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La Gaceta Médica de Caracas, órgano oficial de la Academia Nacional de Medicina y del Congreso Venezolano de Ciencias Médicas, fundada el 13 de marzo de 1893 por el Dr. Luis Razetti, presenta su edición octubre-diciembre de 2021, con el Dr. Enrique Santiago López-Loyo como editor en jefe, luego de la inesperada partida del Dr. Manuel Velasco, quien ejercía este honorable cargo. Participa en la edición la Dra. Anita Stern de Israel (UCV, Venezuela), en calidad de editor senior.

Reproducimos el editorial, titulado Aporte institucional de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela en tiempos de pandemia: vacunación contra la COVID-19, por cuanto constituye un elaborado resumen de la incansable lucha de la ANM durante la pandemia, labor que continúa por la salud del pueblo venezolano.

Enrique Santiago López-Loyo1, Huniades Urbina-Medina2 , José Esparza3

De una manera sorpresiva, aunque no inesperada (1), en diciembre del 2019 emergió en Wuhan, China, una nueva enfermedad respiratoria grave que hoy conocemos como COVID-19, causada por el virus SARS-CoV-2 (2). 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a la COVID-19 como una pandemia el 11 de marzo de 2020, cuando ya se había reportado en 117 países, con más de 42 000 casos y casi 1 500 muertes.

Dos días después, el 13 de marzo de 2021, se notificaron los primeros casos en Venezuela (3).

A un año y medio desde ls identificación de la pandemia en Venezuela, el número de casos y muertes oficialmente reportados en el país hasta el 29 de octubre de 2021 fue de 404 387 y 4 860 respectivamente, aunque se estima que el número real de casos puede haber sido hasta diez veces mayor, y es muy preocupante que en estos momentos Venezuela está comenzando a experimentar una fuerte tercera ola de la pandemia.

La pandemia llegó en el medio de una crisis humanitaria

La pandemia llegó a Venezuela en el medio de una crisis humanitaria compleja que ha estado afectando a nuestro país desde el 2016 (4-9). 

El sistema de salud se encuentra colapsado e incapaz de responder al creciente número de pacientes con la COVID-19 que requiere hospitalización.

La infraestructura del sistema de salud pública del país está destruida, con un déficit del 80 % de servicios básicos de agua y electricidad en los hospitales, deficiencias en la dotación de medicamentos e insumos, y ausencia de equipos y reactivos diagnósticos.

Como resultado de una dotación insuficiente de Equipos de Protección Personal (EPP) la morbilidad y mortalidad ha sido muy alta entre el personal de salud, qu muestra el más alto nivel de letalidad reportado en ese sector en las Américas. 

A eso hay que sumar que, de acuerdo con la Federación Médica Venezolana, cerca de 40 000 trabajadores de salud han emigrado. La pandemia ha encontrado en Venezuela a una población desnutrida, con ingresos miserable (10) y sin servicio de transporte público eficiente, agravado esto último por la limitada disponibilidad de combustible (11).

La respuesta oficial a la pandemia se inició con una serie de estrategias erradas. En una primera fase se estableció un confinamiento estricto, adoptándose una política de restricción de la movilidad con visos de control social.

Se promovió el uso de “terapias alternativas”, tales como el dióxido de cloro, ozonoterapia, y otros fármacos sin ningún basamento científico, como los llamados DR10 y el Carvativir, este último conocido también como “goticas milagrosas”, el cual se anunciaban como una prevención y cura infalible contra la COVID-19. 

El subregistro de casos y muertes se convirtió en una política de Estado, con limitación del número de pruebas de laboratorio.

Asimismo, la continua falta de transparencia en la información que el gobierno ha mantenido sobre la pandemia en Venezuela mantiene a la ciudadanía en la ignorancia y dificulta un análisis real y objetivo de la situación, así como la definición de propuestas informadas sobre posibles soluciones.

La Academia Nacional de Medicina asume su papel como ente asesor

Ante tal estado de cosas, la Academia Nacional de Medicina (ANM) renovó sus precepto institucionales a la luz de las exigencias actuales de la salud pública. 

La acción de nuestra corporación es la de definir su presencia como un ente asesor del estado para el establecimiento de políticas sanitarias efectivas, correspondiéndole mantener una vocería basada en el deber ser y en la búsqueda de una aplicación correcta de los planes sanitarios.

Ya en marzo de 2020, un editorial en la Gaceta Médica de Caracas alertaba sobre la potencial gravedad de la pandemia en Venezuela (12).

