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Bulgaria, en los años 90, pasó por una crisis devastadora. Todos los modelos económicos y la planificación central del país se derrumbaron.

La madre de quien recuerda esta historia perdió los ahorros de su vida en cuestión de días. Esa misma persona no olvida que debía levantarse a las cuatro de la mañana para hacer fila y poder comprar la leche de su hija.

Esa situación, sin embargo, le permitió a Bulgaria reforzar sus sistemas y, a la persona que lo cuenta, tener una particular sensibilidad y conocimiento de la realidad de los países de América Latina y del Caribe que ya antes del covid-19 conocían el impacto profundo de la palabra crisis.

Esa persona se llama Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y quien, en un diálogo de lujo con Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) conversó sobre el Crecimiento, la recuperación económica y la inclusión de la región después del covid-19.

Varias certezas acompañan su optimismo a pesar de la adversidad y es el entorno rico, resiliente y la enorme biodiversidad que acompaña a América Latina, condiciones que pueden hacer la diferencia en establecer las bases de la economía futura que también debe significar pasos en el bienestar, la inclusión y la igualdad de las sociedades.

Kristalina Georgieva nació en Sofía, Bulgaria, en 1953. Tiene un doctorado en Ciencias Económicas y una maestría en Economía Política y Sociología de la Universidad de Economía Nacional y Mundial de Sofía. Fue elegida directora gerente del FMI el 25 de septiembre de 2019. Asumió su cargo el 1 de octubre de 2019. Antes de incorporarse al FMI, fue directora general del Banco Mundial entre enero de 2017 y septiembre de 2019, período en el cual se desempeñó también como presidenta interina del Grupo Banco Mundial durante tres meses/Foto y Fuente: FMI

“Estamos en un lugar menos sombrío”

Luis Alberto Moreno, presidente del BID, y quien condujo las preguntas del diálogo, destacó que venir de un mercado emergente aporta a la directora gerente del FMI una perspectiva distinta, en particular en esta circunstancia del covid-19.

Kristalina Georgieva puso en perspectiva la realidad de un mundo “enfrentado al choque más grande luego de la era de las posguerras”.

“Recuerdo los meses de febrero y marzo, cuando veíamos que era difícil predecir la dirección futura de la economía mundial, pero ahora podemos decir que estamos en un lugar menos sombrío; hay ya algunos indicios de recuperación, pequeños retoños, y el fundamento es uno muy sólido: las acciones sincronizadas de los gobiernos, de sus bancos centrales, en una forma increíble, que no se había visto antes en la historia y eso le ha dado firmes cimientos a la economía mundial”.

“Los países han aprendido a funcionar mientras la pandemia todavía está con nosotros y eso también aplica a América Latina y el Caribe”, destacó.

Reconoce que todavía “no hemos superado la crisis y es indispensable estar focalizados en una salida durable de la situación de salud, que representa esta crisis”.

Mientras se sale, “con una recuperación parcial o incompleta es vital mantener el apoyo para los hogares, los trabajadores y las empresas, y eso me preocupa desde el FMI: que ese apoyo sea retirado antes de tiempo”, reflexionó.

Ahora bien, otras preguntas la acompañan y es “si salir de la crisis aumentando niveles de deuda y con un nivel mayor de estímulo fiscal se hace solo para volver a la economía de ayer o para establecer las bases de la economía futura”.

La directora gerente del FMI detalla que Latam y el Caribe están destinando el 8% del PIB para apoyar la economía “y detener la hemorragia”, pero ahora se debe pensar hacia el futuro y “reconstruir hacia adelante”.

Georgieva explicó que se puede pensar en una región con problemas severos o también “con un potencial subutilizado”.

Al respecto hizo énfasis en que si bien Latam y el Caribe no tradujo le época de la bonanza de las materias primas en inversión en capital humano, “no quiere decir que no pueda pasar y es esta una oportunidad para que América Latina” lo haga por la presión de esta crisis.

En el ámbito de lo digital “América Latina no está donde podría estar en términos de digitalización.

De hecho, hay partes de Latam donde les ha ido muy bien, pero hay mucho espacio para avanzar hacia la economía digital. La digitalización podría ser un impulso enorme. Con el gobierno electrónico es el ciudadano quien está a cargo y el proceso se hace muy transparente.

Otras condiciones positivas que destaca es un “entorno rico, resiliente, con bajo contenido de carbono, hay una biodiversidad enorme y es un potencial”.

