fbpx

Publicado por Tarsinian Gallery, bajo la coordinación editorial de la Fundación Otero Pardo, Bélgica Rodríguez y Zilah Rojas, circula el volumen Mercedes Pardo. Colección Agop Tarsinian (2025) que incluye
textos de Bélgica Rodríguez –que se reproduce a continuación–, Ángel Hurtado, Rodolfo Izaguirrre y Mercedes Otero Pardo

Presentación por Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

Amigos lectores:

I.

No sé en qué momento de su extendido ejercicio profesional, Bélgica Rodríguez encontró su lugar: una posición desde la que leer las obras visuales. En ese mirador Rodríguez ha acumulado un bagaje incalculable de obras y exposiciones vistas o curadas; ha seguido  al dedillo la trayectoria de numerosos artistas; se ha planteado búsquedas para su ejercicio crítico; ha escrito biografías; ha estudiado dentro y fuera de Venezuela; le ha seguido la pista a ciertos movimientos estéticos. ¿Qué no ha visto a lo largo de unas seis décadas? ¿Qué ha escapado a ese anhelo suyo de encontrarse con la obra a plenitud, sin que el arsenal de la experta desplace a la observadora de poros abiertos?

II.

Me refiero a Bélgica Rodríguez porque suyo es el ensayo principal del volumen Mercedes Pardo. Colección Agop Tarsinian (Fundación Otero Pardo, Venezuela, 2024), diseñado con tino y mesura por Zilah Rojas. Incluye textos de distinta extensión de Mercedes Otero PardoAgop TarsinianRodolfo Izaguirre y Ángel Hurtado, así como un segundo ensayo breve que la misma Bélgica Rodríguez escribió hace 25 años: Mercedes Pardo, 1951-2000.

III.

El volumen cautiva no solo por el espléndido colorido de las obras reproducidas, también por los retratos de Pardo -ella, imponente- y las fotografías, que nos permiten asomarnos a su mundo familiar, profesional y creativo.

IV.

El dossier que ocupa las seis primeras páginas de esta edición reproduce el ensayo de Bélgica Rodríguez -quien, por cierto, es una histórica estudiosa de la obra de Pardo-; trae un testimonio de Mercedes Otero Pardo, en el que habla de cómo era la vida en el seno de la familia creada por los dos enormes artistas que fueron Alejandro Otero Mercedes Pardo; suma un ensayo del joven crítico Alberto Fernández R. (Mercedes Pardo y el género de la geometría), y un artículo de Beatriz SogbeMúsica, matemáticas y color en la obra de Mercedes Pardo. Además reproducimos los brevísimos textos que Rodolfo Izaguirre Ángel Hurtado aportaron al libro.

V.

Copio un fragmento del ensayo de Alberto Fernández R.: “Mercedes Pardo es la autora de un complejo tratado sobre el color. Que la mayoría de sus críticos la cataloguen como una colorista da una idea de la centralidad de este elemento en su quehacer. Como ella misma explica, no le interesan los valores cromáticos en sí mismos, sino el color “ubicado en el espacio”. Aquí es imposible no pensar en cómo su obra dialoga con las de Mark Rothko y Barnett Newman. Esta interpretación, si bien es acertada, cabe precisarla aún más. Pardo codificó su particular espacio pictórico mediante la combinación de formas geométricas de colores saturados, sólidos y brillantes. Lo hizo guiada por el concepto de armonía que tomó prestado de la música. Sus pinturas y serigrafías deben entenderse como canciones silentes -al tiempo que altamente expresivas- que solo pueden decodificarse a través de la visión consciente”.

VI.

