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Por: Cecilia Fonseca S. | Fotos: Cortesía Hospital del Niño

Cecilia Fonseca es periodista con 30 años de ejercicio. Tiene Maestría en Dirección de Comunicación Corporativa y Marketing Digital. Programa de Desarrollo Directivo de Aden Business School, Diplomado en Gerencia Social y Políticas de Discapacidad” (OEA)

En el contexto del X Congreso del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel, el Programa de Seguimiento de Riesgo del Departamento de Neonatología efectuó el Primer Seminario de Neurodesarrollo. La jornada incluyó la importancia del control adecuado del embarazo, los cuidados e intervenciones durante la primera infancia, entre otros

El neurodesarrollo se define como “el proceso de adquisición de habilidades madurativas en el niño. Es un proceso de cambio determinado por aspectos biológicos y ambientales en constante interacción. Corresponde tanto a la maduración de estructuras nerviosas, como al aprendizaje producido por el niño al descubrirse a sí mismo y a su entorno. Es un avance continuo que abarca desde la concepción hasta la madurez, con una secuencia similar en todos los niños, pero con un ritmo variable” (Carlos-Oliva D, Vitale MP, Grañana N, Rouvier ME, Zeltman C. Rev Neurol 2020;70 (01):12-18).

Ocurre que todo lo que haga la mujer desde el momento mismo de la concepción –su historia de salud, los alimentos que consuma, los medicamentos que se auto prescriba y los factores externos a los que se someta- impactará a ese bebé que empieza a gestarse en su interior y, si sus decisiones no son las mejores, podría alterar una etapa crucial para su hijo, la del neurodesarrollo.

Dicho de forma más sencilla, “todo lo que hagas estando embarazada va a programar a tu bebé”, aseguró a La Web de la Salud el doctor Rolando Pinilla J., jefe del Servicio de Obstetricia del Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid de la Caja de Seguro Social y jefe del departamento de Ginecología y Obstetricia de The Panama Clinic.

Acudir desde el inicio del embarazo a las citas con el especialista es la mejor forma de incidir en aquellos factores que pudiesen desencadenar alguna alteración del embarazo, así como prevenir eventuales complicaciones en la madre que pueden poner en peligro hasta su vida, afirmó.

“Hoy en día los embarazos son cada vez más complicados, porque nos embarazamos a edades muy tardías o muy tempranas, los embarazos en adolescentes; sabemos que hay estilos de vida menos saludables, hay contaminación, comida chatarra, obesidad, sedentarismo y todo esto va impactando tu propia salud y a la vez impacta la salud de tu bebé”.

Rolando Pinilla, gineco-obstetra

Pinilla fue uno de los ponentes durante el Primer Seminario de Neurodesarrollo, realizado en el marco del X Congreso del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel, que inició el martes 22 y concluye este viernes 25 de agosto de 2023. Abordó el tema “Gestación y su influencia en el neurodesarrollo. Donde todo inicia”.

Dr. Rolando Pinilla

El galeno explicó la razón por la cual embarazarse debe ser el resultado de tomar la decisión y no de la casualidad. A “nivel intraútero se produce una programación de todas las enfermedades que ese bebé va a padecer desde el momento del nacimiento, adolescencia y adultez”, y no solamente en materia de neurodesarrollo. Y si el estilo de vida de la madre está fuera del rango de saludable, traerá al mundo “bebés que van a ser más propensos a tener síndrome metabólico, diabetes, hipertensión, dislipidemia, enfermedades cardiovasculares, infartos, derrames o problemas psiquiátricos”, detalló.

En cuanto a los problemas de salud mental, Pinilla confirmó que, así como las situaciones de salud, las de estrés o traumas que pueda sufrir la madre durante el embarazo también pasan al feto. “Se ha detectado que hay ciertas enzimas a nivel placentario que activan ciertos genes que van produciendo entonces alteraciones en el neurodesarrollo y en la salud del bebé más adelante en su vida”, indicó.

Por ello, si la mujer se percató de su condición pasadas las primeras semanas de la concepción, período en el que se produce la organogénesis –proceso embrionario que determina la formación de todos los órganos del cuerpo– es vital comenzar los controles prenatales con el gineco-obstetra, para ir atendiendo factores como suplementación y nutrición, y practicar laboratorios para detectar posibles enfermedades.

De esta forma, apuntó Pinilla, que el conjunto de factores de riesgo no sea el que lleve a esa alteración o programación intraútero del bebé que lo haga tener una condición de salud negativa al momento de su nacimiento.

