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Por Hisvet Fernández

Hisvet Fernández es psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 
@psicosexualhisvetf 
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@psicohisvetfernandez

La sexualidad es un aspecto universal de la condición humana, que está en la base de la reproducción humana y por eso ha sido históricamente “controlada”, “manejada”, “reglamentada”, “castigada”, “prohibida” y “reprimida” por medio de la cultura y en particular por las religiones.    

La creación de mitos sobre la sexualidad ha sido una parte fundamental para su control y regulación.

Este control se manifiesta de manera diferencial para hombres y mujeres, siendo particularmente más manipulada y restringida en las mujeres. 

La desinformación científica sobre la sexualidad está en la base de la construcción y mantenimiento de muchos mitos y estos se convierten, a su vez, en el sostén de la ignorancia.  

Un mito es una narración o historia ficticia sobre un hecho o aspecto universal de la condición humana. Son trasmisibles de generación en generación, vía oral, como parte de la cultura, y forman parte de los ejemplos actitudinales y conductuales que podemos repetir.

Se conectan con nuestros sentimientos y no con nuestra razón y por eso, aunque sean falsos y alejados de la verdad, son capaces de mantenerse en el tiempo y ejercer una gran influencia en nuestras creencias, valores, sentimientos y conductas, llegando a formar parte de eso que se ha dado en denominar “el sentido común”. 

Una vía expedita en la Educación Sexual Alternativa es la identificación y explicación de los mitos sobre la sexualidad, su esclarecimiento, para hacer contraste desde la razón, con los aportes de las ciencias en los diferentes aspectos abordados por estas creencias. 

Hablaremos poco a poco de diferentes mitos y así iremos abordando elementos conceptuales importantes que nos darán otra perspectiva de la sexualidad, procurando un acercamiento positivo a esta, lo que redunda en nuestra salud sexual y el ejercicio pleno de nuestros Derechos Humanos Sexuales y Reproductivos.  

Los mitos 

Un mito muy difundido, que está basado en una media verdad y una gran mentira, es el de que: “la abstinencia sexual hace que aumente el deseo” 

Este mito sobre la sexualidad tiene algo de verdad, porque es cierto que el ser humano sufre un incremento del deseo sexual o libido al comenzar un periodo de abstinencia o un tiempo, no muy largo, sin mantener relaciones sexuales.

Pero, pasadas unas semanas, los deseos disminuyen considerablemente ya que el cerebro se adapta o acostumbra a ese estado de inactividad sexual, pudiendo llegar con el tiempo a no sentir deseos sexuales.  

Es fácil así comprender que exista la posibilidad de no tener actividad sexual de manera voluntaria y que luego de un período de abstinencia regular, no se sientan los deseos sexuales como antes.

Esto permite tomar decisiones en ciertos momentos de la vida de las personas.

Además de entender que la actividad sexual no se basa solo en el deseo sino también en decisiones conscientes de hombres y mujeres, entendemos cómo los votos de castidad de mujeres y hombres dedicados a determinadas religiones, son una decisión en la que, en algunos casos, se puede sublimar el deseo sexual y sustituirlo por otras actividades que pueden otorgarles satisfacción en otras dimensiones, ya que su cerebro ayuda en esta decisión. 

Esto desmitifica la leyenda sobre la sexualidad, que asegura que esta es una necesidad “biológica” y por lo tanto, el deseo sexual es igual a la necesidad de alimentarse y que están igualmente reguladas.

Recordemos que la sexualidad humana procede de la relación dialéctica de nuestras dimensiones biológica, psicológica y social y es expresión, siempre, de esta interrelación.

Tanto los estudios sobre el cerebro humano y su intervención en el desarrollo de la sexualidad humana, como las consultas de apoyo en lo referido a las relaciones sexuales, nos indican que este mito es absolutamente falso.  

Cuando se utiliza la abstinencia sexual como parte de alguna terapia, se utiliza tomando en cuenta este elemento, en particular cuando se trata de la adicción sexual y cómo la abstinencia puede ayudar a la superación de esta conducta inadecuada. Vemos entonces que este mito es falso y tener claridad sobre esto nos ayuda a un adecuado manejo y comprensión de nuestra sexualidad.