Resulta que desde 2019 la artista Marylee Coll ha ido y venido por la diversidad de Caracas fotografiando con su móvil, miles y miles de fachadas de pequeñas, medianas y grandes edificaciones; de aquí y allá; fachadas recientes, de décadas atrás, empobrecidas, lustrosas, abandonadas o rehabilitadas: Caracas en su inagotable diversidad. Casi 450 imágenes de estas fachadas conforman la exposición Caracas frontal, que permanece abierta en la Sala TAC, curada por Ruth Auerbach Franco Micucci. He tenido la oportunidad de ver en la pantalla de mi máquina unas 50 de esas imágenes, feliz y asombrado de reencontrarme o de descubrir mi ciudad. Caracas frontal pulsa esa tierra sembrada de sorpresas que es la memoria de la ciudad.

VII.

En las páginas 7 y 8 viene el ensayo que Federico Vegas le dedica a Caracas frontal (que arranca con esta frase que firmaría: “Dichosos los que están en Caracas y pueden recorrer la visión que Marylee Coll nos ofrece en la Sala TAC”). Hace un afectuoso recorrido por antecedentes geográficos, cartográficos, arquitectónicos, urbanísticos e históricos. Es el ensayo de un antiguo amante de la ciudad: “No creo que la investigación de Marylee nació en los abrevaderos de los historiadores, ni en el análisis de los urbanistas, ni en las búsquedas de los arquitectos. Su punto de partida parece ser más íntimo, más inexplicable, más intuitivo. Tampoco creo que se trata de un voluntarioso registro fotográfico. Pareciera más bien haber brotado de una intuición transformada en obsesión, en algo que se inicia sin saber bien el porqué, y luego no hay manera de detenerlo. Incluso el organizar los hallazgos se torna elusivo, cambiante, incesante”.

VIII.

En su comentario de la película El brutalista, del director Brady Corbert, escribe la arquitecta, profesora de arquitectura y directora del Espacio Anna  Frank, Ilana Beker: “El diseño y la arquitectura se van introduciendo a través de elementos cotidianos como la silla y el escritorio en la vitrina de la tienda del primo Atila, donde empieza a desarrollarse el periplo de Toth como arquitecto húngaro capaz de trabajar sin descanso y sin pago, o incluso, pagando de su propio bolsillo con tal de ver realizada su creación. Su carácter se construye a partir de las vidas de afamados arquitectos inmigrantes, como Walter Gropius y Mies van der Rohe, y de arquitectos judíos como Marcel BreuerErich Mendelsohn y Louis Kahn, quienes llegan a ser grandes exponentes del brutalismo en el mundo”. Página 9.

IX.

En la página 10 se habla de las exposiciones de dos artistas venezolanos residenciados fuera del país. Luisana de Sario Valencia entrevista al fotógrafo Jesús Mendoza, quien migró a Chile desde Valera (Trujillo): “Entre sus piezas también destacan aquellas que exaltan la labor de los venezolanos que en el exilio se esfuerzan por integrarse a otras culturas y ser un aporte. La ayuda en tiempos difíciles registra el apoyo que los motorizados caribeños prestaron a los afectados por los incendios en Viña del Mar a principios de 2024 bajo el nombre de la operación Te quiero Chile”.

X.

Katherine Chacón escribe una breve presentación de Mourning Flowers, exposición de la fotógrafa residenciada en Miami, Margarita Boulton: “Frente a la imagen convencional de la flor como emblema celebratorio de la belleza y la magnificencia de la vi da, Margarita Boulton propone en su exposición Mourning Flowers (Flores de duelo) una mirada que las escruta en su decadencia o en su fallo: ese instante en el que la lozanía y el esplendor ceden paso a la fragilidad y el declive”.

XI.

Llegamos así a la página 11. Miguel Gomes escribe sobre Elocuencia de la mirada (Editorial Kálathos, 2024), ensayos de Marina Gasparini Lagrange: “El paralelo entre el navegante y la escritora insinuaba una encrucijada en el que el territorio explorado por el veneciano se replanteaba en la escritura de una venezolana de ancestros italianos. Esa inesperada aparición del horizonte patrio en páginas que algunos distraídos pudieron tener por cosmopolitas o exóticas nos obliga a examinar con más detenimiento la situación de Elocuencia de la mirada”.

