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Los datos no mueven a las personas. Las historias sí.Y si el gráfico no cuenta una historia clara, será ignorado o malinterpretado.

Por: Magister Nathalie Carrasco-Krentzien. Consultora en comunicación estratégica científica | Neurocomunicadora | Abogada | Diseñadora de frameworks para líderes y organizaciones que transforman el dato en impacto



¿De qué sirve tener los datos si nadie los entiende a tiempo?

Esa es la pregunta que sigue flotando —incómoda pero necesaria— en salas de crisis, informes de investigación, reportes técnicos y reuniones con tomadores de decisión.

En un mundo que produce millones de datos por segundo, el verdadero diferencial no es recolectarlos, ni siquiera analizarlos.
Es saber comunicarlos de forma estratégica, clara y útil.

Porque un dato que no se comunica bien no informa. No persuade. No transforma.

Del dato al impacto: una brecha silenciosa en la ciencia contemporánea

Los avances en Big Data han revolucionado la ciencia. Podemos ahora procesar cantidades impensables de información, correlacionar variables dispersas, construir modelos predictivos que antes solo existían en papers de ciencia ficción.

Sin embargo, seguimos fallando en lo esencial: transformar ese conocimiento en mensajes comprensibles y accionables.
 El informe Science Communication in the Digital Age (National Academies, 2017) es claro:

«Uno de los principales desafíos para la transferencia efectiva del conocimiento científico es la dificultad de los decisores para interpretar datos complejos.»

Y esa dificultad no es solo técnica. Es comunicacional.
 Ahí está la brecha real.

Visualización de datos: no es decoración, es diseño cognitivo

Uno de los errores más comunes que observo al asesorar a equipos científicos es asumir que “visualizar” datos significa simplemente mostrarlos.
Dashboards, gráficos, infografías… sí, están bien.
Pero ¿qué historia cuentan? ¿Qué quieren provocar? ¿Qué decisiones habilitan?

Alberto Cairo, en su libro How Charts Lie (2019), lo resume sin anestesia:

“Los gráficos no muestran verdades. Muestran elecciones.”

Cada visualización es una construcción narrativa. Lo que eliges mostrar —y lo que eliges omitir— tiene consecuencias cognitivas, políticas, emocionales.
Visualizar datos es una tecnología de influencia. No entenderlo es un riesgo estratégico.

Ejemplo real: comunicar para salvar (o perder) vidas

Durante la pandemia de COVID-19, el dashboard de la Universidad Johns Hopkins se convirtió en una fuente crítica de información para gobiernos, medios y ciudadanos.
Su efectividad no residía solo en la precisión de sus datos, sino en su claridad visual, actualización constante y usabilidad.

Esa herramienta mostró lo que sucede cuando el dato se convierte en una narrativa que orienta decisiones.
Y también mostró lo que pasa cuando no existe: confusión, rumores, desinformación.

La visualización, en contextos críticos, es una forma de gestión del riesgo.

El dato como lenguaje… y como poder

Hoy más que nunca, comunicar con datos requiere una combinación de habilidades:
 🔹 Precisión científica
 🔹 Lectura emocional
 🔹 Diseño visual
 🔹 Estrategia narrativa
 🔹 Responsabilidad ética

Desde la neurocomunicación sabemos que los datos no mueven a las personas. Las historias sí.
Y si el gráfico no cuenta una historia clara, será ignorado o malinterpretado.

Por eso, entreno a equipos científicos y líderes técnicos no solo en cómo presentar datos, sino en cómo convertirlos en mensajes que muevan la aguja de las decisiones.

Ética visual: ¿qué mostramos y qué dejamos afuera?

No hay comunicación de datos sin ética.
 Detrás de cada gráfico, de cada heatmap o línea de tendencia, hay decisiones humanas:
 📊 ¿Qué variable priorizar?
 📊 ¿Qué escala usar?
 📊 ¿Qué rango de tiempo mostrar?

Y esas decisiones construyen realidades. Influencian recursos, atención, miedo o calma.

En un entorno donde la información compite con la desinformación, la ética del diseño de datos es parte del compromiso científico.

¿Y si entrenamos a los científicos como narradores visuales?

Mi propuesta es clara:
 💡 Incluir formación en visualización narrativa de datos en todos los programas de investigación aplicada.
 💡 Entrenar a los líderes técnicos para que no deleguen la comunicación de sus datos, sino que la diseñen desde la estrategia.
 💡 Crear espacios híbridos donde científicos, diseñadores, comunicadores y tomadores de decisiones trabajen juntos en construir impacto.

Porque el conocimiento no transforma por acumulación. Transforma cuando se comunica con criterio y propósito.

El dato no habla solo

Vivimos en la era del dato. Pero los datos no tienen voz.
Somos nosotros quienes decidimos cómo, cuándo y para qué los hacemos hablar.

Y si no se entienden, si no se sienten, si no se alinean con el momento… no importan.

Nos leemos de nuevo el próximo miércoles.

La autora es abogado, comunicadora y Business Process Manager, enfocada en gestión empresarial con tres maestrías en Comunicación: Máster en Comunicación Estratégica y organizacional, Máster en Neurocomunicación, Máster en Comunicación Científica. Vive en Canadá.