Ese editorial fue seguido por numerosos artículos en esa misma revista, órgano oficial de la ANM, discutiendo diferentes aspectos de la enfermedad.

Asimismo, desde el inicio de la pandemia, en el portal digital de la ANM se ha mantenido una sección fija sobre la COVID-19, incluyendo aspectos relacionados con medidas de protección y mitigación, diagnóstico, tratamiento y vacunas, con el objeto de discutir lineamientos generales para el manejo de la pandemia en Venezuela.

El día 20 de julio de 2020, la ANM, en conjunto con la Academia de  Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN), el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, la Alianza Venezolana por la Salud y la Sociedad Venezolana de Infectología, emitió un grupo de recomendaciones sobre la pandemia, dirigidos al gobierno y a la sociedad civil.

Esas recomendaciones fueron amplias, abarcando desde la necesidad de implementar una política comunicacional apropiada sobre la naciente epidemia, hasta la necesidad de reforzar la capacidad diagnóstica,de seguimiento epidemiológico y de tratamiento, tanto a nivel público como privado. 

Se insistió en el establecimiento de medidas sociales y económicas que permitieran el sostén de la economía y la supervivencia de las personas, asegurándose la participación de las comunidades en el combate de la pandemia.

La Academia ha abogado por el acceso a vacunas

La gran esperanza para el control de la pandemia a nivel global emergió cuando en noviembre del 2020 se comenzaron a obtener los primeros resultados clínicos positivos de las vacunas experimentales contra la COVID-19 (13).

Ante esa importante noticia, el 27 de enero del 2021 la ANM emitió una declaración pública, enfatizando la necesidad de acelerar la introducción y uso en Venezuela de vacunas contra la COVID-19 de reconocida seguridad y eficacia, alertando que las medidas preventivas ya conocidas deberían mantenerse y reforzarse.

En febrero del 2021 la ANM estableció una Comisión Ad Hoc sobre vacunas para asesorar a su Junta Directiva. Hasta finales de octubre del 2021 la ANM ha emitido 43 Boletines sobre la vacunación contra la COVID-19 en Venezuela, fijando su posición y haciendo recomendaciones sobre este importante tópico (14). 

El tema central de dichos Boletines ha sido el abogar por un Plan Nacional de Vacunación contra la COVID-19 y sobre el acceso de los venezolanos a una cesta o abanico de vacunas de reconocida seguridad y eficacia, avalada por la OMS y/o por agencias regulatorias de reconocida competencia a nivel internacional.

Nuestras recomendaciones al gobierno han sido eminentemente técnicas, basadas en consideraciones epidemiológicas, científicas, éticas y de derechos humanos, incluyendo recomendaciones sobre la vacunación de las embarazadas, de los niños y de otros grupos vulnerables que requieren ser priorizados, incluyendo el personal sanitario. 

A pesar de las muchas recomendaciones hechas desde la ANM, desafortunadamente hasta ahora el gobierno de Venezuela no ha presentado un Plan Nacional de Vacunación contra la COVID-19, como sí lo han hecho la mayoría de los países de la región.

A través de sus Boletines, la ANM también ha ofrecido al gobierno su asesoría técnica para la selección de vacunas a ser usadas en Venezuela.

Ignorando esos ofrecimientos, en febrero de 2021 el gobierno importó 100 000 dosis de la vacuna Sputnik V producida por el Instituto Gamaleya de Moscú, y anunció que parte de dicho lote se utilizaría para un ensayo clínico experimental en Venezuela. 

Dicho ensayo ya ha sido concluido, aunque sus resultados todavía no se han dado a conocer. Sin embargo, es necesario mencionar que los resultados de la prueba de fase 3 de eficacia de la vacuna Sputnik V, conducido en Rusia, fueron publicados en la revista “The Lancet” en febrero del 2021 (15) reportando resultados satisfactorios. 

Asimismo, la vacuna Sputnik V, cuya primera y segunda dosis está basada en dos vectores de adenovirus diferentes (Ad26 y Ad5), ya se había administrado a cerca de 500 000 personas en Argentina con muy buenos resultados. 

Por ese motivo, en su Boletín 5 del 15 de febrero del 2021, la ANM le dio un voto de confianza a la llamada vacuna rusa.

El abanico de vacunas accesible en Venezuela se expandió un mes más tarde, cuando el 2 de marzo del 2021, se anunció la llegada de 500 000 dosis de una vacuna a virus completo inactivado producida en China por el Instituto de Productos Biológicos de Beijing y la compañía Sinopharm.

