fbpx

Por: Hisvet Fernández

Hisvet Fernández es psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 
@psicosexualhisvetf 
 [email protected]
@psicohisvetfernandez

El gaslighting, como fenómeno psicológico, es una forma de abuso emocional que suele pasar inadvertido. Puede ocurrir en relaciones de pareja, familiares, en relaciones amistosas y en particular, de manera frecuente, en relaciones de dependencia de una persona respecto a otra.

Cuando vemos la realidad con lentes de género e interseccionalidad podemos identificar aquellas personas más vulnerables a este perverso abuso emocional.

La frecuencia mayor de gaslighting es contra las mujeres y se relaciona con su condición de género y la vulnerabilidad que representa para ellas el establecer relaciones de dependencia emocional, económica y social.

La construcción de la identidad femenina con el Núcleo del Cautiverio como seres para otros, naturaliza que las mujeres se autoperciban como seres en dependencia que necesiten el reconocimiento de otros y que todas las personas las perciban, también, de esa manera.

Esta naturalizado que sobre las mujeres las otras personas actúen para manejar sus vidas, indicarles cómo comportarse y presionarlas para que actúen y sean como el estereotipo de feminidad que impone la cultura patriarcal: obedientes y sumisas. Pero cualquier persona puede ser víctima de este abuso en medio de relaciones que las colocan en situaciones de vulnerabilidad.

Particular atención debemos poner a la situación que viven las mujeres con discapacidades y problemas de salud, y más cuando son enfermedades raras, pocos frecuentes, huérfanas y desconocidas.

El abuso suele ser ejercido en estos casos en particular, por la familia, personal de salud (medicina, enfermería), organizaciones de apoyo, individualidades que pretenden ayudarlas e incluso grupos religiosos con prácticas de fanatismo.

A las víctimas se les brinda algún apoyo, que tanto necesitan, pero se pretende a cambio controlar sus vidas y que obedezcan a todos los criterios de su abusador/a. Si no obedecen les quitan la ayuda y las dejan caer. Muestra de la perversidad.

Las personas víctimas de alguien que aplique este tipo de abuso, suelen sentirse inseguras, ansiosas, confundidas o incluso deprimidas. Incrementan sentimientos de culpa, de poca valía, de autoestima negativa y las dudas respecto a sus condiciones y a su salud mental.

Si bien hay diversas formas de manipulación psicológica, esta forma de abuso emocional o gaslighting es una de las más perversas ya que su intención y objetivo, es la manipulación de la víctima con el patrón de abuso de hacer que la víctima dude de su propio criterio, al cuestionar la realidad de su propia percepción, su juicio o memoria e incluso de su salud mental y, en el caso de enfermedades raras, de sus síntomas.

Cuando una persona es víctima de gaslighting o abuso emocional es muy importante reconocer que son situaciones que se le escapan de su control y hay que ayudarlas a entender que el problema radica en la persona abusadora y que debe tomar distancia de ella. Cuando se piensa y actúa para que la víctima sienta que es responsable en alguna medida de lo que le sucede, la estamos revictimizando y aumentando su sentimiento de culpa.

No se puede ver a simple vista el dolor emocional de quien padece este abuso que suele ser verbal y psicológico, pero es una situación que hiere muy profundamente a quienes lo padecen. Las víctimas están atrapadas en la manipulación y las amenazas de desacreditarlas y exponerlas y no saben cómo salir de ese círculo de violencia y abuso para pedir ayuda.

Hay tres etapas clásicas que vive la víctima en el gaslighting:

1. Sentirse muy valorada, querida y protegida por la otra persona ya que esa persona abusadora es experta en hacer sentir a sus víctimas muy bien, para que se sientan felices en esa relación. Vive una etapa de idealización de quien será su verdugo/a.

2.  Luego que la víctima siente que es lo mejor y la más buena, pasa a ser catalogada de lo peor, de ser incapaz, y mala, el cambio es tal, que  queda totalmente aturdida y desorientada. Comienza a ser devaluada por quien le aplica el gaslighting.

3. Y finalmente la persona abusadora descarta a su víctima, la deja caer, la deshecha y la somete a la desesperación por perder a quien le “daba tanto reconocimiento” y representó su apoyo, su seguridad y deja de creer en sí misma. De esta forma se completa el círculo de abuso o gaslighting, para que, en muchos casos, se repita el ciclo de nuevo.  

Las víctimas deben tener presente que deben escuchar sus dudas y darle atención a ese sentimiento, de que algo anda mal, porque las conductas y palabras de la persona abusadora no le encajan.

Darse cuenta que al ser persona con su forma de pensar y ser, esos pensamientos son válidos. Reconocer que tienes valores, puedes enfrentar la verdad y no caer en aceptar falsos testimonios, cuando sabes que alguien está mintiendo y manipulando de manera perversa, para hacerte daño.

Hay que romper el silencio y dejar escuchar las voces de las víctimas.

Hisvet Fernandez