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Por: Hisvet Fernández

Hisvet Fernández es psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 
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La Organización de Naciones Unidas (ONU) define al migrante como «alguien que ha residido en un país extranjero durante más de un año independientemente de las causas de su traslado, voluntario o involuntario, o de los medios utilizados, legales u otros».

Las mujeres migrantes representan algo más de la mitad de la población total de migrantes internacionales en Europa y América del Norte. Para 2020, las mujeres representaban el 51,6% en Europa y el 51,8% en América del Norte (DAES, 2020).Se calculan mas de 140 millones de mujeres migrantes en el mundo.

“El principal problema de las mujeres trabajadoras migrantes es que no conocen sus derechos. incluso donde hay leyes y servicios, no saben cómo reclamar sus derechos o acceder a la ayuda” Edna Valdez

El Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL registra normas donde se mencionan a las mujeres, adolescentes o niñas migrantes en las legislaciones de América Latina que implican la obligación, entre otras, de: Prohibición de todas las formas de discriminación basadas en el género y en la condición migratoria; Respeto a las especificidades de género que trae consigo la condición migratoria; Promover el mayor bienestar e integración de las personas migrantes en sus países de tránsito y de destino.

Existe un Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular desde 2018 en el marco de la Agenda Sostenible 2030, pero los intereses de las empresas y el capital por acumular ganancias violando derechos laborales es mayor que estas normas.

La migración es un fenómeno global y complejo, con origen en múltiples factores de índole económico, social, cultural y de seguridad. Y las personas migrantes, en particular las mujeres adolescentes y niñas, son las primeras en perder sus trabajos durante las crisis económicas, trabajan por menores salarios, por más horas y en peores condiciones que las personas del país y  por tanto ven más afectados sus derechos humanos mientras son abusadas y discriminadas

Las mujeres migrantes son sujetas de derechos, pero sufren de manera más aguda la desigualdad y la discriminación. Ellas y las niñas migrantes suelen enfrentarse, durante todo el trayecto migratorio, a un continuo de desigualdades que limitan el pleno ejercicio de sus derechos y su protección.

La identidad de las mujeres tiene unas características particulares de género y las hace vulnerables a mayores discriminaciones.  La identidad es algo que pertenece a cada persona y nace -emerge- del cuerpo; es esa identificación que tenemos con nuestro cuerpo, una especie de amor propio, un reconocimiento de que desde nuestra mano hasta cada parte de nuestro cuerpo, es nuestra. Es caminar al estado de conciencia de ser en sí y llegar al ser para sí.

La identidad además está en correlación con la experiencia interna de ser sexuada y pertenecer a un sexo-genero. Es una continuidad biológica y cultural, es “ese sentido de continuidad en la experiencia de nosotras mismas, una continuidad histórica, generacional, nacional, que incluye valores, creencias y un sentido de pertenencia a algo supraindividual, a algo que está más allá de nosotras.”

Pertenecer a algo que es trascendente es una experiencia compleja que incluye a la memoria, a la autoimagen, a la autoestima, la vivencia del tiempo y las emociones y las creencias y valores. Allí están: La época, el país, la región, la cultura, la familia: grande y chica, y tú como parte de esa continuidad.

Para las mujeres el eje transversal de la Identidad es su definición como ser social y cultural genérico: “como ser para y de los otros”. (Franca Basaglia 1983). En su subjetividad está el deseo organizador de la identidad, su Núcleo del Cautiverio, que es el deseo por los otros. Con tres claves compartidas como género femenino de manera transversal y simbólica: las mujeres, todas, somos NATURALEZA, somos CUERPO PARA OTROS y somos MADRE.  

Cuerpo y Sexualidad sobrevalorados para otros, en las mujeres son los principios que las mantienen en la opresión y la dependencia. Las desigualdades de género están expresadas en: diferentes maneras de construir nuestra identidad, diferentes expectativas sociales, ausencia de corresponsabilidad en tareas domésticas y cuidados familiares, profesiones diferenciadas, brecha salarial y de pensiones, discriminación laboral, techo de cristal, suelo pegajoso, amor romántico, violencias por ser mujeres, acoso y violencia sexual en espacios familiares, educativos, digitales, comunitarios, políticos y laborales y más…

“ Se habla de la feminización de la migración por el aumento de mujeres migrantes desde los años 70, así como por la discriminación que sufren por pertenecer a distintos grupos sociales”

Al duelo migratorio que se vive, se añaden las discriminaciones interseccionales: la XENOFOBIA, GENERO, EDADISMO, DISCAPACIDAD, APOROFOBIA, RACISMO, RELIGIONES Y OTRAS…. comparten discriminaciones —entrecruzadas y se profundizan aún más, cuando se involucran factores étnicos, de edad o discapacidad

Algunos países han incluido la protección de personas migrantes bajo ciertas condiciones o situaciones de mayor vulnerabilidad vinculadas con la maternidad, la adultez mayor y/o la discapacidad.  Pero las Mujeres Migrantes siguen siendo el grupo mas vulnerable en los procesos migratorios.

Los Estados necesitan ratificar un conjunto de tratados internacionales y regionales que les impongan cumplir obligaciones de respeto, garantía y protección de los derechos humanos para las personas, incluidas las personas migrantes y en especial las mujeres.

Los derechos de las personas migrantes se encuentran reconocidos, en el ámbito de las Naciones Unidas. Hay tratados específicos que se intersectan con la condición de migrante, como son las convenciones referidas a las personas con discapacidad, a las mujeres, a los niños y niñas o a las personas adultas mayores, entre otros. En particular, debemos resaltar la Convención sobre Eliminación de todas las Formas de Discriminación hacia las Mujeres CEDAW que es la Carta Magna de Todas las Mujeres internacionalmente.

Por: Hisvet Fernández

Hisvet Fernandez