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La Dra. Luz I. Romero muestra a médicos, investigadores y académicos las áreas del Instituto de Investigación, Innovación y Gestión del Conocimiento

El Instituto de Investigación, Innovación y Gestión del Conocimiento será el soporte nacional de la investigación en salud, de forma que responda a necesidades y prioridades y esto se traduzca en una mejora de la calidad en la atención y los servicios

Por: Cecilia Fonseca S.

Cecilia Fonseca es periodista con 30 años de ejercicio. Tiene Maestría en Dirección de Comunicación Corporativa y Marketing Digital. Programa de Desarrollo Directivo de Aden Business School, Diplomado en Gerencia Social y Políticas de Discapacidad” (OEA)

Dos años han pasado desde que la Caja de Seguro Social (CSS) tuvo la visión de darle a la investigación en salud un rol más relevante y, así, mejorar la calidad de la atención y de los servicios que ofrece. Corría agosto de 2021 cuando la dirección anunció al equipo de investigación que tendrían un edificio en la Ciudad de la Salud.

El viernes 8 de septiembre de 2023, parte del grupo de médicos investigadores de la CSS, como también del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (Indicasat-AIP) y del Sistema Nacional de Investigación (SNI) de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), recorrió los pasillos y las salas que acogerán al Instituto de Investigación, Innovación y Gestión del Conocimiento en el edificio prometido en 2021: un espacio de unos 2,500 metros cuadrados.

Todavía huele a cemento y pintura. El espacio se encuentra en etapa de equipamiento, calibración de los acondicionadores de aire, entre otras tareas, mientras ya se están desarrollando investigaciones, haciendo alianzas, gestionando personal e ideando nuevos proyectos.

La Dra. Luz I. Romero, quien forma parte del equipo técnico de planificación de la Senacyt y está en “préstamo institucional” a la CSS, recuerda que tuvieron que moverse muy rápido para aprovechar la oportunidad que se les había presentado. 

Dra. Luz I. Romero

“Debo reconocer que la visión vino de arriba, porque no siempre sucede, pero lo desarrollamos [el Instituto] desde cero, el concepto, definir las áreas funcionales, equipamiento… todo el proceso”, dijo a La Web de la Salud.

El Instituto de Investigación, Innovación y Gestión del Conocimiento quedará ubicado en el edificio 4A de la Ciudad de la Salud y aloja tres centros de investigación: Clínica, Servicios y Sistemas de Salud y Biomédica.

La estructura tendrá áreas comunes para desarrollar investigaciones, así como salones de toma de muestras,  área administrativa… un espacio donde funcionará el equipo de la Revista Científica, entre otras facilidades. En el piso inferior estará el Centro de Simulación, el Centro de Educación Continua y la Universidad de Panamá, que otorga el aval académico de los programas que se desarrollan.  

“Tenemos la esperanza de que en una o dos semanas nos entreguen las estructuras físicas”, expresó la Dra. Nidia Flores, actual jefa de la sección de Investigación y Bioética del Departamento nacional de Docencia e Investigación de la CSS, quien también reconoció que parte del trabajo a efectuar con el instituto consiste en reordenar la gestión de investigación, a fin de favorecer una nueva cultura institucional de investigación y la apropiación del conocimiento para la innovación.

Si las personas piensan que el Instituto será el inicio de la investigación en la CSS están muy equivocadas, indicó Romero. “Lo que nosotros haremos es reorganizar y, muy importante, se institucionaliza la investigación”, apuntó tras participar de la Mesa Redonda: Confraternidad Médico-Científica CSS-INDICASAT, que se desarrolló en el contexto del II Congreso Médico Nacional de la Caja de Seguro Social, durante la cual se compartió información sobre algunas de las investigaciones más importantes que se desarrollan en diversas partes del país, como una forma de visibilizar los frutos del esfuerzo que por años lleva haciendo una comunidad científica que ha trabajado con recursos escasos y en condiciones difíciles.

