego de muchos estudios en animales, se pudo demostrar la existencia de esta hormona y desde entonces, el curso del tratamiento para la diabetes cambió para siempre. Hoy existen diferentes tipos de insulina y en diversas formas de presentación.

Hay insulina de acción breve o de acción rápida que se administra antes o en el momento de comer para controlar los niveles de azúcar en la sangre, y su tiempo de inicio de acción es alrededor de 15 minutos y su efecto dura hasta 4 horas. Lo recomendado es que se usen con las tres comidas importantes del día.

Las insulinas de acción intermedia  inician su acción 2 a 4 horas luego de la aplicación y su acción finaliza entre 12 a 18 horas, por lo que deben ser usadas 2 veces al día.

Las insulinas de acción prolongada se administran para mantener estables los niveles de azúcar en la sangre entre las comidas: inician varias horas después de la aplicación, no hacen pico y pueden durar 24 horas o incluso un poco más, por lo que se usan 1 vez al día.

Existen insulinas premezcladas, que ya traen una mezcla de insulina regular con acción intermedia, por lo que facilita la aplicación y se hace 2 veces al día.

¿Cuáles son las diferentes presentaciones de  insulina?

Existen diferentes presentaciones comerciales que han ido apareciendo para mejorar la aplicación de insulina.

La mayoría de los pacientes utilizan la presentación en vial o frasco.  En esta presentación se debe realizar una extracción con una jeringuilla y luego se aplica de manera subcutánea. La insulina trabaja más rápido cuando se inyecta en el abdomen, pero se deben rotar los puntos de aplicación. Otros puntos incluyen los muslos, los glúteos o la parte superior del brazo.  

El punto donde se va a inyectar debe limpiarse con un poco de alcohol y esperar a que seque para la aplicación de manera estéril en la piel y evitar infecciones en sitios de punción. Es importante almacenar la insulina en vial en frío en la refrigeradora para que se conserve de manera adecuada.

Además de los viales, existe auto-inyectores de insulina tipo bolígrafo. Tienen una aguja en la punta. Algunos ya vienen llenos y son desechables. Otras tienen espacio para un cartucho de insulina que se inserta y se reemplaza después del uso. A algunas personas les puede parecer más fácil la aplicación y las prefieren.

Se puede utilizar una bomba de insulina, que es una máquina pequeña que administra dosis pequeñas y constantes de insulina durante todo el día. La bomba se usa fuera del cuerpo en un cinturón o en un bolsillo o bolsa. Está conectada a un pequeño tubo de plástico y a una aguja muy pequeña que se inserta debajo de la piel y permanece varios días en su lugar. La bomba administra la insulina al cuerpo a través del tubo las 24 horas del día. También se pueden aplicarse dosis adicionales de insulina con la bomba a la hora de las comidas. Hay diferentes tipos de bomba y de maneras de conectarlas a la piel, que van a variar dependiendo del fabricante.

Existen inhaladores para administrar la insulina en polvo por la boca. La insulina llega a los pulmones y pasa rápidamente a la sangre. La insulina inhalada es solo para adultos con diabetes tipo 1 o tipo 2. Todavía no está disponible en todos los países y dependiendo de la necesidad del paciente pudiera ser que aún requieran una dosis aparte de insulina subcutánea de acción prolongada.

Otros dispositivos son los puertos de inyección, que tienen un tubo corto que se inserta en el tejido debajo de la piel. Sobre la superficie de la piel, un parche adhesivo o vendaje mantiene el puerto en su lugar. Mediante un auto-inyector, la insulina se inyecta a través de ese puerto con una aguja o jeringa, pero el puerto permanece en su lugar durante algunos días y luego se reemplaza por otro. Solo se debe inyectar la piel cuando se aplica un nuevo puerto.

¿Cuál es el papel del riñón con la glucosa?

Cada riñón está formado por millones de filtros pequeños llamados nefronas. Los glomérulos de un adulto sano filtran aproximadamente 180 g de glucosa cada día. En circunstancias normales, casi toda esta glucosa se reabsorbe y menos del 1% se excreta en la orina. La glucosa que se reabsorbe se utiliza en su totalidad.

Con el tiempo, los niveles altos de azúcar en la sangre causados por la diabetes pueden dañar los vasos sanguíneos de los riñones y las nefronas, y hacerlos dejar de funcionar como deberían.

Si empezamos a tener glucosa en la orina, significa que los niveles en sangre están por arriba de 180 mg/dL y sobrepasa la capacidad de absorción.  La causa más común de glucosa en orina, es la diabetes.

Los riñones también tienen un trabajo en el metabolismo de la insulina.  Esta hormona también se reabsorbe para degradarse a péptidos y aminoácidos. A medida que el riñón se deteriora, se producirá una baja en el metabolismo y limpieza de la insulina por el riñón y por ende aumentará el tiempo de duración de la insulina en sangre o vida media.

Existen recomendaciones para ajustar la dosis de insulina según la función renal para evitar riesgos de hipoglucemia sintomática en los pacientes.  En términos generales la dosis de insulina debe ajustarse un 25% si la función renal está entre 10 a 25 ml/min y a un 50% de la dosis si la función renal es menor de 10 ml/min.

Además se debe considerar el estado general del paciente, la presencia de edema o retención de líquido, procesos infecciosos ocultos o evidentes, trasgresión de la dieta, episodios de alteración gastrointestinal al momento de realizar los ajustes en la dosis.

Si cuidamos lo que comemos, mantenemos estilos de vida saludable y la glucosa normal, cuidaremos nuestros riñones. Si una persona sufre de diabetes, utiliza adecuadamente su insulina, hace dieta, realiza ejercicios y acude a sus controles de manera frecuente, disminuirá el riesgo de complicaciones microvasculares producidos por la diabetes.

Por: Dra. Karen Courville, FACP