El cáncer de riñón o renal ocupa el tercer lugar en frecuencia de los tumores urológicos y representa aproximadamente el 3% de todos los tumores del organismo. Aparece entre la quinta y la séptima década de la vida, mayormente, y es más frecuente en el hombre que en la mujer
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI
La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid. Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia. Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)
El Día Mundial contra el Cáncer es una iniciativa global que se celebra cada 4 de febrero para aumentar la conciencia y dirigir a la sociedad hacia el conocimiento de la prevención y el control de esta enfermedad.
Este año el tema de la OPS es “por unos cuidados más justos”, con la intención de que se realice un llamado a nivel colectivo e individual, para que existan acciones dirigidas a mejorar la atención de calidad, incluyendo el tamizaje, detección temprana, tratamiento y cuidados paliativos.
En la región de las Américas, el cáncer es la segunda causa más frecuente de morbilidad y mortalidad, después de las enfermedades cardiovasculares. Se estima que 4,2 millones de personas fueron diagnosticadas en 2022 y 1,4 millones murieron por cáncer; y que aproximadamente, el 54% de los nuevos casos de cáncer y el 45,1% de las muertes ocurren en personas de 69 años o menos.
Cáncer de riñón o cáncer renal
El cáncer de riñón o renal ocupa el tercer lugar en frecuencia de los tumores urológicos y representa aproximadamente el 3% de todos los tumores del organismo. Aparece entre la quinta y la séptima década de la vida, mayormente, y es más frecuente en el hombre que en la mujer.
El carcinoma de células renales es el tipo de cáncer del riñón más común, representando más del 90% de los tumores malignos del riñón. La mayoría de los tumores renales se diagnostican en el transcurso de una revisión médica rutinaria, cuando el tumor todavía no ha provocado ningún síntoma: solo en menos del 10% de los casos, se encuentran otros síntomas como masas abdominales, sangre en la orina o dolor lumbar, que son síntomas generales e inespecíficos, lo que los hace difícil de diagnosticar. Sin embargo, la mayoría de estos tumores se diagnostican en etapas tempranas, pudiéndose conseguir la curación.
Tumores benignos (no cancerosos) del riñón
Algunos tumores del riñón son benignos, es decir que no hacen metástasis a otras partes del cuerpo, aunque pueden continuar creciendo y causar problemas. Los angiomiolipomas son los tumores benignos de riñón más comunes. Afectan con más frecuencia a las mujeres. Se pueden originar esporádicamente (al azar) o en personas que padecen de esclerosis tuberosa, una enfermedad genética que también afecta el corazón, los ojos, el cerebro, los pulmones y la piel.
Estos tumores están formados por diferentes tipos de tejido conectivo (vasos sanguíneos, músculos lisos, y grasa). Si no producen síntomas, una vez descubierto, se mantienen en vigilancia con estudios de imágenes para darle seguimiento.
Si producen algún síntoma, como dolor o sangrado, deberán ser evaluados para tratamiento quirúrgico.
Los oncocitomas son otra clase de tumores benignos del riñón que algunas veces pueden crecer bastante. Afectan con más frecuencia a los hombres, normalmente no se propagan a otros órganos y son muy raros.
Manejo de los tumores renales
Desde hace varios años se ha estado trabajando en minimizar la agresión quirúrgica y realizar cirugías de preservación de órganos. Este procedimiento lo realizan los urólogos, y los procedimientos han evolucionado de procedimientos abiertos, a laparoscópicos y a cirugías mínimamente invasivas por medio de robots asistenciales, como los Da Vinci, por ejemplo.
La cirugía es el tratamiento estándar para los tumores localizados en el riñón, consiguiendo tasas de curación superiores al 70%, y por encima del 90% en los tumores pequeños. Cada vez son más las cirugías electivas de preservación renal que se está realizando y esto es debido a varios motivos, como la mejoría en los estudios de imágenes, que han aumentado el número de cánceres renales descubiertos de manera incidental.
El hecho de diagnosticar tumores asintomáticos se relaciona con tumores de menor tamaño, estadios más bajos y mejor pronóstico.
Si el tumor es muy grande, deberá extirparse todo el riñón o realizar una nefrectomía total. En tumores pequeños y de bajo estadío, puede extirparse solo una parte del riñón o realizar una cirugía de preservación renal (o nefrectomía parcial), que aporta resultados similares a la nefrectomía radical o total. Se hace necesario ahorrar masa renal debido a la mayor esperanza de vida de las personas y con esto, a la necesidad de que los riñones se conserven hasta el final de la vida. Si es necesario realizar la extirpación total del riñón con un tumor, el otro riñón logrará realizar la función del riñón perdido si su función renal era normal.
Mediante biopsias renales por procedimientos de radiología intervencionista, se pueden descubrir tumores benignos de muchas lesiones consideradas a priori malignas. Esto ocurre del 10 al 15% de las lesiones sólidas o mixtas que se diagnostican en el riñón.
Si el tumor se encuentra en etapa avanzada, la cirugía puede ayudar a paliar los síntomas provocados por el tumor y, en algunos pacientes seleccionados se puede combinar con otros tratamientos como quimioterapia o inmunoterapia, tratamientos innovadores que se han desarrollado en los últimos años y que han conseguido mejorar la supervivencia y la calidad de vida.
Recomendaciones de prevención
El cáncer puede prevenirse y controlarse implementando estrategias para la prevención, tamizaje y detección temprana, tratamiento dirigido y cuidados paliativos. Los factores de riesgo modificables más comunes para el cáncer son comunes para muchas otras enfermedades no transmisibles, como el tabaquismo, que es el factor de riesgo más importante, aumentando en un 40% el riesgo de sufrir de cáncer de riñón; la baja ingesta de frutas y verduras; el alto consumo de alcohol y el sedentarismo o la baja actividad física, ya que la obesidad es otro factor de riesgo importante. Es importante practicar estilos de vida saludable para prevenir enfermedades crónicas, incluyendo algunos tipos de cáncer, como el de riñón.
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI