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Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

Las primeras cuatro páginas de esta entrega están dedicadas a visitar la obra de Ernesto Pérez Zúñiga (España, 1971), poeta, ensayista y narrador, reputado autor en todos estos géneros, ganador en 2019 del Premio Cultura Viva

Amigos lectores:

Escribí en este mismo espacio, estimulado por el Cervantes a Rafael Cadenas, que en pocas ocasiones nos detenemos a pensar en el apoyo que las obras necesitan para que lleguen al público y a los críticos que harán posible premios y reconocimientos. Entre esos factores necesarios -providenciales-, además de los obvios, están los lectores, los estudiosos, los activistas de la cultura que se interesan, a lo largo del tiempo, por autores, géneros y hasta por la literatura de un país. Carmen Ruiz BarrionuevoJuan MalpartidaMaría José BruñaMaría Ángeles Pérez López, José Luis Morante Ernesto Pérez Zúñiga son algunos de los escritores que en España nos han obsequiado una especial atención por la literatura venezolana.

Las primeras cuatro páginas de esta entrega están dedicadas a visitar la obra de Ernesto Pérez Zúñiga (España, 1971), poeta, ensayista y narrador, reputado autor en todos estos géneros, ganador en 2019 del Premio Cultura Viva. Juan Carlos Méndez Guédez me propuso la idea y coordinó el dossier, conformado por cinco textos. En la página 1 viene un fragmento de un ensayo de José Balza. Sigue la entrevista que Méndez Guédez le hizo. Una de las preguntas se refiere a la combinación de lo cotidiano y lo fantástico en sus novelas. Responde Pérez Zúñiga: “Lo que llamamos realidad es una usurpación de la realidad infinita e inaprensible. La palabra es cazadora, sin embargo. La literatura atrapa los hilos que se escapan. A mí me interesa la literatura que tiene esa concepción más amplia de la realidad, pues el ser humano, el ser real es una mezcla muy compleja de experiencia, sueños, anhelos, emociones, y sensaciones inexplicables, normales y paranormales. Si lo pensamos bien, lo que llamamos normalidad es paranormalidad”. La contribución de Nicolás Melini se titula Pérez Zúñiga, algunas claves. Dice: “Ernesto Pérez Zúñiga es un novelista de personajes que se adentran en la niebla, que se sitúan al borde de la realidad o donde la ficción es un precipicio. Allí adonde sus personajes miran, siempre hay un atisbo de algo, un aquello por descubrir, una fuente de verdad luminosa pero terrible que atrae al personaje y, con él, al lector. Al otro lado del precipicio al que se enfrentan el autor y sus personajes se encuentra, acaso, la verdad, el conocimiento más terrible, la ambivalencia de las cosas, el bien y el mal”. Juan Carlos Chirinos, por su parte, escribe: “Cuando leí Escarcha por primera vez, me quedé paralizado: había algo que no «escuchaba», porque a veces no sé cómo ponerle atención a la literatura. Y he aquí una de las primeras lecciones que aprendí de este libro: cada palabra del texto exige del autor su sangre; pero del lector exige su vida, pues ella se verá transformada en cuanto esta penetre en él”. Cierra el dossier, el ensayo de Manuel Muñoz Zayas sobre la primera poesía de Pérez Zúñiga: “No podemos dejar de lado una verdad elemental vinculada a la obra poética de Ernesto Pérez Zúñiga: cada uno de los textos que vemos impresos tienen una ligazón real con la vida de la que brotan. Tanto es así, que los textos son el resultado de ese ejercicio de fijar los «yoes» que somos a lo largo del tiempo, mutables, frágiles, cambiantes, contradictorios incluso”.

La página 5 viene dedicada a José Balza: de una parte, un texto de Juan Carlos Chirinos sobre Percusión (1982), recientemente reeditada en España por la Editorial Cátedra, en su colección Letras Hispánicas, con un estudio introductorio del propio Chirinos. De otra, un texto de Balza, Un saludo del árbol, que forma parte de Un hombre mira(n)do. Ejercicios narrativos, volumen recién publicado por la Editorial Kálathos, en Madrid.

