fbpx

Dr. Juan Ángel Carrillo

Existe relación y más de la que podemos imaginar.

La relación existente entre alimentación y Alzheimer se basa en la prevención y no en las causas.

Existe relación entre lo que comemos y la salud, entendiendo ésta no solamente como una ausencia de dolor o enfermedad, sino “un estado de completo bienestar físico, mental y social” de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS).


Si nos alimentáramos adecuadamente e hiciésemos algo de actividad física diaria, prácticamente no enfermaríamos. El 95% de las enfermedades tienen su origen en estos dos factores, ya sea por componentes tóxicos, malnutrición o lo que es más frecuente en occidente, una hipernutrición.

Así, la principal causa de muerte en países desarrollados, y por lo tanto en España, son las enfermedades isquémicas e infartos, ictus… y gran parte de éstas se podrían evitar si cambiásemos nuestros hábitos alimentarios.

Centrándonos en la mente, ésta juega un papel crucial en la salud y es la que manda en nuestro cuerpo. Si nuestra mente no tiene un estado óptimo de salud, seguramente va a afectar a cualquier otro órgano del cuerpo de forma negativa.

En cuanto al Alzheimer, se ha convertido ya en la pandemia del siglo XXI, debido principalmente a los inadecuados hábitos de vida y alimentación y al envejecimiento progresivo de la población (España ocupa el tercer puesto de países con mayor esperanza de vida).

Además, no sólo es importante por su aparición, sobre todo en personas de más de 65 años, edad a partir de la cual su prevalencia se dobla cada 5 años, sino por su carga social y de dependencia tan importante.

Otro dato que considero llamativo e importante es la incidencia en aumento en personas cada vez más jóvenes.

Los costes mundiales de la demencia han pasado a ser de más de 1,000 millones de euros en 2020 [1].

En cuanto a número de afectados, para 2050 se espera que ya haya superado el millón en España (se dobla cada 20 años).

Yo incidiría en la importancia de la prevención a través de la alimentación [2] como base para evitar, ralentizar o retrasar la aparición de la enfermedad, como demuestra este estudio de 2015 [3].

Una vez que la enfermedad ya ha iniciado, así como el deterioro cerebral y esa degeneración va en progreso, los signos de deterioro no se pueden revertir.

Como explico en mi libro GuíaBurros: Alimentación y Alzheimer, en pacientes con deterioro cognitivo leve de forma más palpable, y en estadios más avanzados en menor grado, una alimentación con alto contenido en frutas y verduras, con gran carga antioxidante, y alimentos como semillas vegetales o pescado azul, con gran cantidad de omega 3, van a ayudar a frenar el progreso de la enfermedad.,

El consumo de fruta y verdura de óptima calidad, y en la cantidad de 5 a 9 piezas de fruta y 400 gr. de verdura en crudo o mínimamente procesada, nos aporta la cantidad de antioxidantes necesarios para neutralizar los radicales libres responsables de que tengamos un desequilibrio en nuestro organismo entre ambos que provoca procesos de oxidación celular que dan lugar a un estrés oxidativo [4,5].


Las frutas y verduras aumentan el flujo cerebrovascular, provocando un aumento de la plasticidad sináptica y mejorando las conexiones entre neuronas [6] incluso provocando la neurogénesis (formación de nuevas neuronas) [7].

También aumenta la proteína CREB que interviene en los procesos de transcripción de un gen que interviene en los procesos de memoria
[8].

Si queremos mejorar la memoria, atención y otras funciones ejecutivas como la planificación, razonamiento, organización o toma de decisiones, recomiendo consumir frutas y verduras, especialmente frutos rojos como arándanos, frambuesas, moras, grosellas, uva roja o alimentos también de origen vegetal como té verde o cacao o también una copa de vino tinto [9,10].

Está en nuestra mano. Estamos a tiempo de cambiar, de prevenir. La alimentación nos puede ayudar. No existe tratamiento farmacológico efectivo para la enfermedad de Alzheimer.

