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“Para combatir la epidemia, Venezuela debe importar urgentemente vacunas de reconocida seguridad y eficacia, basadas en evidencias científicas publicadas.

Si Venezuela participa en pruebas experimentales de candidatos a vacunas, se debe asegurar que las mismas se lleven a cabo respetando los requerimientos éticos y científicos y que dichas pruebas representen una ganancia estratégica para nuestro país”.

Este exhorto está contenido en comunicado de la Academia Nacional de la Medicina (ANM), suscrito por su presidente, Dr. Enrique López-Loyo y el secretario académico, Dr. Huníades Urbina-Medina, ante la preocupación del anuncio, del 21 de marzo, según el cual Venezuela “comenzará en abril pruebas experimentales de dos candidatos a vacunas producidas en Cuba, conocidas como Soberana 02 y Abdala“.

La Academia, al respecto, advierte que es de especial importancia asegurar “que la ciudadanía no confunda el acceso a una vacuna de reconocida seguridad y eficacia, con participar como voluntario en una fase experimental de un candidato a vacuna”.

La Academia aclaró la diferencia entre una vacuna real y un candidato a vacuna.

“Las vacunas son productos cuya seguridad y eficacia han sido demostradas en pruebas de fase 3, generalmente conducidas en voluntarios humanos en el país de origen de la vacuna. Los candidatos a vacunas son productos experimentales con seguridad y eficacia a determinar”.

La ANM señala que la prioridad urgente es un Plan Nacional de Vacunación creíble.

“Dicho Plan debe utilizar vacunas que ya hayan demostrado ser seguras y eficaces. Hay muchos de los llamados candidatos a vacunas, que son productos experimentales cuya seguridad y eficacia no ha sido demostrada.

Dichos candidatos a vacunas deben seguir un proceso riguroso de investigación preclínica (en animales de experimentación) y clínica (en voluntarios humanos) antes de ser considerados como verdaderas vacunas”.

Las pruebas de fase 3, recuerda, normalmente incluyen miles de voluntarios humanos, donde algunos reciben el candidato a vacuna y otros reciben un placebo, para así determinar si la vacuna es efectiva en prevenir infección o enfermedad.

“Esos estudios experimentales generalmente se hacen en el país de origen del candidato a vacuna, y deben conducirse bajo un estricto control de los aspectos éticos y científicos internacionalmente aceptados.

El resultado de dichos estudios debe ser publicado en las revistas científicas apropiadas y toda la información debe ser provista a las autoridades regulatorias apropiadas para que se tome una decisión informada sobre su uso en el país”.

La ANM expresa que “todo el proceso debe ser transparente para asegurar el rigor científico de la toma de decisión y poder así ganar la confianza y apoyo de la comunidad donde la vacuna se usaría”.

La Academia Nacional de Medicina reitera que ofrece su experiencia y conocimientos para colaborar en la evaluación de vacunas propuestas para su uso en un Plan Nacional de Vacunación contra la covid-19 que ayude a frenar las muertes y aporte al bienestar.

La ANM reflexiona que “la epidemia de la COVID-19 en Venezuela cada día aumenta de intensidad. Se hace necesario reforzar las medidas de prevención, tales como el uso de mascarillas, distanciamiento físico e higiene personal”, mientras llegan vacunas ya aprobadas por los organismos internacionales, cuya eficacia está probada.

Con información de la Academia Nacional de Medicina