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La cultura es la mejor manera que tienen los países de conectar saberes, de reconocerse en las similitudes y hacer de la diferencia una razón para encontrarse.

Como parte de este intercambio cultural, al reciente VIII Festival Aragón Negro (FAN), considerado “la mayor y más relevante cita cultural en Aragón, España”, llegó un cargamento de textos físicos y palabras contadas desde Panamá.

Los actores, poetas y gestores culturales Mónica Miguel Franco y Edilberto González Trejos, se ocuparon con esmero por lograr que el cálido nombre de Panamá fuera el verano del frío aragonés, desde el 15 de enero al 7 de febrero de 2021.

Edilberto González Trejos explica que esta gestión está asociada a su cercanía al Festival Aragón Negro: su fundador, Juan Bolea, es también socio en el Festival Panamá Negro “que celebramos desde el año 2015”.

Cabe señalar que el FAN, por tradición, reúne voces españolas e internacionales.

La séptima edición (sin pandemia) reunió a más de 40,000 asistentes, “cifras arrolladoras que denotan el excelente estado de salud del que goza el Festival”, comentó en su momento Juan Bolea, con lo cual queda establecida la importancia de esta ventana para la proyección de la escritura con mano panameña.

Panamá en voz alta

Durante estos días de intercambio cultural, a propósito del FAN, Mónica Miguel Franco y Edilberto González Trejos, leyeron una selección de poetas panameños, “cuyos textos giraban alrededor del amor y la muerte, a saber: Demetrio Korsi (1899-1957), Tobías Díaz Blaitry (1919-2005), Tristán Solarte (1924-2019), José Guillermo Ros-Zanet (1930-2018), Gorka Lasa Tribaldos (1972), Samuel Robles (1974) y Jaiko Jiménez (1994)”.

Escúchelos de su propia voz:

González Trejos explica que acceder a la obra de los autores fallecidos, fue posible gracias a la gestión y el apoyo de Briseida Bloise, de la Biblioteca Nacional de Panamá, quien les facilitó las siguientes obras:  Nocturno en gris (1952) de Demetrio Korsi, Poemas para el polvo y para el viento (1975) de Tobías Díaz Blaitry, Aproximación poética a la muerte (1952) de Tristán Solarte, Ceremonial del recuerdo (1954) de José Guillermo Ros-Zanet.

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De los más jóvenes, leyeron Cantos de la legión arcana (2010) de Gorka Lasa Tribaldos, Como vino de palma (2012) de Samuel Robles y Dos edades en la biografía de un hombre común (2017) de Jaiko Jiménez.

Los recitales se celebraron en la capilla de Yarza, en las afueras del cementerio  de Torrero en Zaragoza y en el municipio de Monegrillo, “ambas actividades presenciales, con todas las medidas de bioseguridad, en esta época de pandemia”, precisa el escritor.

La periodista Camino Ivars reseñó con entusiasmo este recital titulado Poesías de amor y de muerte, “de dos habituales del FAN, Mónica y Edilberto, fundadores del Panamá Negro, actividad “que supuso un broche de oro para las actividades desarrolladas en la capital aragonesa en la que se colgó el cartel de aforo completo”.

El recital, escribe en su crónica Ivars, «reunió a medio centenar de poemas, tanto de escritores panameños como españoles, con varias referencias a poetas aragoneses -algunos de sobra conocidos, pero tampoco faltaron las voces de algunos creadores ya olvidados. Finalmente, acabaron con algunos textos propios que fueron de los más aplaudidos por el público asistente».

Unas palabras escritas por Edilberto González Trejos ilustran la antesala de este recital y el  Jamming Poético (contrapunteo de textos):

En un paisaje rodeado de vida, visible e invisible, el trayecto se anunciaba místico, el zorro que bajaba del Monte Oscuro, cual antiguo anfitrión, el viento que silbaba nuestros nombres, el titilar de las estrellas en el cielo, así nos recibió Monegrillo.

De esa forma llegamos Mónica y yo, desde un viejo reino a otro ella, desde el otro lado del mar yo, ecos de pisadas que desvestían el paisaje.

La calidez de los monegrilleros fue una lumbre, dentro de la cual cobraron vida poetas aragoneses como Miguel Ángel Labordeta o Víctor Mira, poetas panameños como Demetrio Korsi o Tristán Solarte y nuestras voces se hicieron una con la de ellos y con el latir del generoso público de Monegrillo. 


En la noche surgió el Jamming Poético, el juego alrededor de la palabra y hubo comunión.

González Trejos relata que “desde el año 2016, Mónica Miguel Franco y yo hemos llevado el Jamming Poético, que heredamos de nuestro hermano mayor el Jamming Poético de Venezuela (está nuestra conexión con Kira Kariakin y Keila Vall de la Ville), a Madrid en el 2016, Zaragoza en el 2016, Utebo en el 2018, Leciñena en el 2020”.

A Monegrillo le correspondió este año 2021 en el contexto del FAN.

NONIA Editores, el impulso al escritor

Libros de autores panameños se consiguen en Aragón y en general en España

Otro capítulo en esta historia que conecta a Panamá con España, se escribe a propósito de NONIA Editores, editorial panameña de la cual Mónica Miguel Franco es una de las socias.

NONIA Editores promueve en España literatura de autores panameños como Arturo Wong Sagel (1980), Osvaldo Reyes (1971) y González Trejos, entre otros autores.

De igual modo, tanto Mónica Miguel Franco como González Trejos, como curadores y editores, trabajaron en conjunto con las Prensas Universitarias de Zaragoza, una antología llamada Cuentos de Panamá, que incluyó a 30 autores vivos panameños nacidos entre 1932 y 1991.

Esa antología, afirma González Trejos, se está utilizando en toda Europa para estudiar a los cuentistas panameños.

“Se presentó en la Semana Negra de Gijón, el más antiguo y grande festival de género noir en lengua española, en su versión del año 2019”.

Comenta que en España “se van conociendo poco a poco a los escritores panameños. Pedro Crenes (1972), un panameño residente en España, está construyendo una sólida reputación, al igual que Osvaldo Reyes (1971), cuya novela Asesinato en Portobelo (2019) fue publicada por Editorial Amarante en España”.

“Ya escritores consagrados como Juan David Morgan (1942), Ernesto «Neco» Endara (1932) y Giovanna Benedetti (1949) son bien conocidos del otro lado del charco. Igualmente la fallecida Gloria Guardia (1940-2019)”. 

Reconoce que en este trabajo de proyección de la literatura panameña queda camino por recorrer. “Nosotros lo hacemos desde la sociedad civil”, pero espera que la diplomacia cultural la “abrace como política de Estado”.