No esperes a tener más edad para empezar a cuidar tu mente.

Fuentes:

  1. Wimo, A.; Guerchet, M.; Ali, G.-C.; Wu, Y.-T.; Prina, A.M.; Winblad, B.; Jönsson, L.; Liu, Z.; Prince, M. The worldwide costs of dementia 2015 and comparisons with 2010. Alzheimer’s & Dementia 2017, 13, 1-7.
  2. Airoldi, C.; La Ferla, B.; D’Orazio, G.; Ciaramelli, C.; Palmioli, A. Flavonoids in the treatment of Alzheimer’s and other neurodegenerative diseases. Current medicinal chemistry 2018, 25, 3228-3246.
  3. Zhu, N.; Jacobs, D.R.; Meyer, K.; He, K.; Launer, L.; Reis, J.; Yaffe, K.; Sidney, S.; Whitmer, R.; Steffen, L. Cognitive function in a middle aged cohort is related to higher quality dietary pattern 5 and 25 years earlier: the CARDIA study. The journal of nutrition, health & aging 2015, 19, 33-38.
  4. Afzal, M.; Redha, A.; AlHasan, R. Anthocyanins Potentially Contribute to Defense against Alzheimer’s Disease. Molecules 2019, 24, 4255.
  5. Folchetti, L.D.; Monfort-Pires, M.; de Barros, C.R.; Martini, L.A.; Ferreira, S.R.G. Association of fruits and vegetables consumption and related-vitamins with inflammatory and oxidative stress markers in prediabetic individuals. Diabetology & metabolic syndrome 2014, 6, 22.
  6. Joseph, J.A.; Shukitt-Hale, B.; Casadesus, G. Reversing the deleterious effects of aging on neuronal communication and behavior: beneficial properties of fruit polyphenolic compounds. The American Journal of Clinical Nutrition 2005, 81, 313S-316S.
  7. Karimipour, M.; Rahbarghazi, R.; Tayefi, H.; Shimia, M.; Ghanadian, M.; Mahmoudi, J.; Bagheri, H.S. Quercetin promotes learning and memory performance concomitantly with neural stem/progenitor cell proliferation and neurogenesis in the adult rat dentate gyrus. International Journal of Developmental Neuroscience 2019, 74, 18-26.
  8. Wang, J.; Ferruzzi, M.G.; Ho, L.; Blount, J.; Janle, E.M.; Gong, B.; Pan, Y.; Gowda, G.N.; Raftery, D.; Arrieta-Cruz, I. Brain-targeted proanthocyanidin metabolites for Alzheimer’s disease treatment. Journal of Neuroscience 2012, 32, 5144-5150.
  9. Williams, R.J.; Spencer, J.P. Flavonoids, cognition, and dementia: actions, mechanisms, and potential therapeutic utility for Alzheimer disease. Free Radical Biology and Medicine 2012, 52, 35-45.
  10. Bowtell, J.L.; Aboo-Bakkar, Z.; Conway, M.E.; Adlam, A.-L.R.; Fulford, J. Enhanced taskrelated brain activation and resting perfusion in healthy older adults after chronic blueberry supplementation. Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism 2017, 42, 773-779.

Dr. Juan Ángel Carrillo

Juan Ángel Carrillo es médico veterinario por la Universidad de Murcia y máster Internacional en Nutrición y dietética por la Universidad de Santiago de Compostela. Doctorando por la Universidad Católica San Antonio (UCAM) de Murcia en el grupo de investigación de Nutrición, estrés oxidativo y biodisponibilidad. Investigador en estudio de intervención nutracéutica para evaluar el efecto sobre la función cognitiva. Desde 2001 dirige Grupo GAM, un grupo de empresas con servicios de salud pública y seguridad alimentaria (www.gamsa.es). Es consultor y formador en este ámbito. Le encanta viajar, la ecología, el respeto por la vida, la familia y es un apasionado de la ciencia e investigación y ayudar a la gente.