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Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las TablasMiembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

Las tendencias hacia el consumo de drogas llamadas recreativas, diferentes de las drogas medicinales o fármacos, pueden verse influenciadas por varios factores, incluidos aspectos culturales, sociales, económicos y legales. Varias sustancias se han asociado históricamente con el consumo de drogas recreativas. Cannabis, cocaína, anfetaminas, opioides, alucinógenos y sustancias sintéticas como la MDMA (éxtasis) se han consumido habitualmente en distintas partes del mundo y en los últimos años, ha habido una mayor atención a las cuestiones relacionadas con el uso indebido y el abuso de drogas por el aumento en el uso de las mismas.

Las campañas de salud pública, los programas educativos y las medidas legislativas tienen como objetivo abordar los desafíos asociados con el uso de drogas recreativas, incluido su impacto en la salud individual y el bienestar social.

Afectación de los riñones al usar drogas recreativas

El impacto de las drogas recreativas en la salud renal es una preocupación importante. Varias sustancias se han asociado con complicaciones relacionadas con los riñones, desde lesión renal aguda (IRA) hasta enfermedad renal crónica (ERC). Las respuestas individuales a las drogas recreativas pueden variar y las afecciones renales preexistentes u otros problemas de salud pueden aumentar la susceptibilidad al daño renal inducido por las drogas.

El daño al riñón suele ser el resultado de diferentes mecanismos, de manera individual o por el efecto sumatorio.

Algunas drogas, como la cocaína y las anfetaminas, pueden provocar un aumento de la actividad muscular, deshidratación y elevación de la temperatura corporal. La degradación del tejido muscular libera mioglobina en el torrente sanguíneo, lo que puede causar daño renal, y esto se conoce como rabdomiólisis. Ciertas drogas, incluida la cocaína, pueden causar vasoconstricción renal, lo que reduce el flujo sanguíneo a los riñones y aumenta el riesgo de lesión renal aguda.

Las drogas recreativas pueden causar deshidratación y desequilibrios electrolíticos, lo que genera una tensión adicional en los riñones. La deshidratación crónica puede ser causa del desarrollo de cálculos renales. Además, los efectos tóxicos directos de ciertas sustancias en los tejidos renales pueden contribuir al daño renal o nefrotoxicidad y los efectos secundarios relacionados, como mala nutrición y función inmune debilitada, también pueden afectar la salud renal.

Tipo de drogas y afectación renal

El consumo de cocaína puede provocar lesión renal aguda (IRA) debido a rabdomiólisis (destrucción del tejido muscular) y vasoconstricción renal. También puede contribuir al desarrollo de cálculos renales.

Las anfetaminas pueden causar deshidratación, hipertermia (aumento de temperatura) y aumento de la actividad muscular, lo que provoca rabdomiólisis y daño renal posterior. La MDMA (éxtasis) se ha asociado con lesión renal aguda y el uso crónico puede contribuir al daño renal a largo plazo.

El uso crónico de opioides (morfina, codeína, fentanilo), particularmente en presencia de otros factores de riesgo, puede contribuir al desarrollo de enfermedad renal crónica (ERC). El consumo de heroína puede provocar enfermedades renales, incluida la glomerulonefritis.

El impacto de la marihuana en la función renal es menos claro y los resultados de las investigaciones aún son escasos. Sin embargo, algunos estudios ya sugieren una posible asociación entre el consumo excesivo de marihuana a largo plazo y la disfunción renal. En los pacientes con insuficiencia renal crónica que usan marihuana de manera habitual pueden experimentar pérdida de la función renal más rápida que las personas que no la consumen.

El consumo crónico de alcohol puede contribuir al daño renal y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como la hipertensión. El alcohol inhibe la secreción de la hormona antidiurética secretada por la glándula pituitaria que se encargada de reabsorber agua por parte del riñón. La deshidratación y los desequilibrios electrolíticos causados ​​por el consumo de alcohol también pueden afectar la función renal.

