La escritura, como herramienta terapéutica, nos permite reconocer y movilizar nuestras emociones, repasar y reelaborar procesos emocionales difíciles o traumáticos
Por María Mercedes Armas (Psicóloga)
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La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga. Egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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La palabra escrita es una forma de expresión tan válida como el lenguaje oral. La escritura se tiende a asociar o a limitar a los ámbitos académicos; sin embargo, recientemente se ha ido reconociendo su efectividad como herramienta de apoyo en los ámbitos psicoterapéuticos. Vamos a revisar algunas modalidades y las ventajas de la escritura utilizada con estos objetivos.
El hecho de escribir acerca de lo que pensamos, acerca de las decisiones que tenemos que tomar o simplemente de lo que sentimos a nivel emocional, nos permite enfocarnos en un acto de intimidad con nosotros mismos y expresar de manera libre y espontáneamente lo que llevamos internamente, sin necesidad de atender a las formalidades gramaticales, sino más bien a las necesidad de poder expresarnos y plasmar en el papel las vivencias internas.
El proceso del pensamiento es interno, solo nosotros podemos estar conscientes de lo que pensamos, sin embargo, con frecuencia los pensamientos están allí y no nos detenemos a “observarlos” y podemos caer en el círculo negativo de los pensamientos rumiantes. El poner afuera lo que pensamos, mediante el proceso de la escritura, nos ayuda a “vaciar” estos contenidos que, quizás al inicio, saldrán de manera desorganizada, pero que van tomando un sentido y una coherencia en la medida que el proceso de escribirlos nos ofrece la distancia necesaria para estar conscientes de estos contenidos.
Igualmente sucede con la expresión de las emociones a través de la escritura; ésta nos permite analizar un proceso que es puramente emocional, nos permite tomar la distancia necesaria para identificar y profundizar lo que sentimos, vincularlo a las vivencias que nos llevaron a ese estado emocional en particular y, por lo tanto, viene a constituir una experiencia integradora y de autoconocimiento.
De allí que la escritura, como herramienta terapéutica, nos permite reconocer y movilizar nuestras emociones, repasar y reelaborar procesos emocionales difíciles o traumáticos actuales o pasados y estar conscientes de los miedos que anticipamos sobre el futuro; liberando, de esta forma, nuestra energía a fin de redirigirla para acciones y soluciones más efectivas de las situaciones que nos afectan.
Algunos beneficios de la escritura con fines terapéuticos son:
- Nos permite asumir responsabilidad por nuestros pensamientos, emociones y conductas.
- Apoya a mejorar el estado de ánimo y a reducir el estrés asociado a algún tema en específico.
- Ayuda a clarificar y profundizar en los temas o situaciones no resueltas.
- Fomenta la búsqueda de información valida acerca de algún tema de interés o necesidad.
- Ayuda a afrontar situaciones difíciles.
- Tiene un efecto catártico.
- Nos ayuda a conocernos y a tomar en cuenta lo que pensamos y sentimos.
- Permite sacar afuera los contenidos que pueden llegar a convertirse en pensamientos rumiantes.
- Nos permite identificar diálogos internos desgastantes.
- Nos facilita reevaluar las circunstancias y organizar nuestro mundo interno.
- Nos permite ver la mejor perspectiva posible de lo que nos ocurre y considerar otros puntos de vista.
- Es gratuito y accesible para todo aquel que quiera utilizarlo.
Considero que usar la escritura de manera sistemática para expresarnos, tal como lo he planteado, viene a constituir una herramienta muy válida de autoapoyo y un factor de protección de nuestra salud mental y emocional. Hay formas un poco más estructuradas de usar la escritura con fines terapéuticos, de las cuales hablaremos en la próxima publicación.
Por María Mercedes Armas (Psicóloga)