Dicha vacuna ha demostrado ser segura y eficaz en estudios clínicos publicados y ha sido aprobada por la OMS (16).

Introducción de candidatos a vacunas de dudosas características

La situación comenzó a enturbiarse cuando en el mes de marzo del 2021 el gobierno anunció que Venezuela comenzaría a conducir pruebas experimentales de dos prototipos vacunales de origen cubano, conocidos como Abdala y Soberana.

Al igual que todas las vacunas actuales, ambos productos experimentales están basados en la inducción de anticuerpos neutralizantes dirigidos a la proteína S de la espiga del virus SARS-CoV-2 (2).

Sin embargo, los productos cubanos se basan tan solo en un segmento de dicha proteína conocido como Dominio de Unión al Receptor (o “Receptor Binding Domain” o RBD en inglés), una tecnología que, aunque está siendo explorada por muchos otros laboratorios en el mundo, hasta ahora no ha resultado en ninguna vacuna de reconocida eficacia (17). 

El anuncio de conducir dichas pruebas experimentales en Venezuela originó una respuesta de preocupación por parte de la ANM y causó un gran rechazo en la ciudadanía, ya que las dichas pruebas no estaban respaldadas por los requisitos científicos, éticos y legales requeridos internacionalmente para hacer dicha experimentación en seres humanos en Venezuela. 

El gobierno no solamente hizo caso omiso a nuestra solicitud de información, sino que el 25 de junio anunció la llegada al país el primer lote de 30 000 dosis del candidato a vacuna Abdala, el cual fue utilizado como producto experimental en 10 000 venezolanos, sin que tengamos conocimiento de que se siguieron las normas éticas y legales necesarias para ese tipo de experimentación.

La Mesa técnica Nacional sobre Vacunación y el mecanismo COVAX

La ANM continuó su lucha para que los venezolanos tuviésemos acceso a vacunas de calidad. Es así como la ANM aceptó formar parte de la Mesa Técnica Nacional sobre Vacunación contra la COVID-19, compuesta por representantes del gobierno, de la oposición,las universidades con escuelas de medicina, la ANM y sociedades científicas.

Desde la Mesa, la ANM apoyó negociaciones para traer al país vacunas adicionales a través del mecanismo COVAX (18), las cuales se vieron inicialmente frustradas al negarse el gobierno a recibir vacunas producidas por la compañía inglesa AstraZeneca, argumentando que no eran vacunas seguras, aunque la misma está aprobada por la OMS y es la vacuna más utilizada en el mundo (19).

Después de un retraso innecesario debido a la posición negativa del gobierno, finalmente a finales de julio de 2021 el gobierno anunció la negociación con el mecanismo COVAX para traer a Venezuela 12 millones de dosis de vacunas Sinopharm y Sinovac, ambas producidas en China, y ambas aprobadas por la OMS. 

Según noticias de prensa, a Venezuela han llegado dos lotes de vacunas a través del mecanismo COVAX, 693 000 dosis el 7 de septiembre y 2 600 000 dosis el 8 de octubre. Además de las vacunas mismas, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), a través del mecanismo COVAX, también ha fortalecido la cadena de frío en Venezuela, necesaria para preservar la integridad de las vacunas contra la COVID-19 que lleguen al país.

En Venezuela el suministro de vacunas contra la COVID-19 ha sido espasmódico, insuficiente y no planificado, debido a la ausencia de un Plan Nacional de Vacunación conocido. 

En un artículo que publicamos en “The Lancet” en mayo del 2021 solicitamos la colaboración ycooperación internacional para obtener las dosis necesarias de vacunas (20).

Para ese momento estimábamos que en Venezuela solo se habían menos de 800 000 dosis de vacunas, muy por debajo de las requeridas para vacunara 15 millones de venezolanos, representando al 70 % de la población de adultos de nuestro país.

Mientras tanto, la ANM continuó buscando alternativas no convencionales para la consecución de más vacunas para el país, a través de donaciones e intervenciones de organismos multilaterales y países con provisión excedentaria, tales como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Federación Internacional de la Cruz Roja.

Sin duda respondiendo a la presión pública que la ANM ha mantenido durante estos últimos meses, la cual ha sido amplificada por los medios de comunicación, organizaciones científicas y la sociedad civil en general, el gobierno ha intensificado su esfuerzo para obtener y aplicar vacunas, aunque todavía sin hacerse público un Plan de Vacunación, que permitiría un análisis real y objetivo del progreso de la vacunación en Venezuela.

