Por: María Mercedes Armas (psicóloga)
La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
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Los problemas de salud mental en niños y adolescentes interfieren con su desarrollo normal y sus actividades cotidianas. Es un tema muy amplio pero aquí se incluyen los puntos básicos con el objetivo de informar y sensibilizar acerca de la importancia de detectar, lo más temprano posible, los trastornos de la salud mental en niños, niñas y adolescentes, a fin de poder atenderlos de la manera más adecuada y prevenir la complicación de dicho trastorno.
Tomando en cuenta de que la salud mental es el bienestar general en términos de lo que pensamos, sentimos y hacemos; un trastorno de salud mental se define como los patrones o cambios en alguno o varios de estos ámbitos, que causan sufrimiento y disminuyen la capacidad de funcionamiento.
Es una alteración clínicamente significativa de la cognición, la regulación de las emociones o el comportamiento de las personas, que comúnmente va asociado a angustia o a discapacidad funcional en otras áreas vitales importantes, perturban su capacidad de desenvolverse bien en el hogar, en la escuela o en otras situaciones sociales. Estos varían en su intensidad (leve, moderada, grave) y en su duración, ya que pueden abarcar un período o durar para toda la vida.
Los trastornos de salud mental en los niños se definen generalmente como retrasos o interrupciones en el desarrollo del pensamiento, en las conductas, en las habilidades sociales o en la regulación de las emociones adecuadas para la edad.
La mayoría de los trastornos mentales son provocados por una combinación de múltiples factores genéticos, hereditarios y ambientales. Los factores genéticos y hereditarios son un factor de riesgo para su aparición, aunque puede haber diferencias en el nivel de gravedad de los síntomas entre los miembros de la misma familia.
Entre los factores ambientales tenemos:
- Traumas: el maltrato físico, sexual y emocional durante la infancia produce un aumento en la probabilidad de tener un trastorno mental; así como los duelos o eventos naturales traumáticos.
- Abuso de sustancias: la exposición al tabaco, al alcohol y a las drogas ilegales tanto antes de nacer como en la infancia se ha asociado con el desarrollo de trastornos mentales, además de los trastornos o la adicción al consumo de sustancias.
- COVID y post COVID. Apartando las secuelas neurológicas en los niños que contrajeron COVID-19, el aislamiento implicó para los niños, niñas y adolescentes, la pérdida de tiempo valioso en las aulas de clase y en contacto con familiares y amigos; manejo de duelos traumáticos, pérdida de tiempo en la atención de trastornos ya existentes debido a las limitaciones y carencia de recursos; reforzó la dependencia a los dispositivos tecnológicos y al uso de RRSS, entre otros efectos nocivos. Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef: “Las consecuencias de la pandemia tienen un gran alcance, pero son sólo la punta del iceberg. Incluso antes de la pandemia ya había demasiados niños abrumados por el peso de una serie de problemas de salud mental a los que no se les había prestado atención”…”No se está dando suficiente importancia a la relación entre la salud mental y las consecuencias que se producen más adelante en la vida”.
- Uso de dispositivos tecnológicos y RRSS. El uso desmedido y sin análisis crítico de las redes sociales ha sido asociado con un incremento en la aparición de trastornos de sueño y de la alimentación, ansiedad, depresión, problemas de autoestima; irritabilidad, aislamiento, ideaciones suicidas, alejamiento de la vida real y de las relaciones familiares, fracaso escolar, entre otros. Según estudios realizados: Snapchat, Instagram, Twiter, Facebook y TikTok están asociadas con mayor ansiedad, depresión, soledad, peor sueño y una imagen corporal negativa. Los mayores peligros de las redes sociales para las personas menores de edad son el ciberbulling, grooming, sexting y adicción, los cuales, sin una adecuada educación en seguridad cibernética, les hace más vulnerables.
- Bullying o acoso escolar. Es la agresión utilizada para ejercer poder sobre otra persona, exponiéndolo a daños psicológicos o físicos de forma intencionada y reiterada por parte de una persona o de un grupo. Por lo general, esto sucede en las instituciones educativas y el acosador se aprovecha del, miedo de la víctima para conseguir intimidarlo mediante una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador. Esto puede incidir en el desarrollo de problemas psicológicos graves, que afectan directamente la salud mental de la víctima, la cual, en algunos casos recurre al suicidio como forma de terminar su sufrimiento.
Debido a que la infancia y adolescencia son periodos con muchos cambios, se hace difícil a veces identificar y comprender los trastornos de salud mental en estas etapas; lo cual genera retraso en el proceso de diagnóstico y tratamiento.
Algunos obstáculos para reconocerlos son:
- Los síntomas pueden variar según la edad de los niños.
- Ellos no pueden explicar claramente sus sentimientos o comportamientos.
- Aunque pueden padecer las mismas afecciones de salud mental que los adultos, los síntomas pueden ser diferentes.
- El estigma social asociado a la enfermedad mental.
- Resistencia de los padres al uso de medicamentos y el costo o las dificultades logísticas del tratamiento.
Seguiremos conversando acerca de cómo reconocer los signos de advertencia de los trastornos mentales en los niños y cómo puedes ayudar a tu hijo/a.
Por: María Mercedes Armas (psicóloga)