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Dra. Hisvet Fernández

Hace más de 20 años, el Dr. Stuart Meloy, anestesiólogo, al investigar sobre el dolor, pudo interceptar los nervios que viajan desde los genitales femeninos, por la médula espinal, y encienden en el cerebro de las mujeres, fuegos artificiales.

Llegó a este descubrimiento por accidente y es que realmente el Placer Femenino ha sido la cenicienta de las investigaciones sobre la Sexualidad Femenina.

No es la dimensión placentera la que ha sido objeto de investigaciones, sino la dimensión reproductiva.

Es la función maternal de las mujeres la que ha interesado y movido las investigaciones.

Este especialista nunca se propuso estudiar los orgasmos, pero se tropezó con las estructuras nerviosas del Placer Femenino.

Estaba en el quirófano un día de 1998, implantando electrodos en la columna vertebral de una paciente para tratar su dolor crónico en la pierna. Cuando encendió la energía, “la paciente de repente dejó escapar algo entre un chillido y un gemido”.

Al preguntarle qué le pasaba, respondió: “Tendrá que enseñarle a mi esposo cómo hacer eso”.

Si una tercera parte de las mujeres en la consulta ginecológica se quejan de disfunción del orgasmo, el Dr Meloy pensó: ¿Podría esto ayudar potencialmente a las mujeres?

Comenzó un estudio piloto formal del dispositivo, implantándolo en la columna vertebral de once mujeres, algunas de las cuales nunca habían tenido un orgasmo.

Se les pidió que llevaran un registro de todas sus experiencias sexuales, se les permitió usar el dispositivo durante nueve días de manera libre.

En 2006 la revista Neuromodulation, informó que 10 de cada 11 de las pacientes sintieron una estimulación placentera del dispositivo, incluida una mayor lubricación vaginal.

Cinco de las mujeres habían perdido previamente la capacidad de tener orgasmos; cuatro lo recuperaron con el dispositivo. (La quinta nunca usó su dispositivo durante la prueba de nueve días).

El implante experimental, ahora registrado como Orgasmatron, coloca electrodos en el lugar correcto y parece interactuar con varias redes nerviosas, incluidos los nervios de la pelvis que ingresan a la carretera espinal cerca del coxis.

Estimular esos nervios dispara señales de placer directamente a la parte del cerebro que procesa la información que proviene de los genitales.

Las mujeres que han usado el dispositivo dicen que sienten como si su clítoris y vagina estuvieran siendo estimulados, con un efecto bastante realista, incluso informan episodios fugaces de contracción de los músculos del pie, sus músculos vaginales y rectales se contraen rítmicamente al ritmo de los pulsos, incluso antes del final orgásmico.

Este es un descubrimiento para construir caminos hacia la fuerza orgásmica completa de las mujeres y sirve para fortalecer las vías neuronales, lo que sería una especie de rehabilitación neuronal orgásmica para practicar nuevas habilidades orgásmicas que muchas mujeres han perdido bajo la influencia de la educación sexual, basada en represión sexual y negación del placer.

Creo que este descubrimiento demuestra la existencia de la capacidad placentera de las mujeres. Un cambio en la educación sexual podría activar estos nervios adormecidos.

Dra. Hisvet Fernández

Psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 

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