El retardo injustificado en el comienzo de una campaña de vacunación

Aunque la ANM le ha estado exigiendo al gobierno la adquisición urgente de vacunas legítimas, aprobadas por la OMS, el gobierno parecía haberle estado dando largas al asunto, ostensiblemente esperando el momento en que pudiese importar prototipos vacunales cubanos (Abdala y Soberana). 

Ya el 25 de junio de 2021,el gobierno anunciaba que se había suscrito un contrato para adquirir 12 millones de vacunas cubanas, las cuales se estarían recibiendo en los meses siguientes. Asimismo se informó de planes para producir dichas vacunas en nuestro país.

La traída de los prototipos vacunales cubanos a nuestro país parece haber estado esperando la finalización de las pruebas clínicas conducidas en Cuba.

Para las autoridades cubanas y venezolanas ese momento parece haber llegado el 9 de julio, cuando el organismo regulatorio cubano (Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos, o Cecmed) emitió una autorización para uso de emergencia en Cuba de la Abdala en adultos. 

En dicho anuncio, se reportó que la vacuna tenía una eficacia del 92,28 % lo cual, de ser confirmado, la situaría entre las más eficaces del mundo. Sin embargo, a pesar de que la prueba de eficacia de fase 3 de la Abdala concluyó en mayo, hasta ahora no ha habido ninguna publicación científica que permita un análisis e interpretación independiente de los datos. 

La única información que se tiene es la proporcionada en el periódico Granma, el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista Cubano, lo cual difícilmente se puede considerar como una publicación científica. Debemos enfatizar que la Abdala no ha sido autorizada por la OMS ni por ningún organismo regulatorio serio independiente.

De una forma inesperada, que pareciese violar la soberanía de nuestro país, el 25 de septiembrede 2021 los venezolanos recibimos la noticia, de boca del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista cubano y Presidente de Cuba, que nuevas dosis de la Abdala habían llegado a Venezuela, quizás como parte del contrato suscrito tres meses antes. 

Y el 3 de octubre el gobiernode Venezuela confirmó que 900 000 dosis del producto vacunal Abdala habían llegado de Cuba como parte del plan para traer 15 millones de dosis (3 millones más de las anunciadas en junio del 2021) para ser parte del plan nacional de vacunación. 

Más tarde, el 21 de octubre, el Ejecutivo anunció que traerá 16 millones “de vacuna Abdala, de aquí a diciembre”.

Ese mismo día 3 de octubre, el gobierno anunció su intención de vacunar antes del 30 de octubre al 70 % de la población venezolana. Asimismo reveló que ya se estaba trabajando en un plan de vacunación para los niños mayores de 2 años, utilizando el producto vacunal Abdala que, aunque ya se ha estado utilizando desde septiembre en la población pediátrica en Cuba, lo hizo tan solo como un ensayo experimental, ya que la autorización para uso de emergencia de esa vacuna en esa población tan solo fue otorgada por la autoridad regulatoria cubana el 27 de octubre.

El 21 de octubre, el ejecutivo venezolano había anunciado que “se inmunizaría a los niños de 2 hasta 12 años con la vacuna Soberana”, para lo cual se estarán importando 12 millones de dosis.

Si la vacunación de adultos venezolanos con productos vacunales cubanos de dudosas características ha sido materia de preocupación, el someter a los niños venezolanos a esa experiencia es francamente reprochable y digno del más fuerte rechazo. 

Eso lo hemos expresado en varios Boletines de la ANM, incluyendo el Boletín 42 del 11 de octubre de 2021.

Tenemos entendido que el 25 de octubre comenzó en Venezuela la vacunación de niños entre 12 y 18 años con la vacuna de Sinopharm, tal como también lo viene haciendo Argentina. Esa es una buena decisión, pero no podemos dejar de expresar preocupación que todavía hay un gran porcentaje de la población adulta vulnerable que no ha recibido las dos dosis de la vacuna y cuya vacunación debe priorizarse.

La baja cobertura vacunal en Venezuela

Para el 25 de septiembre de 2021, los estimados de la OPS eran que tan solo el 14,9 % de la población elegible en Venezuela había recibido las dos dosis de las vacunas, muy por debajo del 70 % necesitado, lo cual pone a Venezuela entre los países de la América Latina que menos personas ha vacunado (21).