Ver nota y video relacionados:

II Congreso Nacional de la Ciudad de la Salud: nuevas perspectivas en atención médica e investigación

Mirada retrospectiva a la investigación en Panamá

 Participantes y coordinadores de la Mesa Redonda: Confraternidad Médico-Científica CSS-INDICASAT

Uno de esos trabajos de investigación presentados durante la mesa redonda fue el que lidera la nefróloga Karen Courville, jefa de la Unidad de Hemodiálisis del Hospital Dr. Gustavo Nelson Collado de la CSS, en Chitré, y presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión, quien en 2018 ganó una convocatoria de Senacyt para una investigación sobre enfermedad renal crónica no tradicional.

El trabajo de su equipo le ha permitido, entre otros resultados, establecer una prevalencia del 14% de este padecimiento en personas jóvenes que no son diabéticas o hipertensas; poner en marcha durante la pandemia el segundo centro nacional de biopsias, gracias al cual reportó la primera biopsia de un paciente con nefropatía mesoamericana en Panamá y 30 biopsias que mostraron un panorama preocupante para Herrera y Los Santos y, probablemente, sea similar en Coclé, sostuvo la especialista.

“Estos son pacientes que viven muy lejos, no van a centros de salud, son trabajadores eventuales… este es un tema de salud ocupacional y cuando llegan a la atención ya es muy tarde”, aseguró.

Además, el equipo de Courville ha creado una base de datos con al menos 350 pacientes que quieren participar de las investigaciones y son voluntarios sanos. Actualmente, están terminando un análisis de un proyecto de prevención para aplicarlo en todo el país, fortalecido con las convocatorias de Senacyt y otras colaboraciones. 

La doctora Idalina Cubilla, tecnóloga médica con maestría en salud pública y PhD en Epidemiología, actualmente encargada del área de investigación en el Hospital Dr. Rafael Estévez, en Aguadulce, Coclé, dijo que en la provincia hay un proyecto grande andando –el de prevención que la Dra. Karen Courville mencionó— cuyo trabajo en campo probablemente comience para finales de octubre.

Además, está en proceso una Investigación del conocimiento, actitudes y prácticas de los profesionales de salud en relación a la enfermedad renal, en preparación del manuscrito y busca determinar cómo pueden ayudar las enfermeras y médicos que están en el nivel primario, y saber si están listos para aportar a la prevención. Asimismo, se refirió a una colaboración que hizo durante la pandemia con dos grupos, una de las cuales está próxima a publicarse,  relacionada con pacientes de unidades de cuidados intensivos a quienes se les administró plasma convaleciente.

“Estos son proyectos que fueron posible gracias a que hubo esa interacción, no fue fácil porque no había recursos durante la pandemia, tuvimos que hacerlo con las uñas, los que estaban en el frente de batalla más un equipo que estábamos detrás tratando de ayudarles a recoger datos, y sé que a otros grupos les tocó vivir lo mismo”, relató.

La Dra. Gabriella Britton, primera neurocientífica de Panamá y cofundadora de Ciencia en Panamá, quien lleva adelante un Estudio Clínico que evalúa la salud cognitiva para el diagnóstico precoz en demencia, hizo un recorrido por esta iniciativa que empezó en 2011 enfocada en el envejecimiento en Panamá y su relación con factores biológicos y sociales y que, en palabras suyas, “se convirtió en muchas otras cosas sobre la marcha”.

Hoy son el grupo de investigación PARIHD (Panama Aging Research Initiative–Health Disparities) del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat-AIP), que estudia el envejecimiento en Panamá y las disparidades en salud.

Explicó que empezaron en el Complejo Hospitalario Metropolitano, caracterizando el envejecimiento en personas mayores de 64 años que se atendían allí.  “Lo más importante que salió de este primer estudio fue que hay métodos de detección de marcadores de Alzheimer que se utilizan a nivel internacional y se pueden implementar en Panamá, porque existen los recursos y los equipos en el país, viendo proteínas que se acumulan en el cerebro o el marcador genético que está más asociado a riesgo de Alzheimer”.

