fbpx
Pixabay

Dra. Hisvet Fernández

Es asombroso conocer que el 37 % de las mujeres experimentan orgasmos mientras duermen, pero 35% aproximadamente no lo experimentan ni despiertas, durante la actividad sexual compartida en pareja.

Estas alcanzan el orgasmo según su orientación sexual: Mujeres heterosexuales 65%, Bisexuales 66% y homosexuales 86% lo que nos dice que parece que no necesitan a un hombre para tener orgasmos.

Por el contrario la presencia de estos parece ser un gran obstáculo para la mayoría de las mujeres.

Según un estudio realizado en Francia y Estados Unidos en 2005 por The Journal of Sexual Medicine in Obstetrics & Gynecology en 2008, las mujeres suelen tener placer sexual sin un orgasmo, entre el 16 y 21% pocas veces o nunca han experimentado un orgasmo con una pareja.

Otro estudio de 2017 publicado en Journal of Sex & Marital Therapy habla que sólo el 18% de las mujeres alcanza el orgasmo mediante penetración vaginal. El 82% restante, la gran mayoría, no lo consigue y necesita de estimulación del clítoris para lograrlo.

Una encuesta realizada por Archives of Sex Behavior en 2017 da como conclusión que el 50% de las mujeres finge el orgasmo, mientras que el 95% de los hombres heterosexuales asegura disfrutar de orgasmos.

Ahora bien ¿Qué es el orgasmo? El orgasmo es la descarga repentina de la tensión sexual acumulada, durante el ciclo de la respuesta sexual, resultando en contracciones musculares rítmicas en la región pélvica caracterizadas por el placer sexual, con una alta actividad cerebral comparable con una convulsión.

Con razón en Francia le llaman Le petite mort.

En ese mágico momento también aumentan la cantidad de oxígeno y nutrientes en el cerebro, de allí los beneficios que se le atribuyen para el cerebro.

La mayoría de los orgasmos femeninos provienen del clítoris y la evidencia científica dice que no existe algo como el orgasmo vaginal, pero muchas mujeres logran llegar al clímax del placer sexual con solo tocar sus pechos, con fantasías eróticas, incluso mientras se duermen.

Las mujeres pueden ser autogestionarias de sus orgasmos. Pero hay una gran mayoría que tienen obstáculos psicológicos para lograrlo. Obstáculos que se han erigido desde la educación sexual castrante, desde la ignorancia sobre sus cuerpos y sus genitales.

Es la barrera de la edificada subjetividad femenina.

Así cómo hemos hablado en artículos anteriores que las Estructuras fisiológicas del placer femenino son importantes para el disfrute del ejercicio sexual de las mujeres, el erotismo es también una parte vital de la sexualidad.

Nos referimos, con el término erotismo, al conjunto de estímulos sensoriales que exaltan e incentivan el deseo de cualquier acto sexual, conmigo-misma y/o compartido con otra persona. Estímulos que pueden estar presentes o pueden ser imaginados desde el pensamiento, fantasías, recuerdos e incluso ensoñaciones.

El erotismo tiene la virtud de ser una dimensión que logra integrar la respuesta sexual con todo el cuerpo, no sólo con los genitales, de allí su importancia para desarrollarlo y manifestarlo sin inhibiciones.

El erotismo en sus dos expresiones de la vida sexual de las personas, tanto el autoerotismo como el erotismo compartido en pareja, han sido borrados y reprimidos de la sexualidad tal como la hemos construido.

Se reprime sistemáticamente las expresiones auto-eróticas con la finalidad de impedir el encuentro con el placer, particularmente para las mujeres.

Desde niñas, nos disciplinan el cuerpo y nuestros “modales” para ser cuerpo para otros, inhibiendo nuestra capacidad de expresar y vivir nuestro placer por sí mismas condición para poder luego compartirlo.

Las mujeres llegan por lo general a su primer encuentro sexual compartido, sin la experiencia previa con su autoerotismo o masturbación y eso las mantienen en desventaja respecto a los varones.

Cuando han tenido experiencias masturbatorias por lo general, estas, están cargadas de culpas por el elemento de degradación de la sexualidad.

La educación sexual que recibimos es para que las mujeres se alejen del placer y solo se vean a sí mismas como madres. Cuerpo para otros no para sí mismas, maternidad como destino. Placer asociado con pecado o enfermedad.

Dra. Hisvet Fernández

Psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 

 [email protected]

psicohisvetfernandez