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Violeta Villar Liste

82.4 millones de personas desplazadas a la fuerza en 2020 en el mundo, de acuerdo con cifras de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), es una estadística determinante para comprender que en cualquier parte del mundo hay ciudadanos en situación de urgencia. 

Ciudadanos con varios riesgos: políticos, económicos, sociales y el de su salud, dimensión, la sanitaria, que fue abordada en el segundo día de la II Jornada Científica en Línea En tiempos de pandemia, retos y desafíos para la salud, organizado por el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES), a propósito de sus 93 años.

En el caso de Panamá, entre 2010 y 2019, de acuerdo con las cifras de Migración, cruzaron la selva de Darién (desde Colombia), cerca de 111,000 migrantes.

En 2020, cuando inicia la alerta sanitaria por la covid-19, no ocurrieron mayores movimientos migratorios, pero en 2021, de enero a agosto, “más de 50,000 migrantes han atravesado la frontera”.

“Vivimos en un mundo globalizado donde las personas se mueven. La migración es un proceso natural, asociado a desastres, problemas económicos o por buscar nuevos lugares”, reflexionó el Dr. Juan Miguel Pascale, director del Instituto Gorgas, quien subrayó que “nadie emigra porque quiere; la gente emigra porque tiene un problema”.

En este sentido, destacó que hay un doble abordaje de la situación del migrante: vigilar que las enfermedades de este tránsito migratorio no se vuelvan endémicas y, de igual modo, si están enfermos, apoyar en la parte médica. 

“La respuesta humanitaria a la migración debe ocurrir ofreciendo seguridad sanitaria a la región, con una vigilancia robusta que nos permita detectar de manera oportuna las amenazas y actuar”, reflexionó la Dra. María E. Barnett, presidenta del Comité de Bioética del ICGES, quien se pronunció por la necesidad de un plan regional que permita dar una respuesta internacional a la crisis humanitaria, compartir la carga económica y logística entre países y organismos (OMS, Cruz Roja, Acnur…) y establecer redes de laboratorio que además de trabajar de manera coordinada, “fortalezcan capacidades de detección y vigilancia de agentes de importancia para la salud pública para una respuesta oportuna que prevenga eventos que afecten a la región y al mundo, el tráfico de personas y el comercio regional e internacional”.

Propone que esta respuesta internacional incorpore un sistema informático de migrantes con información general de las personas, país de origen y países visitados, antecedentes, resultados de laboratorio y vacunas administradas.

De esta forma, además de integrar la información de salud de migrantes, sería compartida por todos durante la ruta de la migración, se evitaría duplicidad de esfuerzos y habría reducción de costos.

En esta línea de trabajo, durante este segundo día de la Jornada, se conoció la fase experimental de un software en Cataluña (España) que ayuda al profesional de atención primaria en el proceso de toma de decisiones relacionadas con las estrategias de cribado, así como la amplia experiencia del Gorgas que acaba de firmar un acuerdo con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) para dar inicio al Proyecto para el fortalecimiento de las Capacidades de Vigilancia y Diagnóstico de Covid-19 y otras enfermedades en Panamá.

Este proyecto permitirá fortalecer la capacidad de diagnóstico molecular y secuenciación del ICGES, en sus centros ubicados en Panamá, Darién, Veraguas y Chiriquí, “establecer una red de vigilancia nacional para covid-19 y otras enfermedades emergentes y reemergentes” y ofrecer apoyo a sus pares en la región.

Herramienta digital con visión sanitaria y social

La Dra. Ana Requena-Méndez, especializada en Enfermedades Infecciosas y quien trabaja en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) donde lidera el área de investigación de Salud de los Migrantes, además de estar afiliada como investigadora asociada al Karolinska Institutet, compartió una experiencia actual de herramientas digitales para mejorar las intervenciones de salud de los migrantes.

Destacó que “es la movilidad de la población, y no la inmigración, la causante de muchos retos en las enfermedades globales, en particular las infecciones: covid-19, SAR, H1n1, malaria….”

Al ofrecer un panorama general de la emigración en Europa, señaló que los migrantes cada vez escogen rutas más peligrosas que además de muerte, dejan secuelas físicas y psicológicas.

Observa que contar con datos sobre la población migrante es fundamental para prevenir futuros brotes así como “proteger y promover la salud de las personas migrantes y refugiadas”, con retos asociados: la propia diversidad y movilidad del migrante; evitar que el uso de datos se convierta en políticas discriminatorias y el acceso inapropiado de datos sensibles.

En esta dimensión, la especialista compartió la experiencia de un estudio piloto con su grupo de trabajo en Salud e Inmigración, con uso de herramienta informática, “para evaluar la viabilidad de la implementación de un software que ayude al profesional de atención primaria en el proceso de toma de decisiones relacionadas con las estrategias de cribado (detección de enfermedades) para mejorar la salud de los migrantes”.