En 2016, el segundo protocolo continuó el estudio longitudinal, ahora reclutando participantes de la comunidad. Además de lo que ya hacían se agregaron pruebas neuropsicológicas que les permitieron distinguir entre diferentes tipos de deterioro cognitivo y de demencia, y también biomarcadores en sangre. El protocolo se ajusta a los estándares internacionales, lo que permite comparar dato con dato la información que se recoge en Panamá con la de otros países.

Estos dos estudios abarcan más de mil participantes evaluados, y existe una base de datos donde cada uno tiene unas 700 variables asociadas, entre marcadores genéticos, vasculares, inflamatorios y metabólicos y toda la información cognitiva que le dice mucho a los investigadores sobre cómo están envejeciendo en el tiempo estas personas.

En este momento, contó Britton, están haciendo un estudio en el que pueden ver el deterioro cognitivo leve, la enfermedad de Alzheimer y la de Parkinson y también detectar enfermedades en pequeños vasos (patologías vasculares), lo que los trajo de regreso a la CSS.

El estudio, que comprenderá de 2023 a 2026, abarca panameños de 65 años o más que se atienden en el Complejo Hospitalario y en el Hospital Dr. Gustavo Nelson Collado.

Este tercer protocolo tiene como objetivo general validar la información que recogieron en biomarcadores en sangre. “Nos ha tomado más de diez años poder validar estos importantes marcadores utilizando lo que ya conocemos, que son los marcadores en líquido cefalorraquídeo y en imagen por resonancia magnética”, destacó.

Ver más:
Iniciativa de Investigación sobre Envejecimiento de Panamá (PARI -HD) amplía su estudio en el interior del país

Durante la mesa redonda se informó que, en los últimos cinco años, la producción científica de la CSS fue de un promedio de 180 protocolos por año. La mayoría de los trabajos (83%) deriva de tesis por lo cual se le considera investigación académica. Del 17% de producción restante, 16% corresponde a investigadores/funcionarios, sean médicos o enfermeras, y un 1%, a colaboración (uno a dos estudios patrocinados por la industria al año).

La semilla y la estrategia que dio vida al instituto

Ahora, el Instituto de Investigación, Innovación y Gestión del Conocimiento se erige como un espacio para el trabajo colaborativo de los científicos panameños, así como el centro neurálgico de la investigación en salud.

Para la Dra. Luz Romero, que este proyecto sea una realidad obedece a que se conjugaron varios factores: la valoración del conocimiento, la visión institucional, la existencia de unas infraestructuras de cuarto nivel y de alta complejidad y toda la tecnificación e innovación que eso conlleva dentro de la atención de salud.

“Un proyecto tan grande como la Ciudad de la Salud no podía existir sin el acompañamiento de investigación, en particular considerando que en la CSS se forman los médicos que van a regresar a dar atención al sistema de salud. Con esa visión en mente entonces se ideó cómo podíamos convertirnos en el punto de soporte nacional para mejorar la investigación y hacerla una herramienta útil para convertir en evidencia todo el conocimiento que aquí se genera, ya que se requiere constantemente saber dónde estamos, cómo estamos y cómo vamos a intervenir”, explicó.

La Dra. Luz I. Romero en una foto de archivo de la CSS en la obra durante los inicios de la construcción

La crisis pandémica también puso cuota en esta decisión: se valoró mucho el tener juntos el conocimiento, la gente y toda la capacidad instalada para poder responder en un momento de emergencia a futuro.

Puesto en marcha el proyecto, los primeros seis meses de trabajo se dedicaron a establecer la línea base y definir los nudos críticos.