Ya consciente del embarazo, añadió, la mujer debe saber que hay complicaciones propias de su estado –como la preeclampsia– que pueden afectarle y a través de un adecuado control prenatal es posible valorar qué riesgo tiene de desarrollarlas, prevenirlas a través de intervenciones oportunas o hacer un diagnóstico temprano si no lograron prevenirse.

Entre esas complicaciones se encuentran las infecciones que ocurren en cualquier momento de la gestación, como las de vías urinarias.

El doctor Pinilla recomienda a las mujeres que están embarazadas o planificando tener un hijo, lo primero no tomar medicamentos a menos que sean recetados por un médico –y eso incluye antihistamínicos para el resfriado y fármacos para el dolor.

Lo siguiente y también muy importante es que se alimente de la forma más orgánica posible, nada de productos enlatados o con preservantes ni embutidos. Es más, dijo que llevar una dieta mediterránea ha demostrado disminuir las complicaciones durante el embarazo.

¿Qué pasa si el cerebro no se desarrolla adecuadamente?

La pediatra neonatóloga con entrenamiento en Neurodesarrollo, Dra. Yamilette Rivera Solís, disertó sobre “Desarrollo cerebral: Su impacto en la primera infancia” y entre muchos de los aspectos que abordó describió las etapas del desarrollo del cerebro que, aunadas al estilo de crianza que reciba el bebé desde sus primeros meses, harán la diferencia entre un niño que requerirá o no de terapia.

Esas etapas son: neurogénesis (proceso de formación de nuevas células), migración neuronal (proceso que permite que las neuronas recién nacidas alcancen su posición definitiva en el cerebro), sinaptogénesis (cómo se conectan las neuronas) y mielinización (proceso que aumenta la velocidad de la conducción del impulso nervioso).

Dra. Yamilette Rivera Solís

Estos cuatro eventos que se producen durante el neurodesarrollo redundan en la capacidad que tendrá el cerebro para enviar y recibir información, por tanto, en el aprendizaje del niño, así como en su capacidad de respuesta ante los estímulos del entorno, es decir, en el procesamiento adecuado de esa información que recibe a través de todos sus sentidos.

“La migración neuronal y la sinaptogénesis ocurren en paralelo, aunque se ‘separan’ porque en esos periodos se hacen más evidentes y determinan cambios integrales en el desarrollo fetal y durante la primera infancia. Son procesos madurativos que están genéticamente determinados pero que son influenciados por factores como la nutrición, el entorno, el afecto y los cuidados de la salud”, manifestó Rivera.

Destacó que durante los primeros tres años de vida del niño “se alcanza la mayor plasticidad cerebral [capacidad de hacer nuevas conexiones y modificar las existentes] en donde estos eventos permiten la adquisición de hitos y patrones normales que serán para toda la vida”.

Y esos hitos son las actividades que de acuerdo con la escala de desarrollo el niño debe ir alcanzando a medida que crece y cuya ocurrencia o no va indicando si algo anda mal. De allí, la importancia de evaluar y registrar el momento en que se produce cada una de ellas.

Imagen: Crecimiento y desarrollo cerebral

Rivera dijo que esta gráfica de Crecimiento y desarrollo cerebral resume todo lo que tanto Pinilla como ella estuvieron explicando sobre el impacto que se puede ocasionar antes del nacimiento del bebé, y puso como ejemplo cómo la neurulación -proceso en el que se forma el tubo neural del embrión, estructura precursora del sistema nervioso central- ocurre en los primeros 28 días después de la fecundación, cuando la mamá ni siquiera sabe que está gestante.

“Los neuroporos terminan de cerrarse a los 28 días; si esa mamá no estaba planificando esa gestación y no ha tenido los cuidados que corresponde, desde entonces ya venimos mal”.

En cuanto a la mielinización cerebral, dijo que primero se da en la corteza somato sensorial (vinculada con todos los sentidos); luego pasa al área vinculada con el lenguaje y, finalmente, con el área prefrontal, que tiene que ver con las funciones ejecutivas, como la planificación y la organización, la cognición social y la empatía. 

Cada una de las diferentes etapas que se ilustran en la pirámide del sistema nervioso central (ver imagen) dependen de que se haya logrado la mielinización y la estructuración adecuada en el sistema nervioso central, advirtió Rivera. Y añadió: si las funciones de nuestro niño, las habilidades y actividades que logra las logra bien, yo puedo inferir que esa estructura cerebral que se correlaciona con esa actividad debe estar bien.

 “La base de la pirámide es la mielinización de los órganos sensoriales porque somos lo que vemos, escuchamos, olemos, sentimos, y la memoria sensorial es una memoria muy importante en este proceso”.

