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Por Dr. Hugo Navas Farfán

Mi maestro y yo teníamos muchas cosas en común: vivimos y crecimos hasta nuestra etapa universitaria en San Juan, una populosa parroquia caraqueña, hoy mejor conocida como San Martín, pasión por la Medicina, la Cirugía, el Béisbol, amor extremo por nuestros hijos y por la UUUCV.

Un buen día de 1991, mi maestro, el Dr. Oscar Rodríguez Grimán, quien era el jefe de Servicio, ya terminado mi postgrado de Cirugía General, me invitó a trabajar con él como su ayudante en el Hospital de Clínicas Caracas (honor y temor) y desde entonces hasta su partida a otro plano espiritual se estableció una relación muy especial y muy cercana, una mezcla de sensei/discípulo con padrino/ahijado y hasta de padre/hijo adoptivo.

No quisiera yo que su trayectoria, su legado, su ejemplo académico quede en un limbo y sobre todo que las nuevas generaciones de cirujanos, especialmente aquellos que ya pasaron por allí y los que se irán formando en el Servicio de Cirugía IV del Hospital Universitario de Caracas y en el Instituto Oncológico Luis Razetti, desconozcan quién fue y además quisiera que vean a sus actuales tutores y maestros con el mismo respeto que tengo por la trayectoria del Dr. Rodríguez Grimán.

Por ello dedico esta semblanza a su memoria, como discípulo agradecido, como colega, como hijo adoptivo.

El niño Oscar Alberto

Nació en Caracas el 21 de mayo de 1927. Sus padres Salvador Rodríguez –funcionario público- y Concepción Grimán. Fue el segundo de dos hermanos, Salvador, el mayor, también médico, especialista en Neumonología y Tisiología quien ejerció en el estado Bolívar.

Vivió durante su infancia y Juventud en la parroquia San Juan, de Cruz de la Vega a Río.

Sus estudios primarios los realizó todos en la parroquia San Juan entre las Escuelas “19 de Abril”, “Zamora Quintana” y ”República de Bolivia”.

La educación secundaria la hizo también en Caracas, entre los Liceos Fermín Toro en el centro de Caracas, donde cursó los tres primeros años, y luego en el Liceo de Aplicación en el Paraíso donde se graduó de Bachiller en Ciencias Físicas y Matemáticas en 1944 y Bachiller en Ciencias Biológicas en 1945.

El bachiller Rodríguez

Se graduó como Médico Cirujano en la Universidad Central de Venezuela en 1953, con un promedio de notas de 19 puntos, que lo debería haber hecho merecedor de la mención Summa Cum Laude, pero por motivos de salud debió abandonar sus estudios durante dos años por lo que no obtuvo esa distinción que exigía hacer los seis años de carrera en forma ininterrumpida.

El joven Médico Cirujano 1957. La primera vez que me mostró esta foto me dijo “mira Hugo para que veas que no siempre fui feo”

El joven médico Dr. Oscar Rodríguez Grimán

Desde los últimos años de su carrera sintió inclinación por la Cirugía Torácica, quizá influenciado un poco por la admiración que le guardaba a su profesor y médico tratante el Dr. César Rodríguez, sin embargo por recomendación y casi prohibición de este -como indicación médica- tuvo que desistir de esa aspiración.

Las cosas de la vida, su profesor y médico terminó siendo su paciente hasta sus últimos días.

Desde 1953 hasta 1956 fue médico residente del Hospital Oncológico Luis Razetti en Caracas y, en 1958, inició su postgrado en Cirugía Oncológica en el Hospital Memorial for Cancer and Allied Diseases and James Ewing Hospital de New York, gracias al impulso y recomendaciones del Dr. Armando Márquez Reverón, quien había sido residente previamente en dichos centros.

Recuerdo que con frecuencia comentaba sobre uno de sus maestros en New York, quien más lo influenció, el Dr. George Pack. Le admiraba su sólida formación en patología, radioterapia y cirugía. Era el jefe del Servicio de Tumores Gástricos y Tumores Mixtos, a quien se le atribuía para ese momento haber tratado más de 50 mil pacientes con cáncer, incluida Evita Perón, a quien operó en Buenos Aires, viajando allí casi tan en secreto que ni la misma paciente supo, según me contó el Dr. Rodríguez.

Al terminar su residencia en 1961 recibió ofertas de sus profesores para hacer carrera docente-asistencial en USA, sin embargo, decidió regresar a su país y transmitir todo lo aprendido a muchas generaciones de cirujanos entre las cuales me incluyo, beneficiar a muchos pacientes y sobretodo estar cerca de sus padres a quienes siempre fue muy apegado.

En 1982, culminó el Doctorado en Ciencias Médicas por la Universidad Central de Venezuela con Mención Honorífica. La tesis doctoral se tituló Tumores Malignos de la Rinofaringe.

La cirugía del cáncer de cabeza y cuello fue su pasión, a lo que dedicó mayor tiempo de estudio y dedicación, aunque su formación era integral y muestra de esto dos anécdotas que las viví y presencié mientras fui su residente.

En esa época los servicios de cirugía “prestaban” camas a otros servicios quirúrgicos porque no tenían cupos disponibles para ingresarlos.

Este préstamo usualmente era por uno o dos días como máximo.

La situación se presentó un par de veces en épocas diferentes pero cercanas: un paciente de urología con una hiperplasia prostática benigna obstructiva y en otro caso un paciente de neurocirugía con una lesión benigna, a nivel frontal.

El Dr. Rodríguez G. pasaba revista todos los miércoles y viernes con todos los adjuntos y residentes. Pasaron varias semanas y vio que los pacientes seguían allí, ni siquiera tenían evoluciones de los residentes de los servicios a quienes correspondía atenderlos.

Entonces, se comunicó con los jefes de Servicio y les dio un ultimátum: “Doctores, los trasladan hoy mismo a su servicio; les dan de alta o los opero yo ”.

Pasado el lapso, él mismo habló con los pacientes y familiares. Les presentó la opción de ser traslados a otro centro o atenderlos allí mismo.

Operó a ambos pacientes con su consentimiento. Él mismo los controló en la consulta del hospital junto con el residente de consulta.

La evolución fue normal, sin complicaciones de ningún tipo. Después de esos casos nunca un paciente pasó más de 24 horas en cama prestada: los trasladaban rápidamente a los servicios respectivos.

El profesor Dr. Oscar Rodríguez Grimán

Comenzó su carrera como docente universitario en 1953 como Instructor de Histología Normal en la Escuela de Medicina de la UCV, luego en el año 1961 en la Cátedra de Técnica Quirúrgica de la UCV como Instructor Interino y en 1963 ganó el concurso como Instructor en la Cátedra de Clínica Quirúrgica DCirugía IV Hospital Universitario de Caracas- de la Universidad Central de Venezuela, alcanzando la categoría de Profesor Asociado en 1980.

Fue coordinador del Postgrado de Cirugía General en el Hospital Universitario de Caracas en 1981.

En 1984, ocupó la Dirección de la Comisión de Estudios para Graduados de la Escuela de Medicina Dr. Luis Razetti de la UCV y en 1986 fue decano (e) de la Facultad de Medicina de la UCV.

Vale la pena destacar que era el candidato de consenso para el siguiente proceso electoral del Decanato y decidió declinar su postulación para darle oportunidades a nuevas generaciones y reintegrarse al trabajo asistencial docente en el servicio de Cirugía IV del Hospital Universitario de Caracas, donde se desempeñó como jefe del Servicio por concurso desde 1987 hasta 1991 y a la atención de sus pacientes en la consulta privada, la cual obviamente no podía atender a plenitud con semejantes responsabilidades.

Su participación como jurado de Trabajos de Ascenso, Concursos de Oposición y Tesis de Grado de postgrado y doctorado fue innumerable en toda su carrera como docente universitario.

Su trabajo asistencial lo desarrolló en el Hospital Oncológico Dr. Luis Razetti de Caracas, como adjunto del Servicio de Cabeza y Cuello (Servicio C), del cual llegó a ser jefe de Servicio hasta su jubilación, en el Servicio de Cirugía IV del Hospital Universitario de Caracas y en el Hospital Dr. José María Vargas de La Guaira.

La práctica privada la realizó siempre en Caracas, casi toda entre la Clínica Méndez Gimón en la Avenida Andrés Bello y, desde 1985, en el Hospital de Clínicas Caracas en San Bernardino, del cual fue accionista fundador y vicepresidente de la primera Junta Directiva, en donde lo consultaban sobre todo por patología mamaria y ginecológica, además como especialista de referencia nacional en Cáncer de Cabeza y Cuello.

Muchas veces lo asistí en procedimientos radicales como laringectomías conservadoras de voz –glótica-, vaciamientos de Cuello, Cirugía Radical de Tiroides…

 En su consulta privada en la Clínica Méndez Gimón

Fue miembro fundador de algunas Sociedades Científicas Venezolanas como la de Oncología y Mastología, ocupando cargos en sus Juntas Directivas, así como de la Sociedad Venezolana de Cirugía en la que fue un invitado fijo a los Congresos Nacionales a las secciones de Oncología como conferencista, panelista y jurado de los trabajos presentados para premios, llego a ser miembro Titular y luego declarado Miembro Emérito en el 2003.

Director y Fundador de la Revista Acta Oncológica Venezolana en 1968. Ocupó la Dirección de la División de Oncología del Ministerio de Sanidad. Participó en las Juntas Directivas de Badan (Banco de Drogas Antineoplásicas).

Organizó y participó en innumerables congresos de Cirugía, Oncología y Mastología

En 1996, fue elegido como Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Medicina en el puesto Nro. XVI y como Individuo de Número en 2005 en el Sillón Nro. XX que antes ocupó el Dr. Fernando Rubén Coronil.

El trabajo de incorporación fue “Disección Radical de Cuello. Evolución Histórica”. Recibió varias condecoraciones entre las cuales destacan la Orden Andrés Bello en primera clase, Dr. José María Vargas en segunda clase y el Botón de Oro de la Sociedad Venezolana de Oncología.

