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La celebración de Año Internacional de las Frutas y las Verduras (#AIFV​) y el Día de la fruta, para Centroamérica, Panamá y República Dominicana, es este 3 de mayo una fiesta gustosa que exalta la importancia de sentar a la mesa colores nutritivos y así, que el arcoíris siempre esté con nosotros.

A propósito de esta fecha, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en coordinación con aliados regionales, celebraron desde primeras horas, con el webinar Frutas y verduras, alimentos esenciales en tu dieta, con la participación del Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP), la Federación Latinoamericana de Mercados de Abastecimiento (FLAMA), la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), la Fundación Brotes y expertos de la FAO en seguridad alimentaria y nutricional.

Cabe recordar que este diálogo se celebra en el contexto del Año Internacional de las Frutas y Verduras 2021 (AIFV 2021) declarado por la Asamblea general de las Naciones Unidas en el año 2019, el cual se enmarca en el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición (2016-2025) y el Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar (2019-2028). 

El coordinador de FAO para Mesoamérica, Adoniram Sanches Peraci, destacó que a causa de la pandemia, con pérdida del poder adquisitivo de los hogares, los alimentos sanos han sido desplazados por dietas que contienen azúcares, grasas y sal.

Cinco coloridas razones en nuestras comidas

Yenory Hernández Garbanzo, especialista en nutrición de la FAO, detalló las “cinco razones para agregar más colores a nuestras comidas” y que las frutas y verduras se transformen en “un arcoíris en la vida”, colores que a su vez dan fuerza a la campaña de la FAO a favor de su consumo.

La meta: Lograr una nueva generación de niños y niñas que aprendan a amar y disfrutar las frutas y vegetales y este conocimiento, a su vez, les permita ser agentes de cambio en sus entornos y sistemas alimentarios locales. 

El cómo lograrlo, señala la especialista, parte de crear un entorno amable con su consumo.

A propósito, según cada color, expresó las buenas razones:

Rojo, primera razón, presente, por ejemplo, en tomates y fresas, expresan “todo lo bueno para el corazón”.

Verde, segunda razón, “mejoran nuestra relación con la naturaleza y con los alimentos”. 

Anaranjado, tercera razón, “son super alimentos que promueven una prosperidad creciente y en estos momentos de pandemia reflejan que el desperdicio no es una opción”. También cuando se opta por una comida saludable, se apoya a los agricultores familiares a vender sus productos. 

La especialista promueve hacer listas de compras, incluir frutas y verduras y, en esta labor, sumar a los niños.  

Amarillo, cuarta razón, porque simboliza “el sol radiante y nos recuerda que inspiran a la innovación, creatividad y aprendizaje integral”.

Azul, la quinta razón, presente en vegetales como remolachas y uvas, “refleja alianza, balanza y sostenibilidad”.

Hernández Garbanzo coloca un reto: Probar siempre una nueva fruta o vegetal.

Najla Veloso, coordinadora regional de alimentación escolar para América Latina y el Caribe de la FAO, reflexionó que la gran meta es insertar las frutas y verduras en la escuela y aprovechar que la mayoría de los países de la región cuentan con programas de alimentación escolar.

Define la escuela como “un espacio mágico; un planeta” que sirve de intercambio de información, conocimientos y acciones colectivas y, por supuesto, de impulso a los buenos hábitos alimentarios.

De esta forma, se propone que desde la escuela se promueva el acceso alimentos saludables, se cambien los hábitos y se impulse la economía local con la compra directa a los pequeños productores.

La escuela, subraya, es también un sistema alimentario, con distintos actores, repartidos en cuatro fases:

  • Planificación: Selección de los menús que serán consumidos y compra de géneros alimenticios.
  • Logística: transporte hasta la escuela, recepción de alimentos en las escuelas y almacenaje.
  • Preparación y oferta a los estudiantes: Incluye preparación, distribución y consumo.
  • Luego de la ingesta: Residuos y otras acciones.

Afirma que una de las tareas protagónicas en esta iniciativa también va de la mano con prevenir el desperdicio, lo cual se combate generando menús diseñados en función de la cultura local, que sean sabrosos, con buena apariencia y nutritivos.

De igual modo, garantizando condiciones adecuadas de transporte, aprovechamiento integral de los alimentos y acciones pedagógicas.

Otras recomendaciones

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FAO “recomiendan una ingesta diaria de al menos 400 gramos de frutas y verduras crudas o mínimamente procesadas, el equivalente a cinco porciones de 80 gramos cada una, con el fin de promover la buena salud y reducir el riesgo de varias enfermedades no transmisibles”.

De acuerdo con ambos organismos, contar con buena salud pasa por algunas de estas acciones:

“El consumo de una variedad de frutas y verduras ayuda a garantizar una ingesta adecuada de muchos de estos micronutrientes y compuestos. 

Reconocer cuáles son algunas frutas y vegetales de temporada, puesto que son mucho más baratas que las importadas. 

Visitar mercados de abasto, ferias libres y/o comunitarias, que ofrecen precios más convenientes. 

Planificar las comidas y compras, para saber cómo y cuándo aprovechar una gran variedad de frutas y vegetales, evitando sus desperdicios. 

Establecer huertos caseros o escolares para disfrutar de frutas y vegetales frescos, del patio directo a la mesa». 

Aclaran que las frutas y verduras, fuentes de vitaminas y minerales, no pueden solos en esta lucha por la buena alimentación: es necesario incluir todos los grupos de alimentos, “con las proporciones y balances adecuados”.

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