Se hicieron mediciones de todo tipo en el área metropolitana, incluidas encuestas a médicos residentes.

Para saber cómo andaba la investigación en el resto del país se hicieron giras a Chiriquí y hubo una interacción especial con el Hospital Dr. Gustavo Néstor Collado, de Chitré, en la provincia de Herrera.

De toda esa pesquisa se pudieron establecer tres desafíos concretos en cuanto a la operatividad de la investigación.

Romero detalló que con los residentes el tema más importante es el desconocimiento metodológico que viene de arrastre, probablemente desde las universidades, y el tiempo para investigar, aunque ya es un hecho que los nuevos programas tienen contemplado el trabajo de tesis y eso trabaja a favor. Otro hallazgo es que si los funcionarios/tutores no tienen ese conocimiento metodológico tampoco lo pueden transmitir, a lo que se suma que no existe una obligatoriedad en su contrato del tema de la investigación a pesar de que se trata de un hospital docente. El tercer desafío, las reasignaciones horarias, para lo que se necesita el reforzamiento desde el nivel central. Afortunadamente, remarcó, “todo lo que estamos haciendo tiene el endoso desde el nivel central”.

En cuanto a la estrategia se decidió que el modelo de investigación fuera de tipo traslacional, es decir, que desde el planteamiento del problema o del proyecto se debe pretender dar respuesta a una necesidad.

Además, trabajan en el proceso interno de “afinar” aspectos que hacen que “se pierdan oportunidades de recabar todo el conocimiento que ya se genera en investigación”, de forma que una persona que considere desarrollar un proyecto tenga la asesoría metodológica, todas las guías que se necesitan, pueda pasar un proceso de aprobación bioética y posteriormente tener un espacio donde realizar una investigación.

Y es aquí, define Romero, donde entra la Unidad de Gestión del Conocimiento: es una especie de cerebro, responsable de preguntar qué vas a investigar y por qué y estar atenta a resultados y su procesamiento.

Este proceso, afirma, se tiene que traducir en la mejora de la calidad de la atención y de los servicios que brinda la institución.

El rol de la colaboración y la autogestión para la sostenibilidad

Parte del recorrido por la sede del Instituto de Investigación, Innovación y Gestión del Conocimiento

“El trabajo de investigación no lo podemos hacer solos, nosotros necesitamos tener colaboradores estratégicos”, es decir, aquellos “que tienen algo que contribuir y nosotros con ellos”, reconoció la investigadora.

En el caso de Senacyt, precisó Romero, la ecuación deriva de que su misión es hacer de la ciencia y la tecnología un elemento para el desarrollo, y nosotros somos un vehículo porque la salud igual que la educación son activos muy importantes para un país.

Indicasat AIP, en tanto, es un instituto de investigación científica con una masa crítica de investigadores jóvenes y muy proactivos”.

El aporte de este equipo es de beneficio para la misión del instituto. Ya están trabajando, vía convenio de colaboración, acompañamiento y proceso complementario, firmado y refrendado por la Contraloría, describió.

También tienen colaboradores académicos.

Firmaron memorando de entendimiento con la Universidad Santander que ofrece programas de posgrado para gerencia en salud, entre otros, “porque nos interesa que confluyan los resultados de nuestra investigación con la asimilación dentro del sistema”.

Con la Universidad de Panamá se está modernizando el convenio y formalizando colaboraciones con otras universidades que los apoyan, como es el caso de la Universidad del Sur de la Florida, cuyos investigadores apoyarán líneas muy específicas, como investigación en salud ocupacional.

Con la Universidad de Panamá se está modernizando el convenio

Sostener un equipo humano y una infraestructura de investigación como la que ha desarrollado la CSS tiene su costo. “La institución ofrece el espacio, el recurso humano y parte del financiamiento. Nosotros también debemos ser capaces de conseguir financiamiento a través de la actividad de investigación, por eso son importantes las colaboraciones estratégicas”, acotó.