Dra. Yamilette Rivera Solís

La pirámide es jerárquica y debe ser respetada, por tanto, a la hora de evaluar o tratar a un niño, señaló, no se puede pretender que si no sabe cuál es su mano izquierda y cuál es la derecha tenga una motricidad fina organizada, agarre bien el lápiz y escriba.

Las personas escriben y leen de izquierda a derecha, pero las operaciones matemáticas se hacen de derecha a izquierda. Y si el niño no sabe cuál es su derecha y cuál es su izquierda, ¿cómo va a empezar a escribir?, preguntó.

También apuntó hacia la importancia de evaluar el período de gestación, durante el nacimiento y los primeros meses posnatales para correlacionar hechos, ya que el proceso de mielinización que comenzó cuando se estaba formando el cerebro, continúa después del nacimiento y durante los primeros dos a tres años, cuando “se empiezan a organizar todos esos inputs y outputs sensoriales y motores que permiten que el niño alcance patrones madurativos organizados”.

En resumen, “esos primeros 1000 días son determinantes para el desarrollo integral de los niños […] Las experiencias internas y externas son las que influyen en ese desarrollo, qué tengo, qué soy, qué me dan, qué envío, qué recibo, cuál es la retroalimentación que está teniendo ese niño y quién está trabajando para organizar sus patrones y rutinas en la vida diaria y que no esté solo haciendo [sólo] lo que sabe”.

Sin pantallas antes de los tres años

Dra. Silvia Velarde Herrera

En la era de la digitalización y la inteligencia artificial, en la cual las pantallas controlan la vida de muchas personas, los padres deben garantizar que sus hijos, entre los cero y tres años no se acerquen a una, sea de televisión o de celular, de una tablet o de la computadora. Su adecuado desarrollo y, con este, su aprendizaje, depende de lo análoga, real e interpersonal que sea su interacción con los seres humanos que le rodean y con su entorno.

El daño ocasionado por las pantallas obedece a la forma en que funcionan, porque son capaces de repetir exactamente lo mismo, en la misma frecuencia, al mismo tiempo, y eso hace que las neuronas tengan una frecuencia de descarga tal que jamás había sucedido en toda la historia de la evolución del cerebro humano, manifestó la neuróloga Silvia Velarde Herrera, quien dictó la conferencia “Efecto de la exposición a las pantallas. ¿Qué es el niño sintético?”.

Velarde recordó que cuando una persona repite una actividad la conexión neuronal que se genera se hace más importante dentro del sistema, y todo aquello que no repita con esa misma intensidad es más difícil de aprender, y es allí donde pueden llegar a desarrollarse patrones obsesivos y aumentar la rigidez cognitiva, que se manifiesta, por ejemplo, en falta de flexibilidad del niño y dificultad para adaptarse a los cambios.

Velarde coincidió con Rivera Solís en que uno de los principales problemas que traen las pantallas es que alteran los procesos de procesamiento sensorial a través de la activación de los sentidos de forma atípica.

“La atención que presta el bebé a las pantallas no es una atención que tiene propósito; no se está divirtiendo, no está aprendiendo, está siendo estimulado”, indicó Velarde e hizo una analogía con la forma en que las luciérnagas se acercan a las lámparas, atraídas por la incandescencia de la luz, y se queman.

“El cerebro requiere por evolución tener información análoga, lenta, donde no emita fotones, donde el procesamiento de la imagen es el mismo, [de esa manera] él se puede fijar en qué es lo que está pasando y su cerebro puede entender […] Él necesita un proceso, necesita ser estimulado sensorialmente, necesita activar su memoria de trabajo, irse a dormir y formar memorias a largo plazo”.

Otros ejemplos de uso inadecuado de la tecnología en bebés, de acuerdo con lo explicado por Velarde son los siguientes: colocarles audífonos, ponerlos en aparatos para mecerlos, permitirles manipular controles de televisión, ponerlos a ver cómicas y tenerles el cuarto lleno de juguetes.

Todas estas acciones producen desintegración sensorial en el niño quien, luego, cuando llegue a la escuela, tendrá que ser enviado a terapia para reintegrarlo porque no deja de moverse por todo el salón, no puede prestar atención, reacciona de formas inadecuadas, entre otras situaciones que pudieron prevenirse.

Aunque Velarde reconoció que la tecnología y los robots pueden ser un apoyo si se utilizan con orden y control concluyó exhortando a la moderación. “Dosifiquemos, regulemos, nadie le da a un niño de ocho años un Porsche, ni un poquito de [alcohol] todos los días. Como tú sabes qué es el alcohol no le das nada, pero como no sabes qué es la digitalización en el cerebro humano te permites estas licencias. Respetemos el neurodesarrollo”.

Por: Cecilia Fonseca S. | Fotos: Cortesía Hospital del Niño