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El periodista Bruno Paes Manso ha publicado un libro impactante, cuyo título no deja lugar a dudas: República de milicias. De los escuadrones de la muerte a la era Bolsonaro. El reportaje se concentra en Río de Janeiro. Paes Manso estructura un relato a partir de los testimonios de personas directamente involucradas. Lo que el libro cuenta es una realidad cada vez más extendida en América Latina: cuando el Estado pierde el control de la seguridad, se producen reacciones -como los escuadrones de la muerte y las milicias-, que generan nuevas formas de violencia y delincuencia. En la página 6 se ofrecen dos materiales sobre el libro: uno del propio Paes Manso y un comentario de la actriz Fernanda Torres.

Las siguientes dos páginas vienen dedicadas al cineasta y narrador venezolano John Petrizzelli, escritas por Alejandro Varderi: en una analiza filmes y libros de este autor venezolano; la otra es una entrevista, conversación contra el telón de fondo, de las problemáticas de nuestro presente.

Milagros Mata Gil presenta el trabajo de la narradora María Fihman, próxima a presentar La casa del mal, su tercera novela (las dos anteriores son Daño colateral y Por inocentes), nueva incursión suya en el universo de la narrativa policial: “La novela policial (policíaca, negra) no es un subgénero sino un género por derecho propio. Ella se fundamenta en el principio abstracto de la búsqueda de la verdad y esa verdad implica el descubrimiento de la estructura del crimen y la localización del criminal (o los criminales). En este sentido, es un ejercicio de terapéutica social”. Página 9.

Odisea de la orquídea: tal el nombre del ensayo de Rubén Monasterios que ocupa las páginas 10 y 11: aproximación histórica, simbólica y cultural a la Flor Nacional venezolana (recordada en su día, 23 de mayo): “El boom de la orquídea en Europa estalla en el discurrir de la segunda mitad del s. XIX; vale decir, en plena época victoriana; dura hasta la primera Guerra Mundial, cuando cambian las cosas. Fue la flor más cotizada en Europa después de los tulipanes, esa otra manía holandesa del siglo XVII. Condiciones que favorecieron la florimanía fueron una situación política relativamente apacible y el desarrollo industrial, con su consecuencia de bienestar para las clases dominantes; algo debían hacer los ricos con sus fortunas y sus ratos de ocio, y de súbito, aparece la moda exclusivísima de coleccionar plantas exóticas, entre ellas, naturalmente, la orquídea”.

Una carta firmada por las profesoras Lizette Martínez Willet y María Di Muro Pellegrino -ambas de la Escuela de Letras de la UCAB– informa del “I Congreso Internacional: Humanidades en Tiempo Presente”, en alianza con la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar. El mero enunciado, el de unas Humanidades de nuestro tiempo, es una demostración de coraje: ir a contracorriente, volver al empeño de pensar y repensar lo humano inscrito en las vertiginosas realidades de hoy, insistir en preguntarnos dónde estamos y hacia dónde vamos.

A lo largo de tres días -29, 30 y 31 de mayo-, sobre un múltiple temario -Violencias, Migración, Discurso, Inteligencia Artificial, Educación, Memoria, Poética, Cuerpo, Testimonio y otros- se realizarán 30 mesas de debate y otras cinco mesas especiales -lo que sumará un poco más de 100 expositores-. La sesión inaugural, además de las intervenciones de apertura –Arturo Peraza, s.j., rector de la UCAB, y José Francisco Juárez, vicerrector académico-, contará con un invitado de lujo, el filósofo peruano Víctor J. Krebs, quien dictará la conferencia «Entre Proteo y Mnemosyne: Presencia psíquica en el mundo virtual». Leo en el programa que el Congreso ha contado con el apoyo de la Embajada de Perú en Venezuela, el Centro Cultural UCABABedicionesFundación Empresas PolarSanta TeresaFlor de AraucaAgua Mineral Mi Brisa Cafetería la Uni: a esas instituciones y empresas toca agradecerles por su contribución.

Todo lo mejor. Nelson Rivera.

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Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional