Por: María Mercedes Armas (psicóloga)
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La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga. Egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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¿Qué hacer para mantener o recuperar el equilibrio cuando atendemos casos que implican la violencia?
Como primer paso es necesario identificar los cambios o efectos negativos en cada una de las áreas que he señalado: a nivel físico, emocional, conductual e interno de la vida; para entonces comenzar a aplicar las herramientas de autocuidado que nos ayuden a restablecer el equilibrio o a prevenir los daños.
Hay 4 puntos clave que necesitamos abordar y revisar a fondo:
- Revisar nuestra historia personal.
Si tenemos un antecedente de abuso hacia nosotros o si hemos incurrido en conducta abusiva hacia otros en el pasado, eso nos hace más vulnerables a la hora de trabajar con este tipo de situaciones; incluso puede no ser recomendable hacerlo.
Para ello se hace necesario buscar apoyo especializado en el tema.
- Ponernos en contacto con nuestros sentimientos, emociones y necesidades.
- Mirar hacia adentro de nosotros mismos.
- Conocer nuestras emociones.
- Identificar las situaciones que ponen en peligro nuestra integridad física.
- Revisar si tenemos ideas suicidas y conductas autodestructivas como abuso del alcohol, psicofármacos u otras drogas, practicar sexo inseguro.
- Transformar nuestra manera de pensar.
En este sentido es importante evaluar o reajustar nuestros pensamientos en la dirección correcta, comprobando si ellos están siendo una guía útil para conducirnos en el mundo. Es necesario:
- Comprender el origen de nuestros pensamientos y el de las demás personas, en lo posible.
- Manejar información veraz y adecuada en torno al tema que trabajamos.
- Identificar los mitos que rodean las situaciones que atendemos.
- Formarnos y capacitarnos suficientemente como para trabajar el tema que atendemos.
Algunas estrategias positivas para trabajar con nuestros pensamientos son: desarrollar flexibilidad, aplicar la relatividad, usar la empatía.
- Revisar nuestras rutinas diarias y su impacto en nuestro equilibrio.
Darnos cuenta de:
- Los pensamientos y conductas automáticas (reactivas), las conductas habituales, repetidas por mucho tiempo, pensando que son parte de nuestra personalidad o que son incambiables.
- Hacernos responsables de nuestras decisiones y conductas.
- Estar conscientes de las elecciones cotidianas en función de los resultados que ellas generan (Entender la relación entre la causa y el efecto)
- Sustituir progresivamente los patrones negativos por patrones saludables, con el objetivo de restablecer nuestro equilibrio y bienestar integral.
- Nutramos no solo nuestro cuerpo, sino también nuestro espíritu.
Construir una vida satisfactoria, gratificante y significativa para nosotros mismos, basada en la distribución equilibrada de nuestro tiempo y energía en las distintas áreas vitales: familia, trabajo, salud, alimentación, descanso, diversión, relaciones sociales, entre otras, es el mayor elemento de protección cuando decidimos trabajar con situaciones que implican una carga emocional fuerte y constante.
Por: María Mercedes Armas (psicóloga)