El ensayo se está realizando en cuatro comunidades autónomas de Cataluña (España) y en concreto en ocho centros de atención primaria.

Se concibe como una herramienta pasiva, integrada en el sistema de información, con una alarma con recomendaciones basadas en tres variables “fácilmente registradas por el personal administrativo en el programa informático”. 

Además de enfermedades transmisibles, la herramienta también incorporará el tema de la salud mental y la mutilación genital femenina. 

Hay tres pilares a considerar: país, edad y sexo.

A la fecha hay conclusiones de interés de este programa piloto: aumento de la detección de enfermedades infecciosas en población migrante, en particular de “enfermedades parasitarias importadas, tras la implementación de un sistema de apoyo a la decisión de cribado en atención primaria”.

De igual modo, los resultados respaldan la necesidad de “programas integrados de detección de enfermedades múltiples, basados en una evaluación de riesgo individual”.

El grupo de investigación espera validar la herramienta a mayor escala para la práctica clínica rutinaria.


La acción del Gorgas desde las fronteras

La Dra. María E. Barnett de Antinori,  pediatra, especialista en salud pública y presidenta del Comité de Bioética del ICGES, describió el trabajo de investigación que desarrolla el Gorgas en las fronteras nacionales.

Señaló que el Gorgas realiza abordajes para ofrecer datos y evidencias que ayuden a la toma de decisiones y a la gestión de políticas de salud pública.

En el caso del Darién, que en las últimas semanas es un tema internacional humanitario por la crisis de migrantes por la zona, en tránsito hacia Norteamérica, recordó que el Gorgas, desde su fundación ha venido realizando labores de investigación en el Darién, área selvática, de difícil acceso: ocupa 22% de la superficie de Panamá, pero con baja densidad poblacional: 3.7 habitantes por kilómetro cuadrado. 

“Hay una población vulnerable, de la etnia Emberá, con migrantes. Además, pobreza extrema y pocos recursos de salud, tanto de instalaciones como personal”.

En el Darién se han localizado brotes de enfermedades emergentes y alertas de fiebre amarilla, procedentes de Suramérica. De los alfavirus más importantes de las Américas que se han localizado en el Darién, destaca la Encefalitis equina venezolana y virus del Madariaga (virus de la encefalitis equina)

La investigación del ICGES en enfermedades emergentes ha permitido la creación de grupos de trabajo (Ver cuadro: Actividades del ICGES en enfermedades emergentes) que estudian diferentes áreas.

En el año 2016, el Gorgas toma la iniciativa de inaugurar el Centro de Diagnóstico de Enfermedades Desatendidas en Metetí, Darién, que se expande en el 2019 al incorporar un laboratorio con capacidades diagnósticas robustas.

De igual modo, en 2019 inicia un proyecto conjunto entre el Gorgas y el  Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales de la Malaria de los EEUU (NAMRU – 6), con el objetivo de detectar “enfermedades emergentes o reemergentes que pudiesen ser introducidas a la región por migrantes”.

La investigadora explica que el estudio incluyó de manera inicial a población local, luego solo a migrantes y después al personal del Senafront.

En el 2020 se amplía la vigilancia a migrantes para incluir a los de la Estación de Los Planes en Gualaca (Chiriquí), frontera con Costa Rica.

La última versión de la tecnología que se utiliza en este estudio, permite detectar hasta 21 patógenos, incluyendo el SARS-CoV-2. 

Para enero de 2022, un estudio en revisión por parte del Comité de Bioética del ICGES, buscará conocer más sobre los problemas de salud de la población migrante.

Es un esfuerzo integral que además de detectar enfermedades como Chagas, Leishmaniasis, Hepatitis, Dengue, Malaria o VIH ofrecerá atención médica en distintas especialidades (Nutrición, Medicina General, Pediatría…) y entrevistas con funcionarios de la Cruz Roja, Ministerio de Salud, Unicef, Organización Panamericana de la Salud (OPS), entre otros para evaluar situación y resultados.

En relación con el desarrollo de la Red Nacional de Vigilancia Genómica que nacerá de la cooperación internacional entre Gorgas y JICA, incluye, a un costo de $1.4 millones, financiados por la agencia japonesa, a los cuatros centros del Gorgas (Gorgas sede principal, Metetí, Divisa y Chiriquí con creación del laboratorio modular). 

Además de dotación y capacitación en secuenciación al personal de laboratorios nacionales, entre 2022-2026, capacitará a laboratorios de las regiones de Centroamérica, Suramérica y el Caribe, como parte de esta visión internacional del Gorgas por la salud y la vida.