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Cuando tenemos estas carencias afectivas, nos afecta en la capacidad de adaptación, seguridad, autoestima y estabilidad en nuestras relaciones

Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)

La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga. Egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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Desde el nacimiento necesitamos de atención y cuidados protectores, a fin de generar el apego emocional que sea adecuado y suficiente para crecer de manera armónica y estable emocionalmente. El tipo de vínculo emocional que se establece desde el nacimiento con las figuras cuidadoras, en especial la madre, va a influir en la forma como nos relacionamos cuando somos adultos y en la seguridad y confianza hacia nosotros mismos y hacia los demás, en particular en las relaciones de pareja.

John Bowlby, basado en el campo de la psicología del desarrollo, propone la teoría del apego como aporte en este contexto, planteando que hay varios tipos de apego que se establecen en esta primera infancia, los cuales se van desarrollando con base a la interacción entre ellos y sus principales figuras cuidadoras; asimismo tienden a influir en las relaciones adultas por repetición de patrones similares a los aprendidos. Dicho concepto es complejo e involucra aspectos emocionales, cognitivos y conductuales.

Este enfoque es muy útil e importante para reconocer como hemos desarrollado nuestros vínculos afectivos a lo largo de nuestra vida y así aprender a conocernos y a mejorar la manera como nos relacionamos con nosotros mismos y los demás. Se considera que el apego juega un papel determinante en el desarrollo humano y la forma como nos relacionamos posteriormente.

Vamos a revisar los cuatro tipos de apego que categoriza, a fin de identificarlos y conocer las implicaciones psicológicas que tiene cada uno de ellos.

  1. El apego seguro.
  2. Es aquel que permite experimentar confianza, aceptación, seguridad y comodidad en las relaciones y la vulnerabilidad que estas implican; esperan una respuesta apropiada y confiable por parte de sus parejas y de otras personas importantes en su vida. 
  3. Se desarrolla cuando se han experimentado relaciones tempranas consistentes y afectuosas con sus cuidadores, lo que les ha permitido desarrollar una base segura para explorar el mundo y enfrentar desafíos.
  4. Las personas que han tenido un apego seguro en su infancia tienden a tener una buena autoestima, habilidades sociales sólidas y una actitud positiva hacia las relaciones interpersonales.
  • Apego ansioso o ambivalente.
  • Es la clase de apego generado por cuidadores que han estado poco disponibles emocionalmente o han sido inconsistentes en la relación con sus niños.
  • La consecuencia tiende a ser el miedo al abandono y la dependencia emocional en las relaciones.
  • Necesitan validación, experimentan ansiedad e inseguridad en las relaciones y dificultad para sentirse suficientemente amadas o aceptadas.
  • Apego evitativo.
  • Surge por el vínculo temprano con cuidadores que fueron distantes o los rechazaron en la infancia.
  • Se caracteriza por la incomodidad hacia el hecho de depender de alguien, la dificultad para expresar las emociones y regularlas, escogiendo evitar la cercanía e intimidad emocional que les puede resultar amenazante, por lo cual se les dificulta mantener alguna relación con alguien que desea comprometerse.
  • Apego desorganizado.
  • Proviene del vínculo con personas que fueron impredecibles, inconsistentes o con elementos traumáticos para los niños, como abusos.
  • Genera ansiedad, contradicción y confusión acerca de sus necesidades y sentimientos, una inadecuada regulación de las emociones y la fluctuación entre comportamientos ansiosos y evitativos.

Cuando tenemos estas carencias afectivas, nos afecta en la capacidad de adaptación, seguridad, autoestima y estabilidad en las relaciones personales, en especial las de pareja e incluso pueden aparecer cuadros de ansiedad y sintomatología depresiva.

Es importante hacer una revisión de nuestros patrones de relación e indagar el tipo de vínculos con los cuales crecimos, ya que este “darse cuenta” nos ayudará a conocernos más, hacer cambios significativos en nuestras relaciones con nosotros mismos y los demás y, en caso de reconocerlo, buscar el apoyo profesional necesario.

Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)