fbpx
Imagen de Freepik

Por: Dra. Marta Illueca

La autora es médica pediatra e investigadora científica. Este artículo fue publicado de manera original en el diario La Prensa de Panamá, sección Opinión, el 7 de enero de 2024

Hace más o menos dos años, escribí en este mismo espacio sobre la gran capacidad duplicativa del Sars-COV-2, virus causante de la COVID-19, y respecto a su arte para replicarse y crear copias “imperfectas” de sí mismo. Es como si este virus tan polifacético, gustase de hacer auto-retratos, o copias a mano, de sí mismo.

Y como es de esperarse, de vez en cuando comete “faltas de ortografía” en su genética, que resultan en la producción de clones imperfectos. Estas son las llamadas mutaciones que conforman las cepas o variantes virales.

Desde entonces, y debido al número plural de mutaciones del Sars-COV-2, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció un sistema de nomenclatura basado en las 24 letras del alfabeto griego. Este esfuerzo noble de la OMS logró prevenir los estigmas culturales ligados al país de origen de esas nuevas cepas.

Y así dejamos de hablar de las variantes inglesas, surafricanas, brasileiras, hindúes, peruanas, etc., y rápidamente adoptamos la terminología de las variantes alfa, beta, gamma, delta, lambda, etc.

Lo curioso es que en estos dos últimos años llegamos a la decimoquinta letra griega,la “ómicron” y parece que el virus se hubiera plantado allí, pues resulta que, hasta la fecha, las variantes subsiguientes, que ya son múltiples, han sido de linajes descendientes de la “ómicron.”

Originalmente, al aparecer la ómicron, se le designó como “Variante de Preocupación”, pero ahora que tiene una variedad de vástagos, ya se le asigna a cada uno su propia calificación. En los últimos meses y semanas, las cepas que han llamado la atención, son la BA.2.86 (que se apoda “Pirola”) y más recientemente aun, la aparición de su linaje JN.1, la actual “pirolita”.

Es importante recordar que, aunque estas variantes se rieguen con rapidez, por ahora no parecen causar enfermedad más grave o ser más mortales que cepas anteriores.

Además, ya hay datos de laboratorio que indican que el suero de personas vacunadas con las versiones actualizadas de las vacunas es capaz de bloquear a la JN.1.

Mas con las nuevas variantes resurgen las consecuencias sociales a las que ya nos hemos acostumbrado, la desinformación, el temor a que volvamos a los confinamientos que tuvimos en la era “pre-vacunas de COVID” y la siembra indiscriminada de falsas alarmas en las redes sociales.

Esta primera semana del 2024, se ha informado por el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios para la Salud, sobre la detección de un caso del linaje JN.1 en Panamá, informó el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa).

Igualmente, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC, por sus siglas en inglés) se han pronunciado al respecto con varias pautas que creo necesario recalcar:

Independientemente de la variante circulante, se sabe que todas las cepas del SARSCoV-2 se diseminan de igual manera.

Por lo tanto, el vacunarse, el lavado de manos, el usar mascarilla en lugares con aglomeración de gente, mantener buena ventilación y aislarse cuando se presentan síntomas respiratorios siguen siendo la mejor manera de evitar la propagación del virus.

Tal como ocurre frecuentemente con nuevas variantes, la JN.1 parece crecer y reproducirse con mayor facilidad que previas versiones del virus y podría ser causa de nuevos brotes de casos de Covid-19. Hasta la fecha, no hay ninguna evidencia de que las “Pirolas” presentan una nueva amenaza a la salud pública.

Las pruebas de diagnóstico y tratamientos existentes se estiman deben ser efectivos contra la BA.2.86 y la JN.1.

Al cierre del 2023, el MINSA reportó un 35.9% de positividad por COVID-19 y mas de 2,000 casos activos. Confiamos en que nuestras autoridades de salud monitoreen la incidencia de casos confirmados de la COVID-19 para que mantengamos la calma, usemos discreción con medidas de bioseguridad y apoyemos los programas de vacunación a nivel nacional.

Por: Dra. Marta Illueca