Considera que lo verde, aun cuando no es un tema nuevo, “se ve reforzado en esta oportunidad” y Latam podría generar nuevas oportunidades en este diálogo que sobre la ecología y el medio ambiente se temió quedara de lado pero no fue así.

Para Kristalina Georgieva también el comercio entre los países es una posibilidad y “Mercosur puede tener un papel mucho más dinámico”.

Recordó que los países europeos lograron forjar la Unión Europea, con una diversidad cultural y de idiomas, mientras Latam tiene como valor mayor homogeneidad “y esa base común representa una enorme oportunidad; No se me ocurre mejor momento que una crisis para dar estos pasos”.

Un nuevo contrato social, apoyado por los jóvenes de América Latina, puede ser la clave para resolver esta necesidad.

Atención sanitaria universal

Georgieva explica que los países con fundamentos sólidos son quienes mejor han sabido sortear la crisis, y esto supone “un enfoque más holístico, con una atención sanitaria casi universal, una respuesta disciplinada y sólida a la crisis”.

En el otro espectro, “así como el virus golpea más a quienes tienen comorbilidades, lo mismo ocurre con los países con condiciones preexistentes: son los más afectados, de modo que vemos las lecciones que enseña la crisis y cómo esos fundamentos sólidos ayudan”.

Explicó que mientras organismos como el FMI y el BID dan financiamientos de emergencia o, caso del FMI, apoyan la reestructuración de la deuda, deben los países pensar en cómo llegar a la consolidación fiscal en el mediano plazo, fomentar el crecimiento de manera estructural o reestructurar la tributación para el siglo XXI.

“Algunos países tienen espacios para una tributación más progresiva; otros de mejorar el recaudo de impuestos o la calidad de su gasto y es el momento de pensar en cómo hacerlo al llegar del otro lado de la crisis”.

El FMI fortaleció la capacidad de préstamo de la institución con un trillón de dólares y ha desplegado a propósito de la crisis 270,000 millones de dólares, “un tercio en el último mes”, con 76 solicitudes de financiamiento de emergencia y actividades crediticias más tradicionales.

Invertir en las personas

La directora gerente del FMI expresa que América Latina ha reconocido la importancia de la inversión en el capital humano, con el acceso casi universal a la escuela primaria en varios países, también a la educación secundaria; la protección social es muy importante en muchas naciones y subraya que con esta pandemia se ha reconocido la importancia del acceso universal a la cobertura a la salud.

Tema pendiente es enfocarse en la calidad educativa que desde su perspectiva ayuda a la persona, y a la sociedad, a tener resiliencia.

Destacó que en el Banco Mundial (BM) se está trabajando mucho en el tema de los años concretos de aprendizaje, porque de nada vale cursar 12 años de estudios y solo aprender en términos de siete: “Eso no genera una ventaja competitiva”.

Por otra parte, “la energía positiva que resulta de las sociedades jóvenes”, caso de Latam, debe traducirse en términos “no solamente de diplomas, de títulos, sino de emprendimiento y empleos y probablemente, yo debería hacer un llamado para un entorno de mayor emprendimiento, y también que la economía avance hacia la formalidad, pero de manera dinámica”.

Georgieva entiende como un desafío quitarle trabas al potencial de “los jóvenes dinámicos y con capacidades” quienes se “pueden desarrollar para sí mismos y sus países”.

Considera que se debe pensar en una manera más seria de abordar las habilidades, de enseñar un oficio, de poner el énfasis en las expectativas de los mercados (qué buscan) procurar que “el sector privado sea parte de la solución”.

También reconoce que el sector privado está llamado a evitar la expansión de la desigualdad, característica de otras pandemias, en el sentido de apoyar a lograr “una cohesión social que ayude a nuestros países de cara al futuro. No son solo creadores de empleos; son también factores de estabilidad social”.

La urgencia de crecer

Eric Parrado, economista jefe y gerente del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), antecedió el diálogo con una presentación sobre la urgencia de crecer, condición relevante para reducir dos condiciones que en esta época de pandemia se han exacerbado: la pobreza y la desigualdad.

En una década la pobreza descendió 12 puntos porcentuales, “con un crecimiento acumulado de 48%”, destaca Parrado.

Sin embargo, estas cifras en positivo, se tropiezan con los problemas estructurales de la región al momento de generar un crecimiento sostenido.