Fumar disminuye el flujo sanguíneo hacia los riñones y a otros órganos. Además, altera la efectividad de los medicamentos que toman las personas para tratar la presión alta, una de las causas principales de la enfermedad renal en Panamá. La nicotina y a sus más de 4000 partículas tóxicas presentes en el humo, producen hipertensión glomerular, daño vascular y fibrosis intersticial, lo que se traduce en un daño histológico. Ciertos inhalantes, como el óxido nitroso, pueden causar hipoxia (falta de oxígeno) que puede afectar la función renal. En el caso de los cigarrillos electrónicos, los metales pesados presentes en el vapor y docenas de sustancias químicas, pueden acumularse en la sangre y en los órganos y causar daño, incluyendo disfunción renal y cáncer.   

Grupos de riesgo

Los adolescentes y adultos jóvenes suelen experimentar con drogas recreativas durante un período de exploración y formación de identidad. Factores como la presión de los compañeros, la curiosidad y el deseo de novedad pueden contribuir al aumento del consumo de drogas en este grupo de edad. Las sustancias comunes utilizadas por este grupo demográfico incluyen cannabis, alcohol, nicotina y drogas de fiesta como MDMA (éxtasis) o alucinógenos.

El entorno universitario puede exponer a los estudiantes a mayores oportunidades de experimentación con drogas. Los factores sociales, el estrés académico y la disponibilidad de sustancias contribuyen a tasas más altas de consumo de drogas entre los estudiantes universitarios. El alcohol, el cannabis y los estimulantes recetados (utilizados con fines no médicos) son sustancias comúnmente reportadas en los campus universitarios.

Los jóvenes profesionales pueden enfrentar factores estresantes relacionados con el desarrollo profesional, las responsabilidades financieras y el equilibrio entre la vida laboral y personal.

Algunas personas de este grupo pueden recurrir a las drogas recreativas como mecanismo de afrontamiento, el uso de estimulantes y el uso ocasional de drogas recreativas.

Los adultos de mediana edad pueden experimentar diferentes factores estresantes, como presiones relacionadas con el trabajo, responsabilidades familiares y crisis de la mediana edad. Algunas personas de este grupo de edad pueden recurrir a las drogas por diversos motivos, incluido el alivio del estrés o el escapismo, como el alcohol, medicamentos recetados y, en algunos casos, sustancias ilícitas.

Si bien el consumo de drogas es generalmente menor entre los adultos mayores, hay casos de consumo de sustancias en este grupo demográfico. Esto puede verse influenciado por factores como las condiciones de salud, los factores estresantes relacionados con la jubilación o el aislamiento social. El uso indebido de medicamentos recetados, incluidos los opioides y las benzodiazepinas, puede ser una preocupación entre algunas personas mayores.

Ciertas poblaciones vulnerables, como personas sin hogar, personas con trastornos de salud mental o personas involucradas en el sistema de justicia penal, pueden tener tasas más altas de consumo de drogas debido a una combinación de complejos factores sociales, económicos y relacionados con la salud.

Algunos estudios sugieren que ciertos subgrupos dentro de la comunidad LGBTQ+ pueden tener tasas más altas de uso de sustancias, posiblemente debido a factores como el estigma, la discriminación o las disparidades en la salud mental.

Educación y prevención

La relación entre el uso de drogas recreativas y la afectación renal es compleja, y diversas sustancias presentan diferentes riesgos. Las investigaciones, los esfuerzos de vigilancia y las iniciativas de salud pública son esenciales para comprender y abordar el panorama cambiante del uso de drogas recreativas y su impacto en la salud renal, ya que es un tema cada vez más frecuente en los pacientes evaluados.

Los esfuerzos para abordar el consumo de drogas suelen implicar una combinación de iniciativas de prevención, educación y tratamiento adaptadas a las necesidades específicas de los diferentes grupos de edad.

Las campañas de salud pública, la extensión comunitaria y el acceso a servicios de salud mental son componentes cruciales de estrategias integrales para reducir los daños asociados con el uso de drogas recreativas en diversos grupos demográficos.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI