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Por: Dr. Federico Arteta

El autor es médico internista, neumonólogo clínico, docente, investigador e historiador. Fundador de Neumocursos

Es probable que la tuberculosis sea una de las primeras enfermedades del ser humano cuando comenzó a cultivar y criar animales como el ganado bovino y producir leche de vaca para el consumo humano. También hay evidencias que estaba en las culturas americanas precolombinas.  

En el siglo XIX,  luego de la primera Revolución Industrial, surgieron las primeras grandes ciudades en Europa, y con ellas apareció una de las más grandes epidemias que vivió el viejo continente: se le llamó «la peste blanca», para diferenciarla de aquella otra terrible epidemia que azotó a Europa en el siglo XIV, la Peste Bubónica o «peste negra», que acabó con un tercio de la población. 

En el siglo XX, al mejorar las condiciones de vida de la población, gracias a las reivindicaciones sociales, mejoró la morbilidad y la mortalidad de la temible enfermedad, que se incrementó de nuevo, sin embargo, en las dos guerras mundiales, cuyo escenario principal fue, precisamente, Europa.

Tuberculosis en el siglo XX

                                                                           

Luego de la Segunda Guerra Mundial se descubre un nuevo antibiótico, la streptomicina, que demostró eficacia en el tratamiento de la enfermedad, con el primer «ensayo clínico» moderno «al azar, doble ciego, controlado». Hasta entonces los enfermos eran tratados en «grandes sanatorios».

Los sanatorios eran una suerte de hospedajes de larga estancia donde los pacientes recibían una excelente alimentación y tenían la paz y tranquilidad necesarias. Uno de los mas famosos fue el Platz Sanatorium den Davos, Suiza, precisamente donde Thomas Mann escribió su grandiosa novela «La Montaña Magica» precisamente por su clima benévolo.

Aparecieron otros antibióticos y media docena mas de medicamentos, luego de lo cual mejoró la prevalencia, pero no se sintetizaron ni descubrieron nuevos fármacos para la enfermedad. A  final del siglo XX surgió la terrible pandemia causada por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), que provocó un resurgimiento de la tuberculosis.

Durante toda la mitad del siglo XX, aparecieron nuevos medicamentos, pero la tuberculosis ha sido terca en desaparecer como «pandemia silenciosa» escondida en el fondo de las miserias de la humanidad, como las cárceles, la malnutrición, otras epidemias como el SIDA, y la emigración empobrecida del hemisferio sur al norte del planeta, por razones económicas, sociales y políticas. 

La tuberculosis hoy

En el siglo XXI Europa, una vez más, se encuentra sitiada por la tuberculosis que llega en medio de una innmigración indetenible, en especial de África y el Cercano Oriente. Las estrategias que permitieron que países como Venezuela mejorasen de manera significativa la prevalencia de tuberculosis, gracias a la vacuna BCG, en el marco de una excelente organización sanitaria, el exterminio de ganado enfermo, y en especial las mejorías de las condiciones de vida entre 1940 y 1980, han desaparecido y ha aumentado la prevalencia.

Las ayudas previstas desde organizaciones como la Organización Panamericana de la Salud y los recortespor su principal soporte económico, los Estados Unidos de América, pone en peligro los pocos muros de contención de la enfermedad. 

En reciente Seminario de Educación para médicos en la prestigiosa revista The Lancet (1), una de las más importantes del mundo, sus autores nos recuerdan que «la tuberculosis es una de las principales causas de muerte en todo el mundo». Su mecanismo de dispersión aérea a través de la respiración hace que se propague muy rápido, en especial en ámbitos de hacinamiento. 

Hoy como ayer «el riesgo de progresión a la enfermedad es mayor en los primeros años después de la infección y en personas con desnutrición, inmunodepresión o que fuman, beben alcohol o tienen diabetes» (1). 

Tenemos los mismos síntomas de los cuales nos hablaba Hipócrates hace mas de un milenio como la tos, la fiebre y pérdida de peso. Pero también las personas con tuberculosis pueden ser asintomáticas, lo cual requiere un alto índice de sospecha. 

Con el devenir de progreso científico y médico, sustituimos las coloraciones de una muestra de esputo que describieron a finales del siglo XIX Franz Ziehl y Friedich Neelson, que son poco sensibles, por pruebas moleculares rápidas, pero la radiografía de tórax puede ser útil. 

Los autores del seminario de The Lancet nos recuerdabn que «un aspecto fundamental para el éxito del tratamiento es la atención integral centrada en la persona, que incluya abordar los determinantes clave, como la desnutrición, el tabaquismo y el consumo de alcohol, y optimizar el manejo de las comorbilidades, tipo la diabetes y el VIH». 

A pesar de lo exitoso que puede ser el tratamiento, sabemos que la «atención debe continuar después de que finalice el tratamiento, ya que las secuelas a largo plazo son comunes». 

La prevención se basa principalmente en el tratamiento con regímenes basados ​​en rifamicina. Se propone investigar nuevas vacunas pues la BCG (Bacilo de Calmette y Guerin) elaborada a comienzos del siglo XX en  Francia, tienen una eficacia limitada. La investigación en curso sobre regímenes más cortos y seguros para el tratamiento de infecciones y enfermedades, y métodos de diagnóstico más simples y precisos serán clave para la eliminación de la tuberculosis. Y en eso se centra la investigación actual: regimenes más cortos, que permitan mayor adherencia de los pacientes y evitan la expansión de la enfermedad.

Tuberculosis en Venezuela

                                                                                 

En Venezuela, en 2022, la OMS registra 35 nuevos casos de tuberculosis por 100 mil habitantes.

Vale destacar investigaciones de las Dras. Zhenia Fuentes y Mercedes España, quienes describen cómo luego de un gran avance a finales del siglo XX en el combate a la tuberculosis, hubo una desaceleración en el siglo XXI. Se establece una hoja de ruta en la estrategia para el control de la enfermedad (2).

A finales de 2024, la American Thoracic Society, la European Respiratory Society junto a la Infectious Diseases Society of America (3), proponen nuevas guías para el tratamiento de la tuberculosis sensible y la resistente al tratamiento, a la vez que proponen esquemas mas cortos con nuevos medicamentos que han sugido en las dos últimas decadas, luego de casi medio siglo sin nuevos medicamentos para esta terrible enfermedad.

Referencias:

(1) Anete Trajman, Jonathon R Campbell, Tenzin Kunor, Rovina Ruslami, Farhana Amanullah, Marcel A Behr, Dick Menzies. Tuberculosis. The Lancet, Marzo. 2025

(2) Carlos A. Torres-Duque a, Zhenia M. Fuentes Alcalá b, Adrián Rendón c, Giovanni Battista Migliori. Archivos de Bronconeumología enero 2018 

(3)Updates on the Treatment of Drug-Susceptible and Drug-Resistant Tuberculosis An Official ATS/CDC/ERS/IDSA Clinical Practice Guideline. AJRCCM oct 2024

Por: Dr. Federico Arteta