“La región necesita crecer. El problema es que lo ha hecho poco en los últimos años, solo 0.1% en 2019, muy por debajo del promedio mundial que llega a 2.9% o de las economías emergente: 5.5%”, observa Parrado.

La región ya venía mal y la crisis de covid-19 agrega otras dimensiones: Para 2020 las proyecciones anticipan que América Latina y el Caribe se derrumbará 9.4%; “la caída más fuerte del mundo y solo se recuperaría parcialmente en 2021”.

El gerente del Departamento de Investigación del BID observa que según estas proyecciones, “para finales de  2021 estaríamos 6% por debajo del crecimiento de finales de 2018, tres años perdidos para el crecimiento”.

Parrado recuerda que “esto no tiene por qué ser así porque no siempre fue así”.

En 2007, “en pleno boom de los comodities (materias primas), América Latina y el Caribe crecían al 5.2%, un crecimiento que no supimos sostener y con el correr del tiempo esa tasa se fue deteriorando hasta llegar al estancamiento en 2019, lo cual refleja que la región no supo aprovechar la bonanza para generar fuentes domésticas de crecimiento”.

Por otra parte, en estos años, el gasto público aumentó más del 8% del PIB “con pocos resultados para mostrar, tanto en crecimiento como en equidad”.

Parrado reitera que el crecimiento es una condición para reducir la pobreza y la desigualdad y esta urgencia lleva a preguntar por qué a otras regiones les ha ido bien “y a nosotros no”.

Observa que en el caso de Asia, por ejemplo, el crecimiento lo explican las mejoras a la productividad, mientras “la acumulación de capital contribuyó dos veces más que en Latam y el Caribe al crecimiento”.

En el caso de Latam, cuando observa el caso de países que lograron escalar a ingresos per cápita más altos, consigue en la productividad un elemento clave.

Ahora bien, ¿qué hacer en lo inmediato: “La respuesta no puede ser más de lo mismo”.

Parrado explica que en informe reciente se comparó a la región con un túnel con muchas incertidumbres.

En todo caso para salir de ese túnel, desde el organismo proponen reformas para el crecimiento sostenible.

Algunas medidas pertinentes desde el BID, presentes en distintos informes publicados, ofrecen algunas claves y, en palabras de Parrado, indican “que sabemos lo que tenemos que hacer”:

-Por cada 1% más de ahorro la región puede tener 0.4% más en crecimiento.

-Si se logra que una persona con educación secundaria ingrese a una firma formal, podría tener un aumento salarial de 27% (solo de 8% en una firma informal) y como consecuencia de una mayor productividad.

-Incremento de la inversión pública (1% del PIB) genera 8% del PIB a largo plazo.

-Una mayor digitalización incrementa en 5% la productividad, más precios competitivos, es igual a 3.5% de crecimiento a lo largo de 10 años.

Un artículo publicado por Ana Cristina Calderón, Carola Pessino y Yery Park en Recaudando bienestar, el blog de la División de gestión fiscal del BID, aborda también las cuatro principales medidas tomadas por Corea para revertir la pandemia y que pueden servir de lecciones para Latam.

Estos temas fueron debatidos en el Cuarto Diálogo Regional de Política y Gestión Fiscal, organizado en conjunto por la División de Gestión Fiscal del BID con el Ministerio de Economía y Finanzas de la República de Corea, bajo el título “Atravesando la pandemia COVID-19: Reacciones Económicas y Fiscales de Corea”.

En resumen, Corea aplicó “Las tres T” (Testing, Tracing, Treating), es decir, medidas intensivas de testeo, rastreo y tratamiento.

Por otra parte, las 3T económicas:  “Timely-Targeted-Temporary”:  “Timely”, respuesta oportuna, rápida, “logrando obtener un presupuesto suplementario para responder a la crisis económica y sanitaria; “Targeted”, “que significó concentrar el apoyo priorizando a aquellos individuos en condición de vulnerabilidad para proporcionarles seguridad y empleo; y, por último, “Temporary”, es decir, manteniendo las medidas sólo hasta la aparición de una fuerte recuperación”.

El tercer aspecto significó recuperarse aplicando las Tres P: Protección-Promoción-Preparación.

La última fase es la versión coreana del New Deal y se trata “de promover una gran innovación en la estructura económica e industrial; y lograr transformarse en un país verdaderamente inclusivo”.

Violeta Villar Liste
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