Individuo de Número de la Academia Nacional de la Medicina. Sillón XX

Sus más de 300 publicaciones científicas, participaciones en conferencias y congresos dieron cuenta de su prolija actividad académica. Entre los reconocimientos que se le hicieron en vida figura la Biblioteca Virtual de la Fundación Badan y el Auditorio del Servicio de Cirugía IV del Hospital Universitario de Caracas a los cuales se les bautizó con su nombre y el Premio “Dr. Oscar Rodríguez Grimán” al mejor trabajo científico para residentes de Cirugía de la Sociedad Venezolana de Cirugía.

Auditorio “Dr. Oscar Rodríguez Grimán”. Servicio de Cirugía IV. Hospital Universitario de Caracas

En su juventud fue un aplicado jugador de futbol, era un apasionado por el baseball, aunque nunca practicó esa disciplina y seguía el futbol europeo con interés. En el baseball venezolano, como él mismo decía, “no tengo predilección por ninguno, voy a cualquiera con tal que le gane al Caracas” … Siempre le decía:” Doctor, usted es un magallanero encapillado”, y por respuesta solo tenía una disimulada sonrisa.

Más tarde me enteré que su simpatía era por los Tiburones de La Guaira. El estudio de la tauromaquia lo llevó a ser invitado en varios foros sobre este particular.

El dominó fue uno de sus hobbies y lo practicaba con alguna regularidad, sobre todo los viernes por la tarde con otros colegas del Hospital de Clínicas Caracas.

Jugando dominó con sus colegas del Hospital de Clínicas Caracas

Muchos son los cuentos y anécdotas de los que fuimos sus alumnos y/o discípulos sobre el Dr. Rodríguez Grimán.

Como profesor, exigente como pocos, para muchos atemorizante, dado su alto nivel de exigencia no solo en temas relacionados con la Cirugía que era su materia, sino en materias básicas (anatomía, fisiología, bioquímica, histología, embriología) y hasta en cultura general, siempre bajo el legendario precepto de que “el que solo de medicina sabe ni medicina sabe”.

Este respeto no solo lo generaba en sus alumnos sino hasta en sus propios adjuntos, profesores como él, quienes no pocas veces eran interrogados sobre un paciente o una patología o una técnica quirúrgica cual residente de primer año, de manera que asistir a una revista del maestro sin estar bien preparado era de un riesgo extremo, desde el interno hasta el adjunto más experimentado.

Muchos seguramente en esos tiempos lo criticamos y rechazamos su metodología, pero el tiempo y la madurez nos demostró que solo quería que de su servicio salieran estudiantes con conocimientos sólidos y residentes competentes como el que más, a lo mejor quería muchos doctores Pack entre sus discípulos.

Si nos dedicáramos a mencionar la mitad de esas anécdotas vividas y de las que nos hemos enterado esta semblanza sería una enciclopedia

Una de sus poses características… así lo recordamos

El amigo

En lo personal y ya en una relación más fraternal, era un amigo incondicional y espléndido, totalmente desprendido y solidario, con un humor ácido, un verbo sarcástico muchas veces, un pensamiento relampagueante casi como de procesador de computadora de última generación y una memoria prodigiosa de varios terabytes seguramente.

Jocoso con su gente cercana, muy galante con las damas, todo un caballero. Un padre amoroso de sus cuatro hijos –una de ellos médico-, siete nietos y dos bisnietos.

Muy sentimental a pesar de esa apariencia y fama. Me honró con la confianza de ser el albacea de su momento de retiro,.

Un buen día me dijo: “Hugo, no se puede ser cirujano toda la vida, hay que saber retirarse a tiempo, te pido que me ayudes con eso y me cuides…. Trabajaré mientras la salud me lo permita o hasta que tú me digas que llegó la hora… lo que ocurra primero”.

Y así fue: se retiró cuando lo convenimos, luego de conversarlo varias veces y seguramente con sus familiares, lo hizo en etapas en unos tres años, hasta que un buen día me dijo: “Hugo ya operé bastante, me corto la coleta”, aludiendo a la expresión taurina, y se dedicó al trabajo docente, a la Academia de Medicina y a los suyos.

Dios quiso que estuviera entre nosotros hasta octubre del 2014.

Esta semblanza fue realizada por el Dr. Hugo Navas Farfán, cirujano general, quien fue residente del Dr. Rodríguez Grimán desde 1988 hasta 1991 en el Hospital Universitario de Caracas y quien luego trabajó con él durante más de dos décadas ininterrumpidas en el Hospital de Clínicas Caracas.

En Caracas, febrero de 2021

Agradecimientos por la ayuda y colaboración para realizar este trabajo:

Prof. Lic. María Antonieta Martínez. Compañera del Maestro

Prof. Dra. María Conchita Rodríguez Barradas. Hija del Maestro

Prof. Dr. Héctor Cantele Prieto. Discípulo del Maestro en el Hospital Universitario de Caracas

Prof. Dr. Juan Carlos Valls. Discípulo del Maestro en el Hospital Universitario de Caracas