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Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)

La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga. Egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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El modelo de intervención psicosocial ofrece una plataforma de apoyo a cualquier población que se encuentre en estado de vulnerabilidad; los de intervención de pacientes con condiciones mentales son aquellos que incorporan a su entorno familiar y comunitario al proceso de su recuperación funcional, con un enfoque Psicoeducativo, grupal y, por lo general, manejando herramientas de autoapoyo y autogestión; a su vez, sirven de base para la creación de una red de apoyo sostenible y confiable más amplia, cuyos beneficios se han reportado en algunos estudios.

La discriminación social y estigmatización del paciente psiquiátrico es lo que más afecta sus vínculos y relaciones personales, cerrándole puertas a nivel de integración social y oportunidades laborales, entre otras; de allí que tener un espacio seguro de aceptación e integración sea tan valioso para mejorar su calidad de vida y autoestima.

La intervención con las familias, a la par del apoyo al paciente, permite un replanteamiento de la situación de salud mental hacia la creación de vínculos más empáticos y de cooperación.; ya que el apoyo de personas significativas es uno de los factores determinantes para la salud mental.

Esto ha permitido revelar la importancia y efectividad de enfocar los aspectos sociales, familiares y comunitarios como oportunidades y fortalezas tanto para los pacientes como para su familia y entornos comunitarios y laborales.

Según un artículo de la Revista Colombiana de Psiquiatría (Vol.43 supl.1 Bogotá, 2014), un grupo de investigadores analizaron varias modalidades de intervención psicosocial a pacientes adultos con diagnóstico de esquizofrenia.

Concluyeron que la Psicoeducación y la intervención familiar mostraron ser eficaces en comparación con el tratamiento usual para prevención recaídas y hospitalizaciones, permitiendo disminuir la carga familiar y mejorar la adherencia al tratamiento de los pacientes. El entrenamiento en habilidades sociales fue eficaz para mejorar síntomas, funcionamiento social y calidad de vida; por lo cual recomiendan la Psicoeducación, el entrenamiento en habilidades sociales e intervenciones familiares y sugieren el uso de terapia ocupacional para pacientes con esquizofrenia.

Cuando hablamos de una red de apoyo nos referimos a la creación de una estructura conformada por personas y organizaciones que sirvan de soporte estable, en lo posible, para la satisfacción de las necesidades inherentes a la condición que atraviesan.

Esto es de particular importancia para las personas con condiciones mentales, debido a que la salud mental es dejada de lado con frecuencia a nivel de las políticas públicas que den respuesta a sus necesidades específicas con el objetivo de mejorar su calidad de vida y potenciar su recuperación funcional.

Algunas de las ventajas de participar en los grupos y redes de autoapoyo es que permiten ampliar la propia red de relaciones personales, romper con el aislamiento social, compartir las experiencias en un contexto de escucha y comprensión, relacionarse con iguales, vencer el miedo al rechazo, obtener información y contribuir a un cambio colectivo.

Sin dejar de lado la importancia vital de la medicación para la adecuada atención de los trastornos mentales; podemos pensar en modelos que integren ambas opciones en función de obtener mejores resultados. Tomando en cuenta de que los procesos psicosociales han repercutido en la disminución de recaídas y adhesión al tratamiento se vienen a constituir como una opción válida viable y que merece ser tomada en cuenta para futuras investigaciones.

Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)