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Por: Joselyn Figueredo | Fotos:  Cortesía Milagros Fernández Publicado en el número 29 de la revista Bitácora del IVIC

Descubierta por Warren y Marshall en el año 1983 como una bacteria espiral, gram negativa, microaerofílica, flagelada, productora de ureasa, que coloniza la mucosa gástrica del ser humano, H. pylori es considerada el principal agente implicado en la aparición de gastritis crónica, duodenitis, úlcera gástrica y úlcera duodenal, linfoma de MALT y cáncer gástrico

Distribuida a nivel mundial, H. pylori se ha convertido en una de las bacterias más preocupantes, por ser un microorganismo causante de diversas enfermedades gastrointestinales y además reconocida como agente carcinógeno tipo I. Se estima que la infección afecta a más del 50 % de la población mundial, con mayor impacto en los países en vía de desarrollo, posiblemente relacionado a las condiciones de vida.

Venezuela presenta una alta prevalencia de infección por H. pylori, con mayor repercusión en los estados andinos, especialmente en la población de Mucuchíes del estado Mérida. Esta población presenta 75 % de infección asociada al consumo de agua potable y una alta incidencia de cáncer gástrico.

Un estudio realizado por investigadoras del IVIC, en áreas destinadas a la agricultura de esta localidad de los Andes Venezolanos, encontró  que “las aguas empleadas en el riego de cultivos de vegetales mostraron tratamiento deficiente, indicios de contaminación fecal y números elevados de bacterias entéricas y H. pylori”, destacó la investigadora Milagro Fernández, del Centro de Ingeniería de Materiales y Nanotecnología del IVIC, quien participó en el proyecto para evaluar la infección por H. pylori, determinar patologías gástricas y su correlación con la presencia de agroquímicos en aguas de consumo humano en dicha población.

Aguas tratadas para riego podrían ser fuente de infección

Aún cuando se ha determinado ampliamente la gran adaptación de esta bacteria para adherirse a la mucosa y al epitelio gástrico, resulta difícil establecer que sea su único nicho ecológico. H. pylori es uno de los patógenos acuáticos emergentes más preocupantes, por su complejidad al determinar la ruta de transmisión. En tal sentido y sobre la base de evidencias microbiológicas, se han planteado diversos reservorios y vías de transmisión, como los alimentos y el agua.

El impacto ocasionado ante la contaminación con agroquímicos ha sido bien descrito por su rol en el deterioro de los ecosistemas acuáticos y consecuencias a la salud de las personas, debido al consumo y uso de aguas contaminadas. Por ello, existen regulaciones establecidas en la Ley de Salud Agrícola Integral, en materia de calidad de aguas a nivel local y mundial, considerando valores máximos permitidos de concentraciones de estos agroquímicos en el vital líquido, con el fin de garantizar su consumo seguro.

A nivel agrícola, Mérida es uno de los principales estados productores de ajo y papa, rubros que se han visto amenazados por plagas como la polilla guatemalteca en el caso de la papa y el hongo Sclerotium cepivorum en el ajo. Estas plagas representan el azote de mayor inquietud para los productores de la localidad, quienes hacen uso de los agroquímicos para continuar con los mismos niveles de producción y calidad en los cultivos.

“Sin embargo, en estas regiones de alta productividad agrícola, con elevada prevalencia de infección por H. pylori y patologías gastrointestinales severas como el cáncer gástrico, es urgente el monitoreo frecuente y sistemático de la calidad del agua para consumo humano, incluyendo análisis de metales pesados y otros compuestos químicos derivados de los plaguicidas, en conjunto con indicadores microbiológicos y H. pylori. Todo esto con el objeto de identificar las fuentes de contaminación química o fecal de las aguas que permitan adoptar medidas oportunas en la prevención, control y tratamiento de enfermedades e infecciones causadas por patógenos humanos, a fin de avalar la salud de la población”, acotó Fernández.

Adicionalmente, la investigadora confirmó que las fuentes de agua estudiadas en Mucuchíes durante el período 2013-2015 eran inadecuadas para consumo como agua potable y uso en riego de vegetales, demandando métodos de tratamiento efectivos para su desinfección y para el control de las altas tasas de infección y reinfección por H. pylori

“A nivel mundial, se han reportado localidades con alta prevalencia de este patógeno asociado con el consumo de vegetales crudos en conjunto con otras variables clínicas, higiénico-sanitarias y socioeconómicas de la población”; sin embargo, se han realizado muy pocos estudios a nivel regional para proponer que ésta sea la principal fuente de infección de H. pylori. Por ello, es necesario realizar análisis más exhaustivos que persigan evaluar esta bacteria en un mayor número de muestras de aguas de riego de vegetales, en distintas localidades geográficas expuestas a diferentes grados de contaminación y considerando otras variables ambientales y epidemiológicas”, determinó la investigadora Milagro Fernández.

