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Violeta Villar Liste

La defunción reciente de una mujer de 65 años en Panamá a causa del dengue, y la confirmación de 21 casos, son razones que suman para estar alertas a los síntomas y también tomar medidas  que permitan evitar la propagación de la enfermedad, en particular en un contexto de pandemia.

El Dr. Israel Cedeño, director de la Región Metropolitana de Salud, citado en comunicado del Ministerio de Salud (Minsa) Panamá, señaló que la persona fallecida, quien vivía en el corregimiento de Tocumen, tenía 65 años, con problemas de hipertensión y otras comorbilidades.

Presentó  fiebre alta, dolor abdominal y dengue grave. Cuando buscó atención médica ya era tarde, por lo cual su condición se agravó.

Los corregimientos con más casos reportados de dengue son Tocumen, 24 de Diciembre, Bella Vista, Betania y San Francisco. A la fecha no se reportan casos por zika o chikungunya.   

En el año 2019, el dengue infectó a más de 4,000 personas en Panamá y dejó cinco defunciones. 

Hasta septiembre de 2021, se reportaron 923 casos de dengue.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) explica que “el dengue se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado. Es una enfermedad que afecta a personas de todas las edades, con síntomas que varían entre una fiebre leve a una fiebre incapacitante, acompañado de dolor intenso de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolor en músculos y articulaciones, y eritema.

La enfermedad puede progresar a formas graves, caracterizada principalmente por choque, dificultad respiratoria y/o daño grave de órganos”.

La OPS refiere que provoca síntomas parecidos a los de una gripe, como dolores musculares y de cabeza, fiebre, nauseas, vómitos, escalofríos que pueden evolucionar hasta convertirse en un cuadro potencialmente mortal, llamado dengue grave.

La Dra. Diana Florián, médico pediatra y especialista en terapia intensiva pediátrica, explicó que el dengue y la covid-19 no se confunden en sus síntomas.

Podría existir confusión con el dengue pero a causa del Síndrome Inflamatorio Multisistémico (PIMS por sus siglas en inglés), que es la respuesta inflamatoria sistémica, luego de sufrir el paciente pediátrico la infección aguda por covid-19. Sin embargo, no son iguales. 

En el estudio, Dengue: Un reto constante, autoría de la Dra. Florián junto con la Dra. Sonia Vargas y el Dr. Manuel Alvarado, publicado en la Revista Pediátrica de Panamá (2015), detallan que el dengue, “enfermedad infecciosa, sistémica y dinámica”, puede cursar en forma asintomática o expresarse con un espectro clínico amplio que incluye las manifestaciones clínicas graves y las no graves.

Luego del periodo de incubación, son tres sus fases descritas en el artículo: Febril, crítica y recuperación.

En la fase febril, se puede presentar fiebre alta, con una duración de 2 a 7 días “y suele acompañarse de enrojecimiento facial, eritema, dolor corporal generalizado, mialgias, artralgias, cefalea y dolor retro-ocular. Algunos pacientes pueden presentar odinofagia e hiperemia en faringe y conjuntivas. Los trastornos gastrointestinales como anorexia, náuseas, vómito y las evacuaciones líquidas, son comunes”.

En la fase crítica los signos de alarma son el resultado de un aumento significativo de la permeabilidad capilar (…) En algunos pacientes, cuando la temperatura desciende de 37,5 °C y se mantiene por debajo de este nivel en los primeros 3 a 7 días de la enfermedad, puede aumentar la permeabilidad capilar; paralelamente, se incrementan los niveles de hematocrito”.

En la fase de recuperación, “hay una mejoría del estado general, se recupera el apetito, mejoran los síntomas gastrointestinales, se estabiliza el estado hemodinámico y se incrementa la diuresis”.

Identificación temprana

En el artículo, Dengue: Un reto constante, los autores explican que aun cuando el dengue es una enfermedad transmisible, también es prevenible por lo cual se deben intensificar las medidas de prevención a nivel de la población general. 

En el ámbito de la atención médica, la clave es la identificación temprana “y la comprensión de los problemas clínicos durante las diferentes fases de la enfermedad”.

Una buena atención primaria, señalan los autores, no sólo reduce el número de hospitalizaciones innecesarias, sino que también salva la vida de los pacientes con dengue. 

“El tratamiento es relativamente simple, barato y muy efectivo para salvar vidas, siempre y cuando se hagan las intervenciones correctas y oportunas”.

Prevenir, tarea ciudadana

La OPS recuerda que en las Américas, es el Aedes aegypti el mosquito vector para el dengue, y está ampliamente distribuido en todo el territorio, con excepción de Canadá y Chile. Uruguay no tiene casos de dengue, pero sí el mosquito.

Por supuesto, este mosquito es el enemigo a vencer.

Una estrategia fundamental es evitar tener expuesta agua limpia, dentro y fuera de casa, en escuelas o en el trabajo, porque es el lugar donde el Aedes pone sus huevos.

Incluso, la OPS señala que los huevos de Aedes aegypti “pueden resistir las condiciones ambientales secas durante más de un año: de hecho, es una de las estrategias más importantes que la especie emplea para sobrevivir y propagarse”.

Recomendaciones:

  • Evitar la recolección de agua en recipientes al aire libre (macetas, botellas u otros recipientes que puedan recolectar agua) para que no se conviertan en lugares de reproducción de mosquitos.
  • Cubrir adecuadamente los tanques y depósitos de agua para mantener alejados a los mosquitos.
  • Evitar acumular basura.
  • Tirar la basura en bolsas de plástico cerradas.

Dato de interés, aportado por la OPS: El mosquito es más activo temprano y al anochecer, por lo cual son los períodos de mayor riesgo de picaduras.