De momento, ya fueron designados los coordinadores para cada uno de los tres centros de investigación. La Dra. Nidia Flores, quien representó a la CSS en la mesa de trabajo para la redacción de la Ley 84 de 2019 que regula la investigación en el país y actualmente trabaja en su reglamentación, dio a conocer que el Dr. Juan Carlos Batista coordinará el Centro de Investigación Clínica; el Dr. Roderick Chen, el Centro de Investigación Biomédica y ella, el Centro de Investigación en Servicios y Sistemas de Salud.

Romero apuntó que también tienen definido el personal de apoyo y se están ensamblando los equipos.

 “Nosotros sabemos que el equipo de Investigación clínica, por ejemplo, tiene que tener el coordinador principal del centro, coordinador de estudios clínicos, una enfermera, un tecnólogo médico, el de farmacia, todas esas partes ya las tenemos en camino para que nos sea proporcionado por la institución; para el Centro de investigación biomédica ya tenemos la manager y el coordinador principal del laboratorio; y para Servicios y Sistemas de Salud contamos con la coordinadora y sus otros coordinadores, ya que ella tiene que coordinarse con otros más para cada línea de investigación que se abra”.

El Instituto de Investigación, Innovación y Gestión del Conocimiento nace de la Dirección Ejecutiva Nacional de Servicios y Prestaciones de Salud (DEMSIS) y el Departamento Nacional de Docencia e Investigación (DENADOI).

De momento su labor sigue adscrita a estas dependencias de la CSS, pero por su labor se trabaja en convertirlo en una Unidad Ejecutora aparte. Incluso, a futuro, la idea es crear una Asociación de Interés Público (AIP) que les permita agilizar la parte administrativa.

Durante la mesa redonda, se presentaron las cifras de la participación de la CSS en los proyectos de investigación de la Senacyt patrocinados, de 2004 a la fecha. De 765 proyectos desarrollados en 19 años, 164 o 21.4% corresponden a ciencias médicas –microbiología, parasitología, entre otras- y cuando se les suman los ingeniería y tecnología y en ciencias sociales se eleva a un 29%.“¿Qué significa eso?, pregunta de forma retórica Romero. Y acto seguido responde: Que Salud tiene un buen porcentaje de participación en los proyectos financiados, pero la CSS solo tiene dos como institución ejecutora y cinco como institución colaboradora, lo que indica que algo está pasando, y lo más probable es que sean problemas de gestión administrativa y financiamiento, lo cual se puede dinamizar desde una AIP.  

Plataforma robusta de investigación

La Dra. Romero describió que existe una plataforma de investigadores muy calificados. De los 216 que conforman el Sistema Nacional de Investigadores, 46 son de la salud y, de estos, 11 son de la CSS. Además, hay unos 30 funcionarios que han participado de una forma u otra en investigaciones, quienes pueden ser incorporados en el sistema.

También compartió sus experiencias de investigación durante la jornada el Dr. Silvio Vega, coordinador Clínico del Laboratorio del Complejo Hospitalario e investigador de la Senacyt, quien abordó el tema Antimicrobianos y Multidrogoresistenci”; y Fermín Acosta, PhD – miembro del Sistema Nacional de Investigación, quien se refirió a los estudios sobre tuberculosis.

De igual forma lo hicieron el Dr. Luis Sotillo Bent, director médico del Instituto de Genética Médica y Genómica de la Ciudad de la Salud y coordinador de la Unidad Diagnóstico Prenatal en el Complejo Hospitalario, y Estefani Sánchez Castillo, miembro del Instituto de Investigación Innovación y Conocimiento de la Salud de la Ciudad de la Salud, quien tiene 14 años de experiencia en técnicas moleculares, quienes compartieron avances sobre la medicina de precisión y cómo el estudio sobre la biología del cáncer permitirá desarrollar tratamientos personalizados.

Por: Cecilia Fonseca S.