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Imagen de Paul Diaconu en Pixabay
La pérdida visual no es solo un asunto médico, sino una crisis multidimensional que requiere un enfoque holístico en el manejo del paciente

Por: Dra. Liliana (Lily) Arosemena

La Dra. Liliana (Lily) Arosemena es egresada de Medicina en la Universidad Latina de Panamá. Con especialización en Oftalmología en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, en la Fundación Oftalmológica de Santander, Clínica Carlos Ardila Lulle (Bucaramanga, Colombia). Estudios de retina y vítreo en la Universidad Del Rosario, Fundación Oftalmológica Nacional (Bogotá, Colombia). Es miembro adjunto de la Academia Americana de Especialistas en Retina (ASRS), la Asociación Americana de Oftalmología  (AAO), la Sociedad Colombiana de Oftalmología (SCO), la Asociación Panamericana de Oftalmología (PAAO) y la Sociedad Panameña de Oftalmología  (SPO). En instagram: @retinapanama

La pérdida visual súbita es una manifestación clínica que puede ser alarmante tanto para el paciente como para el profesional de salud. Se presenta como una emergencia oftalmológica y requiere una evaluación y un manejo inmediatos, ya que algunas de sus causas pueden llevar a la pérdida irreversible de visión. A continuación, se explorarán las causas más frecuentes de pérdida visual súbita con una visión estructurada y profunda del tema.

La pérdida visual súbita puede ser atribuida a varias causas, entre las que se encuentran el desprendimiento de retina, la oclusión vascular retiniana, la neuropatía óptica isquémica y la hemorragia vítrea.

Estos son eventos que, si bien pueden parecer imprevistos, a menudo se asocian con factores de riesgo que pueden ser identificados y quizás mitigados. Por ejemplo, el desprendimiento de retina, cuando la retina se separa de su capa de soporte subyacente, puede estar asociado a la miopía alta. La identificación de estos factores de riesgo puede ofrecer oportunidades para la intervención preventiva, como el control regular de la salud ocular y la educación del paciente sobre el manejo de enfermedades sistémicas como la hipertensión y la diabetes.

La pérdida de visión súbita a menudo se presenta como un problema de detección tardía, cuando el paciente puede minimizar los síntomas iniciales o no reconocer la gravedad de su condición. Por ejemplo, en el caso de la oclusión de la arteria central de la retina, los pacientes pueden experimentar una pérdida de visión que se presenta como una sombra repentina o un velo en el campo visual. Es esencial que se desarrolle una concienciación adecuada y educación sobre esta condición para que los pacientes busquen atención médica de inmediato.

El impacto psicológico de la pérdida visual es otro aspecto crucial en esta discusión. La incapacidad temporal o permanente para ver puede llevar a efectos psicológicos devastadores, que incluyen ansiedad, depresión y aislamiento social. Esto plantea que la pérdida visual no es solo un asunto médico, sino una crisis multidimensional que requiere un enfoque holístico en el manejo del paciente. Los servicios de salud mental deben ser parte integral del tratamiento de la pérdida visual súbita, asegurando que las necesidades psicológicas del paciente sean atendidas en concordancia con su estado físico.

El manejo de la pérdida visual súbita debe ser integral. Los oftalmólogos deben trabajar en colaboración con otros especialistas, incluyendo neurólogos, internistas y psicólogos, para abordar todas las complicaciones que surgen en pacientes que sufren esta condición. Por ejemplo, en casos de neuropatía óptica isquémica anterior, el tratamiento puede implicar no solo el manejo de la salud ocular, sino también la optimización de la salud cardiovascular en general.

Esto contrarresta la idea de que el manejo de la pérdida visual es únicamente un asunto oftalmológico, subrayando que la salud ocular no puede ser vista en aislamiento.

En conclusión, las causas de la pérdida visual súbita son diversas y, en muchos casos, prevenibles. A través de una comprensión ampliada que incluye la identificación de riesgos, la detección precoz, el manejo integral y la investigación continua, se puede mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes afectados.

La colaboración interdisciplinaria, junto con el empoderamiento del paciente a través de la educación, jugará un papel vital en la lucha contra esta condición de salud que, a pesar de su naturaleza súbita, puede ser abordada de forma eficaz en el ámbito clínico.

Referencias:

  • Bagheri N., Mehta S. Acute vision loss. Prim Care. 2015.
  • Beran D.I. Murphy-Lavoie H. Acute painlees vision loss. La State Med Soc.2009.
  • Hayreh S.S., Zimmerman M.B. Amaurosis fugax in ocular vascular occlusive disorders: prevalence and pathogeneses. Retina. 2014.
  • Wray S.H. Acute Visual Loss. Semin Neurol. 2016.

Por: Dra. Liliana (Lily) Arosemena