XII.

¿Qué veía Ariosto cuando cerraba los ojos?: tal el título del ensayo de Edgar Cherubini Lecuna, del que entrego este párrafo como bocado: “En el año 2017 visité la admirable ciudad de Ferrara para admirar la exposición Orlando furioso, 500 años, exhibida en el Palazzo dei Diamanti, concebida magistralmente con la intención de mostrar el entorno renacentista en que vivió Ariosto y que inspiró su magnífica obra literaria. La exposición conmemoró el quinto centenario de la primera edición del Orlando furioso. Para dar forma al concepto de la muestra, los curadores Guido Beltramini y Adolfo Tura, identificaron e inventariaron las obras figurativas y las cosas que Ariosto conoció y que nutrieron su imaginación. Más de ochenta obras maestras del Renacimiento de grandes artistas de la época como MantegnaBellinida VinciDossiRafaelMiguel Ángeldi CosimoUcello o Tiziano, junto a objetos preciosos, libros incunables, planisferios, manuscritos, miniaturas, instrumentos musicales, monturas, yelmos y espadas que evocan el refinamiento y a la vez el rigor de la vida cortesana del mundo caballeresco donde se desenvolvió su autor”. Página 12.

XIII.

La página 13, cierre de la edición, despliega tres columnas:

Nota al margen, de Keila Vall de la Ville, que titula Poka-poka, o la llave que abre el sentido. Está dedicada a la traductora Polly Barton, autora de Fifty sounds, “memoria en cincuenta entradas tituladas con una palabra mimética o gitaigo de las miles que abriga el idioma japonés. A diferencia de una onomatopeya, la palabra mimética no imita un sonido sino imágenes sensoriales”.

-En Café del díaRoger Vilain escribe en Las formas del exilio: “En el caso del exilio, cuando el alejamiento implica nostalgia más complejos añadidos, juega la variable fuerza. Todo exiliado lleva consigo el mazazo de la distancia obligada. Con justicia expresó Julio Cortázar que su noción de exilio comporta una violencia porque todo exiliado es asimismo un expulsado”.

-La entrega de Nos vemos, columna de Kaoru YonekuraMiedo creíble, dice: “Dos meses después de su detención, Diego salió. Desde entonces, trabaja en un hotel en Florida. Una vez lo premiaron por ser el mejor tendiendo camas. Su proceso de solicitud de asilo sigue en curso y tiene el TPS. Pero todavía tiene miedo”.

XIV.

Si tuviésemos a mano datos de la reacción pública a su muerte, nos sorprendería lo ocurrido con Mario Vargas Llosa (1936-2025). Hay una dimensión cuantitativa que es visible y abrumadora: artículos en lengua española que se cuentan por centenares, varias docenas de dossiers y ediciones especiales, reportajes televisivos, programas de radio, reproducción de entrevistas y más. Se han abierto las gavetas de los archivos para festín del lector. Sin embargo, no es únicamente la cantidad lo que impresiona. Subyuga la claridad, la excepcional habilidad de Vargas Llosa de hacerse entender, explicarse, diferenciar, matizar, comparar, jerarquizar, proponer, concluir y más. No ha temido pensar delante de lectores, entrevistadores, críticos. Por más de cincuenta años respondió sin titubeos a las preguntas que le hicieron, no eludió ni siquiera aquellas que iban dirigidas a minar su reputación o calificación moral. Y eso es, me parece, lo que nos ha conmovido con la noticia de su muerte: el que falleció era un enorme escritor, pero como Octavio Paz, fue mucho más que eso: un vibrante hombre de nuestro tiempo, un ciudadano en estado de vigilia, un señor que ejerció, delante de todos los que quisieron verlo, la facultad de vivir libremente.

XV.

No más por hoy, apreciables y pacientes lectores.

Nelson Rivera