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Por: Hisvet Fernández

Hisvet Fernández es psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 
@psicosexualhisvetf 
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@psicohisvetfernandez

La gratitud es un sentimiento y también un valor social, implícito en el pilar fundamental de la reciprocidad, que sostiene a toda relación humana, sana.  Las personas por lo general al recibir algo, no solo material, de otra persona experimentan una estimación y valoración por el favor o beneficio que alguien le ha otorgado. Y eso se convierte en gratitud.

Ese sentimiento viene impregnado con el deseo de corresponder, el mencionado favor, de alguna manera. Es por esto que decimos que el sentimiento de gratitud está vinculado al agradecimiento, que es la acción y efecto de agradecer. El agradecimiento se expresa de diversas maneras, de acuerdo a la manera de ser de quien, será como lo sienta y desde sus posibilidades, podrá agradecer, desde la expresión verbal de un gracias, una nota escrita e incluso un obsequio de algún tipo. Hay personas que tienen dificultad para sentir y/o para manifestar la gratitud, por diferentes motivos relacionados con su personalidad, valores e historias de vida.

Se puede sentir gratitud no solo por favores recibidos, sino por la vida, la salud, la amistad, el amor, la naturaleza, un paisaje, una obra de arte, las experiencias vividas o cualquier suceso al que la persona le atribuye un valor y un significado digno de agradecer.

Esos sentimientos de gratitud benefician la salud física, mental, la salud emocional y las relaciones humanas.

Si tienes dificultades para expresar la gratitud, puedes hacer algunos ejercicios, como: practicar escribiendo una carta de agradecimiento a alguien, auto-agradecerte cada día algo positivo, de lo que puedas sentir orgullo y te felicitas a ti.

La gratitud también es un sentimiento en dos vías, porque en su seno está lo que conocemos como la Reciprocidad que es un pilar de las relaciones humanas sanas. Agradece no solo la persona a quien se le presta una ayuda, sino también quien brinda esa ayuda.

Es en dos vías al ayudar, porque ayudar es de las habilidades sociales más complejas. Ayudar te Ayuda de muchas maneras, cuando ayudamos esperamos las gracias de aquella persona que hemos ayudado. Pero se nos olvida, muchas veces, que debemos agradecer a quien nos permite brindarle esa ayuda. Ya que nos da la oportunidad de salirnos de nuestro lugar más individual, poder comprender las necesidades de otras personas, practicar la empatía. TRASCENDER.

Más en los casos en que se presta ayuda a personas «diferentes» «raras», “poco comunes” con discapacidades y trascendiendo nuestros miedos y limitaciones, estas ayudas nos hacen resetear el cerebro y mover todas nuestras creencias, sobre cómo se hacen y son las cosas. Para finalmente entender que existen personas diferentes, “raras” y no por eso dejan de tener derechos humanos y en especial el derecho a ser ayudadas tal cómo lo necesitan.

Cuando ayudamos debemos agradecer a quien recibe nuestra ayuda, porque ese acto nos fortalece, nos enaltece. Nos otorga valía y autorrealización y esto refuerza nuestra estima. Nos hace crecer al sentir la gratitud de la otra persona, un gesto, una mirada, una sonrisa, una palabra. aumenta nuestra valía.

Crecemos al hacer cosas que nunca habíamos hecho y eso amplia nuestras virtudes. Reforzamos nuestra esencia como seres sociales y nos humaniza más, crece nuestra estima y satisfacción personal. Ayudar nos permite recibir al dar y eso mejora potentemente nuestra Autoestima y satisfacción personal.

Una colega escribió esto, dando las gracias a la persona a quien se ayuda y haciéndonos entender que, al ayudarte también debo agradecerte, te doy las gracias.

«Aunque realmente no pides…ofreces. Ofreces la libertad. Me quitas un trago de mi agua, un pedacito de mi cama, unos minutos de mi tiempo. Un abrazo, quizás, un pensamiento, una oración, un beso.

A cambio me quitas los barrotes, los miedos. La irrelevancia de mi vida. El egoísmo. Me das profundidad. Me das sentido»…MM Armas

Y agrego yo, definitivamente me haces ser PERSONA, una mejor persona. Esto es ayudar y agradecer, un binomio que va a la par y nos dignifica en nuestra humanidad.

Por: Hisvet Fernández