 Sin embargo, una noticia difundida por Twitter el 28 de septiembre, atribuida al ministro de Comunicación del gobierno venezolano, aseguraba que el 27 % de los venezolanos ya había recibido dos dosis de la vacuna contra la COVID-19. 

Asimismo se indicaba que al país habían llegado un total de 26 272 356 dosis de vacunas contra la COVID-19, incluyendo 3 060 000 de la Sputnik V, 22 338 756 de las vacunas de Sinopharm y Sinovac, directamente adquiridas de China, 180 000 de la Abdala, y 693 600 de Sinovac adquiridas por el mecanismo COVAX. 

La cacofonía informativa del gobierno con respecto a vacunas y vacunación contra la COVID-19 aumentó el 11 de octubre cuando la viceministra de salud anunció que habían llegado al país 794 700 unidades de primera dosis de la vacuna Sputnik, añadiendo que para ese momento un 50 % de la población venezolana ya ha había recibido “la primera dosis” de la vacuna. 

El 18 de octubre llegaron otras 430 000 dosis, anunciándose que continuarán llegando más dosis hasta completar los diez millones de dosis anunciadas en febrero de 2021, con un costo total de 200 millones de dólares.

Si los números son reales (27 110 056 dosis) y los programas de vacunación óptimos, Venezuela ahora tendría suficientes dosis para inmunizar con pauta completa a más de 13 millones de venezolanos.

Sin embargo, esta forma de comunicar detalles importantes de un programa de vacunación deja mucho que desear, por ser información no auditable, difícil de confirmar, locual una vez más deja ver la absoluta necesidad de contar con un Plan Nacional de Vacunación.

A pesar de que el gobierno había expresado su intención de vacunar con pauta completa al 70 % de los venezolanos adultos para el 31 de octubre de 2021, la realidad parece ser otra. De acuerdo con la OPS, para el 29 de octubre del 2021, tan solo un 21,6 % de los venezolanos adultos habían recibido las dos dosis (con un total de 16 127 242 dosis administradas, de las cuales 9 926 613 fueron primera y 6 190 629 fueron segunda dosis) (21). 

Reiteramos nuestro apoyo a la prioridad de vacunar a todos los venezolanos elegibles en el menor tiempo posible, siempre manteniendo las otras medidas preventivas como son el uso de mascarillas y el distanciamiento social.

El deber ser de la Academia Nacional de Medicina

Aunque el Ejecutivo Nacional parece ignorar las recomendaciones de la ANM, no nos queda la menor duda que nuestra actuación en pro de la salud de los venezolanos, en colaboración con otras academias, sociedades científicas y la sociedad civil, ha tenido efectos positivos, obligando al gobierno a acelerar los programas de vacunación contra la COVID-19 en Venezuela.

Con todos los problemas que se puedan argumentar (tales como la ausencia de un Plan Nacional de Vacunación conocido, o que la cadena de frío es deficiente, o que la información sobre el proceso de vacunación no es transparente, etc.) la realidad es que cada día hay más venezolanos que se están vacunando contra la COVID-19 y eso es positivo. 

Pero un Plan de Vacunación debe monitorear y documentar la efectividad de este, ya sea con estudios seroepidemiológicos entre los vacunados, para así confirmar la inmunogenicidad de las vacunas utilizadas, como con estudios de efectividad (22,23), que demuestren que, en efecto, el programa de vacunación ha resultado en una disminución concomitante de la morbilidad y mortalidad por la COVID-19 en Venezuela.

La ANM continúa y continuará haciendo sus aportes para colaborar en la lucha contra la pandemia de la COVID-19 en Venezuela, siguiendo el ejemplo dado por nuestros fundadores, que en 1918 asumieron el liderazgo en la lucha contra la pandemia de influenza conocida como la Gripe Española, a través de la Junta de Socorros del Distrito Federal, de la cual el Dr. Luis Razetti, Secretario Perpetuo de la Academia y fundador de la Gaceta Médica de Caracas, fungió como Director Técnico (24).

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Autores

ORCID: 0000-0002-345-58941
ORCID: 0000-0002-7267-56192
ORCID: 0000-0002/2305/62643


1 Presidente, Academia Nacional de Medicina de Venezuela, Caracas
1012, Venezuela. ([email protected]).

2 Secretario Académico, Academia Nacional de Medicina de
Venezuela, Caracas 1012, Venezuela. (urbinamedina@
gmail.com).


3
Miembro Correspondiente Extranjero, Academia Nacional de
Medicina de Venezuela, Caracas, 1012, Venezuela. (jose.
[email protected]).

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