Por otra parte, el estudio realizado entre los investigadores del IVIC en colaboración con médicos gastroenterólogos del Hospital Universitario de Los Andes, evaluó por primera vez en fuentes de agua la isla de patogenicidad CagA, uno de los principales factores de virulencia de H. pylori predisponentes a cáncer gástrico, mediante la estandarización de las técnicas Hibridación Fluorescente “in situ” (FISH) e Inmunohistoquímica, “representando una contribución al conocimiento de los mecanismos de transmisión ambiental de esta bacteria, los riesgos potenciales a la salud pública por el consumo de aguas sujetas a contaminación, entre otros factores asociados con su elevada prevalencia en poblaciones susceptibles de los Andes venezolanos, como modelo de estudio para otras regiones con condiciones socio-económicas y de salubridad similares”.

Mecanismo de transmisión

El mecanismo de transmisión continúa siendo muy controversial en el ámbito científico, debido a la dificultad para cultivarle, aislarle e identificarle a partir de reservorios ambientales.

Teniendo en cuenta los sitios donde se aloja la bacteria en el humano, se han propuesto como modalidades de transmisión las rutas fecal-oral (transmisión mediante fuentes de agua o alimentos contaminados con heces infectadas), oral-oral (transmisión de persona a persona, a través de la saliva), gástrica-oral (modalidad típica de transmisión en la infancia, por vómitos contaminados) y gástrica-gástrica (transmisión por procedimientos endoscópicos), presentando la fecal-oral y la oral-oral las mayores evidencias.

“En comparación con bacterias contaminantes y otras que forman parte de la microbiota de los ecosistemas acuáticos, entre otras muestras ambientales, H. pylori se considera un microorganismo fastidioso, por tener un cultivo más lento y con mayores requerimientos nutricionales”.

“Por su capacidad de adoptar una morfología poco identificativa del estado viable no cultivable (VNC), en respuesta a condiciones ambientales adversas, no es posible demostrar la bacteria por los métodos de cultivo convencionales, a pesar que ésta puede mantener sus funciones metabólicas celulares. Este mecanismo de adaptación y evolución bacteriana, puede ser una de las principales razones por la cual no se conoce con exactitud su transmisión fuera del hospedador humano”, detalló la investigadora del Centro de Ingeniería de Materiales y Nanotecnología del IVIC.

Recomendaciones a la comunidad

Teniendo en cuenta que este patógeno se encuentra presente y con el fin de prevenir o minimizar el riesgo de adquirir esta infección a través de aguas o vegetales contaminados con H. pylori, la investigadora Milagro Fernández recomienda:

  1. Tratamiento del agua de consumo humano a nivel municipal y doméstico por dos o más métodos de potabilización como filtración, cloración, ozono, irradiación ultravioleta, hervido, entre otros. Así mismo, tratamiento de las aguas empleadas para el riego de vegetales.
  2. Lavar los vegetales con agua potable y evitar el consumo de vegetales crudos, debido a que H. pylori y otros patógenos resisten a la aplicación variable de desinfectantes domésticos, principalmente vinagre, cloro y limón.
  3. Proteger los humedales y nacientes de los ríos de entradas de contaminación fecal y agroquímicos.
  4. Mantenimiento de tuberías y tanques de agua potable en el ámbito municipal y residencial para prevenir la entrada de contaminantes al sistema de distribución de aguas, biocorrosión, formación de biopelículas y proliferación de H. pylori, entre otros microorganismos patógenos.
  5. Monitoreo sistemático de la calidad microbiológica y fisicoquímica del agua para consumo humano y cultivo de vegetales, principalmente en las regiones de alta productividad agrícola.
  6. Mantener vigilancia epidemiológica a través de programas de pesquisa y seguimiento de casos diagnosticados y tratados por infección con H. pylori.

De igual modo, estudiar en cuerpos de agua de zonas agrícolas la presencia de residuos de agroquímicos convencionales y otros productos no convencionales empleados en el control de plagas de cultivos. Así mismo, determinar la presencia de estos compuestos en la población, a fin de establecer si existe o no intoxicación crónica de los habitantes y su correlación con patologías gástricas e infección por H. pylori.

Por: Joselyn Figueredo | Fotos:  Cortesía Milagros Fernández Publicado en el número 29 de la revista Bitácora del IVIC
Ver publicación original en la revista Bitácora:
https://bit.ly/3GMXzNq
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Bitácora es una revista de referencia científica en Venezuela, producida por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)